viernes, 15 de enero de 2016

Europa está situada al este
Los invasores llegaron de Oriente
Los invasores europeos que llegaron a tierras amerricanas provenientes del Oriente, acostumbraban llamarse a sí mismos “occidentales”. Es una vieja historia que había tenido lugar hacía más de un milenio. Cuando el Imperio europeo de los Romanos se dividió en dos, a la mitad del Este se le llamó Oriente, y a la del Oeste, Occidente. En esa época, los europeos del oeste pensaban que ellos eran los pueblos más occidentales del mundo. Por esa razón y algunas otras que sería largo de enumerar aquí, los europeos del oeste acostumbraron a llamarse a sí mismos “occidentales”.  Pero no era cierto. Mucho más al oeste, lejos, en la dirección del sol poniente, del otro lado del océano, existían cientos de naciones más antiguas que las propias naciones europeas. Los europeos no lo sabían, pero en el Occidente remoto y verdadero existía un enorme continente amistoso y pródigo:  Amerrique
Aún subiéndose en las cimas de las montañas más altas de Haití o de Cuba  no es posible divisar la orilla oriental del Mar-Océano. Durante largo tiempo la mayor parte  de los pueblos que habitaban las costas de  Amerrique no se  preocuparon por la posible existencia de otras gentes del otro lado de las aguas. Probablemente porque no pensaban cruzar los mares para ir a encontrarlas. Por muchos años, tal vez más de trescientas treinta y tres generaciones, amerricanos y europeos permanecieron aislados con escasos o nulos contactos entre ellos.
Pero una noche de otoño, en el archipiélago amerricano de los lucayos, los pobladores isleños percibieron la aparición de tres grandes canoas, muy diferentes de las conocidas, de donde desembarcaron extraños hombres, con raras vestimentas e incomprensible lenguaje.
Los recién llegados venían de un continente que estaba más allá del mar, hacia el Oriente, al que llamaban Europa.
El verdadero Mundo Occidental es Amerrique. El continente del águila, del tucán y del cóndor. La tierra del avatí, del frijol y la mandioca, gran país de llamas y guajolotes, hogar de antiguas naciones sabias y prósperas, poblado de dioses poderosos y espíritus imprescindibles.  A pesar de que los europeos, y mucha gente que no lo es, afirman que Europa es el Mundo Occidental, esto no es exacto. Para los pueblos amerricanos, Europa está en la dirección adonde sale el sol. Las naves de los invasores vinieron del Levante. Hacia el Levante llevaron oros y riquezas.
El Nuevo Mundo no es nuevo. Es viejo. Es tan antiguo como el conocimiento de la naturaleza que lo impregna.  Es un continente en donde han coexistido por mucho tiempo una enorme diversidad de pueblos. Durante siglos y milenios las mujeres y los hombres amerricanos aprendieron a través de innumerables experiencias y los ancianos les enseñaron muchas cosas a los jóvenes.
Este mundo antiguo de occidente es la gran Tierra-Madre para todos sus pueblos. Está hecha de infinitos lugares y de tiempos. En sus paisajes se respira el pasado en cada brisa. Los jóvenes de hoy y los de antes conviven en la Tierra de los Muchos Nombres. Es la Isla Tortuga, la  Tierra-donde-sopla-el-viento, Abya Yala,  hogar de los  qwani y los  kurupí,  la ñuke-mapu de los pueblos del Sur.  Amerrique de siempre.
De "Amerrique, Huérfanos del Paraiso", Danilo Antón, PiriGuazú Ediciones

1 comentario:

Unknown dijo...

Honestamente, no hay artículo publicado en este sitio que; carezca de indiscutible interés para cualquiera (profano o especialista). Son notables; motivadores, despertar de vocaciones, alimento para la mente y el espíritu. El presente,lo reúne todo y más. Gracias