Según MacKenna,
nuestra especie es, en gran medida, el resultado del intercambio de influencias
recíprocas con ciertas plantas que producen intensos efectos sobre la
mente. Señala este autor que algunas de
las sustancias contenidas en ellas tienen un efecto muy específico en las
capacidades humanas. Un ejemplo es la psilocibina, un agente activo del teonanacatl
y otros hongos, que “provoca un impacto profundamente catalítico en el impulso
lingüístico.”.
Los individuos o
comunidades que consumían el hongo lograban una mejor comunicación a través del
lenguaje. Aquellos o aquellas que no lo hacían se encontraban en franca
desventaja. De a poco las poblaciones consumidoras, que a su vez eran los
grupos más aptos para el lenguaje simbólico, lograron una predominancia sobre las
no consumidoras.
Henry Munn
argumentó en ese sentido en su trabajo “Los hongos del lenguaje”. Sostiene
Munn:
“El lenguaje es
una actividad extásica de significación. Intoxicado por los hongos, la fluidez,
la facilidad, las expresiones apropiadas que uno puede desarrollar son tales,
que uno se assombra por las palabras que emergen del contacto entre la
intención de articulación con la materia de la experiencia. La espontaneidad
que liberan los hongos no es solo de percepción, sino lingüística. Para el shaman,
es como si la existencia misma estuviera expresándose a través de él..”
La amanita
muscaria, un conocido hongo que crece en los bosques templados y fríos de
Eurasia también provoca reacciones de intensa actividad y locuacidad.
La ingestión de ayahuasca
(infusión de la planta amazónica Banisteriopsis caapi) produce un significante
aumento de la acuidad sensorial, visual, auditiva y olfativa.
Tanto la
ayahuasca como el teonanacatl y la amanita muscaria se adaptan muy bien a la
fisiología humana, son relativamente inocuos y no producen adicción. En ambos casos el impacto en la
psicoactividad es muy intenso, pero sus efectos secundarios son escasos y poco duraderos.
Existen
numerosas especies vegetales con propiedades sicoactivas parecidas a la ayahuasca,
a la amanita muscaria o al teonanacatl. Su influencia varía de acuerdo a las
especies, las variedades, e incluso el lugar donde crecen. Algunas de estas
plantas han sido utilizadas como fuente de conocimiento por miles de
generaciones. Es probablemente a través de ellas que llegan a la conciencia
individual y social ideas o información que vienen siendo procesadas y
compartidas por las comunidades humanas desde tiempos muy antiguos.
Muchas
sociedades tradicionales centraron sus actividades en la ingestión o
utilización de estas sustancias. Esta consideración especial llevó a que se las
considerara sagradas y que su uso o consumo constituyera una parte esencial de
los sistemas religiosos y espirituales. Siguiendo la terminología utilizada por
Jacques Mabbit, las denominamos “Plantas Maestras”.Reproducido de "Pueblos, Drogas y Serpientes", D.Anton, Piriguazù Ediciiones
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