lunes, 9 de mayo de 2016

Los Emiratos: del lujo ostentoso a la esclavitud moderna



La obscenidad de la riqueza desmesurada

D.A.
Las cosas han cambiado en los emiratos del Golfo desde los tiempos de los buceadores de perlas.
La causa fue la afluencia de recursos financieros debido a la explotación de los yacimientos de hidrocarburos locales.
Las pequeñas aldeas de pescadores tradicionales, que apenas tenían unos centenares o unos pocos miles de personas, se transformaron en modernas urbes con cientos de miles e incluso millones de habitantes.
El Emirato de Dubai, que era una minúscula comunidad a principios del siglo XX, tiene hoy 2,300,000 habitantes en una superficie de 4,100 km2, Abu Dhabi posee una población de 870,000, Sharjah  700,000 y Bahrein 700,000, muy superior a las escasas dimensiones de dichos poblados en tiempos pasados.  Las ciudades de hoy son urbes construidas con abundantes recursos, gran desarrollo edilicio y audaces proyectos que requirieron grandes inversiones. El caso de Dubai es sintomático. En este emirato se encuentra el edificio más alto del mundo (Borj Khalifa con 828 metros), el Centro Comercial más grande del planeta (Dubai Mall), la fuente más caudalosa (Dubai Fountain), extensas islas artificiales (Palm Jumeirah y World Islands), se sostiene que allí está el “único” hotel siete estrellas que existe en el mu (Burj el Arab), así como un metro y numerosas avenidas, canales y puentes. Uno se pregunta como se ha podido llegar a esa extravagancia despilfarradora a partir de aquel modestísimo comienzo.
La respuesta reside en el hecho de que Dubai se encuentra en el corazón de la región de producción petrolera más importante del mundo. Su posición geopolítica y geográfica le ha permitido concentrar los excedentes financieros recaudados por los países vecinos y los propios mediante hábiles estrategias de marketing a nivel regional y mundial. Sin llegar al extremo de Dubai, otros emiratos y ciudades del Golfo también han establecido proyectos urbanísticos, comerciales e industriales especialmente onerosos. Para poder llevar a cabo estos proyectos la región ha podido contar con abundante mano de obra barata proveniente de países densamente poblados y pobres de Africa y Asia, como India, Nepal, Pakistán y Filipinas.
A pesar de esa aparente riqueza, los trabajadores que construyeron y trabajan en Dubai, Abu Dhabi, Kuwait y otras ciudades del Golfo se encuentran a menudo en condiciones de semi-esclavitud. Con contratos de larga duración, condiciones de trabajo muy duras, con parte de sus remuneraciones y sus pasaportes retenidos se transforman en rehenes virtuales de una situación de la que no pueden escapar. En el Golfo Pérsico la esclavitud ha adoptado nuevas formas pero no se ha extinguido totalmente.
Extraido de Crónicas de la Peripecia Humana, D.Antón, PiriGuazú Ediciones.



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