martes, 9 de febrero de 2016

La planta de tabaco: reivindicando sus raíces históricas nativas y americanas
D.Antón
El tabaco (Nicotiana tabacum y otras especies relacionadas) es una planta originaria de América (probablemente en la zona andina tropical) que, a partir de la colonización de ese continente, se ha convertido en uno de los cultivos más extendidos a nivel planetario.
En la mayor parte de las culturas americanas nativas era considerado medicina. Se lo empleaba como sustancia curativa, ceremonial y con fines visionarios. Se aspiraba por la nariz, se masticaba, se comía, se bebía como infusió, se untaba sobre el cuerpo, se utilizaba como gotas en los ojos y aplicando enemas. Se usaba ceremonialmente soplándolo sobre el rostro de guerreros antes de las batallas, se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses, se derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual, y tanto hombres como mujeres lo utilizaba como narcótico. Los charrúas y los minuanes de Uruguay fumaban tabaco antes de tomar decisiones trascendentales. Entre los m’bya guaraní, durante las ceremonias y reuniones importantes, las mujeres arrojan humo del tabaco a sus maridos e hijos para darles fuerza. Los pueblos nativos de América del Norte lo utilizan para rubricar sus acuerdos fumándolo en pipas y para comunicarse con sus ancestros.
Las propiedades de las diversas variedades de tabacos silvestres y tradicionales son múltiples y parcialmente conocidas. Se sabe que el tabaco es fumado por el chamán para obtener respuestas que le permiten curar a los enfermos o decidir los mejores destinos para las comunidades.
Los pueblos amazónicos, además de fumarlo y utilizar las hojas con fines curativos, ingieren las hojas enteras o molidas, con el fin de obtener experiencias visionarias. En ese sentido, su rol es muy parecido al de la ayahuasca, aunque con un efecto psicoactivo menos intenso. Hay en general acuerdo entre los chamanes nativos que el tabaco es la “hermana menor” de la ayahuasca.
La utilización medicinal del tabaco no se difundió de la misma forma que su consumo lúdico. En América el uso ritual fue gradualmente abandonado por las sociedades criollas.
En cambio, el fumado de tabaco, sobre todo el de ciertas variedades seleccionadas por sus bajos tenores nicotínicos, fue adoptado por los europeos, quienes rápidamente se transformaron en fervientes adictos. La costumbre se extendió en Europa, y luego, al resto del mundo.
Reproducido de “Pueblos, Drogas y Serpientes”, Danilo Antón, Piriguazú Ediciones. Más información en daniloanton.blogspot.com y daniloanton-en.blogspot.com 
 

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