La Gran Nación tupi-guaraní
La gran nación
tupí-guaraní, se extendía a través de las selvas tropicales y subtropicales del
este y sureste del continente sudamericano. Recibía el nombre de “guaraní” en
las regiones surorientales (actuales estados de Sao Paulo, Paraná, Santa
Catarina y Mato Grosso do Sul, en Brasil, en Paraguay oriental y en las
provincias actuales de Misiones y Corrientes en la Argentina y con la
denominación de “tupí” a lo largo de la costa atlántica de Brasil ocupando
el territorio litoral en forma discontinua hasta la desembocadura del río
Amazonas.
Si bien es difícil
estimar la población total tupí-guaraní con precisión, es muy probable que
constituyeran varios millones, tal vez más de diez.
Estaba formada por
muchas naciones locales, algunas de las cuales eran muy numerosas.
Los tupinambá, que
habitaban amplios sectores costeros, fueron los mejores descriptos por los
invasores portugueses. De su lengua se derivó la "lingua geral"
que fue el idioma dominante en la sociedad brasilera hasta mediados del siglo
Xix.
Otros pueblos
tupi-guaraníes de densa población eran los carios, que habitaban la banda
oriental del río Paraguay, los “chiriguanos” (o «ava guaraníes») de las
laderas orientales y pie de monte del macizo altiplánico, los guaraníes del
delta del Paraná (chandules), los tupinikin y potiguaras de la costa
nororiental del Brasil actual, los cocamas, los ñengatús y los omaguas
amazónicos, entre otros.
Las comunidades
tupí-guaraníes vivían en aldeas constituidas por varias malocas (viviendas
colectivas), que se utilizaban por años hasta que las termites u otras causas
de degradación determinaban su abandono. En ese momento se mudaban a otro
lugar, donde establecían una nueva aldea y “abrían” nuevos cultivos en claros
abiertos en la selva (rozas). Las zonas “abandonadas” se reintegraban
gradualmente al entorno selvático.
Las malocas
tupí-guaraní, eran casas de gran tamaño, alojaban varias decenas de personas de
un conjunto de familias “extendidas”, que dormían en hamacas en un mismo
ambiente.
Desde el punto de vista
productivo, eran pueblos que plantaban, pescaban, recolectaban y cazaban,
navegaban los ríos, las lagunas y las aguas de la costa con largas
canoas construidas a partir de grandes troncos ahuecados.
Los tupí-guaraníes eran
naciones guerreras y periódicamente se enfrentaban con sus vecinos, dando lugar
a numerosos conflictos bélicos entre comunidades. Las guerras provocaban muchos
muertos, generalmente varones, que perecían en las acciones propiamente dichas,
o luego de ser hechos prisioneros, ejecutados e ingeridos ritualmente. La falta
de varones favorecía las prácticas poligámicas, que se traducían en que los
jefes y personas de poder , pudieran elegir segundas o terceras esposas,
divorciándose de sus primeras mujeres. A su vez las viudas o esposas
divorciadas, solían juntarse con jóvenes a quienes instruían en la vida de
pareja.
La cultura guaraní
tradicional era (y aún es) profundamente espiritual. Se manifiesta
principalmente a través de su “modo de ser”, su ñande reko, expresión
completa de su identidad, que puede ser ñande reko katu (modo de ser
auténtico y verdadero) y ñande reko marangatu (modo de ser virtuoso).
El pensamiento religioso tupí-guaraní se estructura alrededor de la búsqueda de
la “tierra sin mal”. En ese sentido es un pueblo con los pies en movimiento,
pero al mismo tiempo poseen una cosmovisión enraizada en la naturaleza.
Las naciones
tupi-guaraníes sufrieron la conquista profundamente, la población disminuyó
fuertemente en todas partes. Cientos de miles, tal vez millones de personas
fueron esclavizadas, sobre todo para trabajar en las plantaciones de caña de
azúcar del nordeste de Brasil. Otra parte importante de la población fue
“reducida” en misiones religiosas, perdiendo en gran medida su religión y
costumbres ancestrales. Varios millones murieron a consecuencia de las
enfermedades y guerras represivas que les impusieron los portugueses y
españoles.
A pesar de ello, muchas
comunidades tupí-guaraní lograron sobrevivir migrando y escondiéndose en la
profundidad de los territorios selváticos.
En la actualidad el
tronco étnico tupí-guaraní está constituido por varias naciones sobrevivientes:
los kaiová- pai tavytera en Mato Grosso y Paraguay, los ava chiripa en
Paraguay, los mbya en Paraguay, Argentina, Brasil, Bolivia y Uruguay y los ava
guaraní o chiriguanos en los actuales departamentos de Santa Cruz, Chuquisaca y
Tarija (Bolivia) y en Salta, Argentina, y los tapieté y guarayos en la región
chaqueña (sobre todo Paraguay occidental y Bolivia suroriental).
A pesar del genocidio
que sufrieron desde la conquista, la población total tupí-guaraní es aún
superior a los 100,000 habitantes en los cinco países donde habitan.
De "Las Primeras
Naciones del Sur", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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