La planta de tabaco:
reivindicando sus raíces históricas nativas y americanas
El tabaco (Nicotiana
tabacum y otras especies relacionadas)
es una planta originaria de América (probablemente en la zona andina
tropical) que, a partir de la colonización de ese continente, se ha
convertido en uno de los cultivos más extendidos a nivel planetario.
En la mayor parte de
las culturas americanas nativas era considerado medicina. Se lo
empleaba como sustancia curativa, ceremonial y con fines visionarios.
Se aspiraba por la nariz, se masticaba, se comía, se bebía como
infusió, se untaba sobre el cuerpo, se utilizaba como gotas en los
ojos y aplicando enemas. Se usaba ceremonialmente soplándolo sobre
el rostro de guerreros antes de las batallas,
se esparcía en campos antes de sembrar, se ofrecía a los dioses, se
derramaba sobre las mujeres antes de una relación sexual, y tanto
hombres como mujeres lo utilizaba como narcótico.
Los charrúas y los minuanes de Uruguay fumaban tabaco antes de tomar
decisiones trascendentales. Entre los m’bya guaraní, durante las
ceremonias y reuniones importantes, las mujeres arrojan humo del
tabaco a sus maridos e hijos para darles fuerza. Los pueblos nativos
de América del Norte lo utilizan para rubricar sus acuerdos
fumándolo en pipas y para comunicarse con sus ancestros.
Las propiedades de las
diversas variedades de tabacos silvestres y tradicionales son
múltiples y parcialmente conocidas. Se sabe que el tabaco es fumado
por el chamán para obtener respuestas que le permiten curar a los
enfermos o decidir los mejores destinos para las comunidades.
Los pueblos amazónicos,
además de fumarlo y utilizar las hojas con fines curativos, ingieren
las hojas enteras o molidas, con el fin de obtener experiencias
visionarias. En ese sentido, su rol es muy parecido al de la
ayahuasca, aunque con un efecto psicoactivo menos intenso. Hay en
general acuerdo entre los chamanes nativos que el tabaco es la
“hermana menor” de la ayahuasca.
La utilización
medicinal del tabaco no se difundió de la misma forma que su consumo
lúdico. En América el uso ritual fue gradualmente abandonado por
las sociedades criollas.
En cambio, el fumado de
tabaco, sobre todo el de ciertas variedades seleccionadas por sus
bajos tenores nicotínicos, fue adoptado por los europeos, quienes
rápidamente se transformaron en fervientes adictos. La costumbre se
extendió en Europa, y luego, al resto del mundo.
Reproducido de
“Pueblos, Drogas y Serpientes”, Danilo Antón, Piriguazú
Ediciones. Más información en daniloanton.blogspot.com y
daniloanton-en.blogspot.com
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