Una historia de vida que cambiò muchas cosas en el mundo: Alexander Graham Bell
El científico e inventor que construyó y patentó
el aparato telefónico con trascendencia histórica había nacido en Edimburgo,
Escocia, el 3 de marzo de 1847.
Alexander Bell fue un joven particularmente
inteligente y con gran inventiva. A los 12 años
construyó una máquina simple para descortezamiento de granos que operó
exitosamente por muchos años. Aprendió a tocar el piano sin profesor y a
practicar la ventriloquía para entretener a sus amigos y familiares.
Debido a las sorderas de su madre y hermana
elaboró un lenguaje de signos para poder comunicarse con ellas.
A la edad de 16 años, Bell logró ser contratado
como aprendiz de docente de locución y música en la Weston House Academy, en
Elgin, Escocia.
Más tarde continuó experimentando en acústica
concentrándose en un proyecto de trasmisión de sonido por medio de la electricidad.
A partir de 1870 la familia se mudó a Canadá,
instalándose en una huerta a orillas del Grand River, cerca de la ciudad de
Paris en la provincia de Ontario.
Bell utilizó el garaje para su taller y continuó
trabajando en temas de acústica, en
particular relacionados con la voz humana.
Se adaptó rápidamente a su nuevo hogar, y más
cuando se dio cuenta que del otro lado del río, en Onondaga, había una reserva
iroquesa (Reserva de las Seis Naciones).
Allí aprendió la lengua Mohawk traduciéndola al
lenguaje de señas que había elaborado cuando estaba en Gran Bretaña.
Por su trabajo fue distinguido como jefe honorario
por la comunidad nativa, participando en ceremonias y danzas, en las cuales
utilizó las vestimentas tradicionales mohawk.
En 1872 se trasladó a Boston, EEUU donde
estableció una escuela para sordos y personas con dificultades de audición.
Uno
de sus alumnos más conocidos fue Helen Keller, quien se aproximó a Bell como
una niña que era incapaz de ver, oir o hablar que como se sabe logrò sobreponerse a estas limitaciones debido a la dedicaciòn de su maestra Anne Sullivan. Tiempo despùès Keller diría que Bell
dedicó su vida a la penetración del silencio inhumano que separa algunas
personas.
En el año siguiente Bell fue designado profesor de Fisiología Vocal y Locución en la Universidad de Oratoria de Boston.
En el año siguiente Bell fue designado profesor de Fisiología Vocal y Locución en la Universidad de Oratoria de Boston.
Los esfuerzos de Bell, que se orientaron a
desarrollar un aparato para trasmitir la voz humana fueron estimulados por el
Director del Smithsonian Institute, Joseph Henry. Bell no poseía los
instrumentos ni los conocimientos sobre electricidad necesarios para aplicar su
modelo, pero logró la colaboración de Thomas Watson un diseñador con
experiencia en el tema. La patente cubría “El método, y el aparato para la
transmisión de sonidos vocales u otros telegráficamente... causando
ondulaciones eléctricas, similares en forma a las vibraciones del aire que
acompañaba el sonido vocal u otro dicho”
A tres días de la publicación de la patente Bell
realizó experimentos con un transmisor de agua mezclado con ácido, utilizando
un diafragma y una aguja que vibraba en el agua y permitía variar la
resistencia en el circuito. Con ese método, Alexander Bell pudo pronunciar la
famosa frase “Señor Watson, venga aquí, quiero verlo” (Mr Watson, come here, I want to see you),
que fue oída claramente por Thomas Watson en una habitación vecina. Este
episodio inauguró una nueva época en la historia de las comunicaciones.
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