martes, 9 de enero de 2018

Las plantas y el lenguaje

Según MacKenna, nuestra especie es, en gran medida, el resultado del intercambio de influencias recíprocas con ciertas plantas que producen intensos efectos sobre la mente.  Señala este autor que algunas de las sustancias contenidas en ellas tienen un efecto muy específico en las capacidades humanas. Un ejemplo es la psilocibina, un agente activo del teonanacatl y otros hongos, que “provoca un impacto profundamente catalítico en el impulso lingüístico.”.
Los individuos o comunidades que consumían el hongo lograban una mejor comunicación a través del lenguaje. Aquellos o aquellas que no lo hacían se encontraban en franca desventaja. De a poco las poblaciones consumidoras, que a su vez eran los grupos más aptos para el lenguaje simbólico, lograron una predominancia sobre las no consumidoras.
Henry Munn argumentó en ese sentido en su trabajo “Los hongos del lenguaje”. Sostiene Munn:
“El lenguaje es una actividad extásica de significación. Intoxicado por los hongos, la fluidez, la facilidad, las expresiones apropiadas que uno puede desarrollar son tales, que uno se assombra por las palabras que emergen del contacto entre la intención de articulación con la materia de la experiencia. La espontaneidad que liberan los hongos no es solo de percepción, sino lingüística. Para el shaman, es como si la existencia misma estuviera expresándose a través de él..”  
La amanita muscaria, un conocido hongo que crece en los bosques templados y fríos de Eurasia también provoca reacciones de intensa actividad y locuacidad.
La ingestión de ayahuasca (infusión de la planta amazónica Banisteriopsis caapi) produce un significante aumento de la acuidad sensorial, visual, auditiva y olfativa.
Tanto la ayahuasca como el teonanacatl y la amanita muscaria se adaptan muy bien a la fisiología humana, son relativamente inocuos y no producen adicción.  En ambos casos el impacto en la psicoactividad es muy intenso, pero sus efectos secundarios son  escasos y poco duraderos.
Existen numerosas especies vegetales con propiedades sicoactivas parecidas a la ayahuasca, a la amanita muscaria o al teonanacatl. Su influencia varía de acuerdo a las especies, las variedades, e incluso el lugar donde crecen. Algunas de estas plantas han sido utilizadas como fuente de conocimiento por miles de generaciones. Es probablemente a través de ellas que llegan a la conciencia individual y social ideas o información que vienen siendo procesadas y compartidas por las comunidades humanas desde tiempos muy antiguos.
Muchas sociedades tradicionales centraron sus actividades en la ingestión o utilización de estas sustancias. Esta consideración especial llevó a que se las considerara sagradas y que su uso o consumo constituyera una parte esencial de los sistemas religiosos y espirituales. Siguiendo la terminología utilizada por Jacques Mabbit, las denominamos “Plantas Maestras”.
Reproducido de "Pueblos, Drogas y Serpientes", D.Anton, Piriguazù Ediciiones

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