domingo, 6 de diciembre de 2015

¿Que son las "drogas"?

Danilo Antón

Cuestiones de terminología
Afirmar que la droga mata es tan necio como
declarar que el agua ahoga o que las drogas iluminan

Uno de los principales problemas del tema de las drogas es la inadecuada y arbitraria utilización de la terminología, demostrativa de la ignorancia generalizada que existe en la materia.
En la cultura contemporánea hay costumbre de hablar de “alucinógenos” refiriéndose a todas las plantas psicoactivas. En realidad, la mayoría de los compuestos catalogados como drogas o declarados ilegales no son alucinógenos.
También se usa frecuentemente la expresión “narcóticos”. Contradictoriamentre, la palabra se aplica a muchas sustancias cuyo efecto es precisamente el contrario, como es el caso de la cocaína, que como se sabe es un estimulante del sistema nervioso central y de narcótico no tiene nada. Las palabras derivadas, como “narco” o “narcotraficantes” referidas a los traficantes o a la comercialización de cocaína, son igualmente inadecuadas.
Otro término utilizado comúnmente, de significado bastante impreciso, es “estupefacientes” (sustancias que producen estupor). El vocablo “estupor” tiene dos sentidos principales: a) asombro y b) adormecimiento, insensibilidad. Desde ese punto de vista puede decirse que hay numerosos fármacos que producen “estupor” en cualquiera de los dos sentidos, la mayoría de los cuales pueden ser utilizados legalmente.
La propia expresión “droga” es también muy general e inadecuada para designar los compuestos ilegales. En farmacología botánica se llama droga simplemente a la parte de la planta que se usa. En sentido genérico se utiliza droga como sinónimo de “fármaco”, una sustancia con efectos biológicos sobre el cuerpo cuyas características e intensidad varían con las dosis. En el primer caso podría ser también llamada “medicina” y en el segundo caso “veneno”. En los hechos, ninguna sustancia es medicina o veneno, tan sólo las dosis lo son.
En cuanto a la calidad de “adictivas” atribuida a ciertas sustancias prohibidas, es totalmente inapropiado. Muchas de las “drogas” ilícitas no son adictivas, mientras que existe un gran número de productos legales que producen fuertes adicciones.
En definitiva, el vocabulario del prohibicionismo es sistemáticamente impreciso y contradictorio. Las únicas razones que determinan la designación de una sustancia como droga ilícita son de tipo histórico-cultural y se refieren a calificaciones irracionales promovidas por sectores dogmáticos más allá de toda lógica científica.
En los hechos, para poder referirse al tema en forma objetiva, se requiere tener en cuenta la relatividad de los usos y efectos de las diversas sustancia psicoactivas. Solamente de esa manera se logrará la precisión conceptual necesaria para enfocar el tema en forma dialogada y razonable.

Las plantas de riesgo
Existen varias plantas sicoactivas cuyo consumo moderado es relativamente inocuo, pero hay muchas otras cuya utilización inadecuada puede entrañar riesgos de efectos secundarios negativos.
De todos modos, aún las plantas más riesgosas pueden ser utilizadas con relativa seguridad si existe un marco tradicional, generalmente ceremonial, armónico y apropiado.
Desafortunadamente, la sociedad de dominación imperante eliminó la utilización ceremonial equilibrada de muchas plantas psicoactivas y en su lugar desarrolló formas de desnaturalización, tanto a nivel de la preparación de las sustancias psicoactivas como de las condiciones sociales en que se las utiliza.
Con el tiempo estas sustancias se transformaron en vicios globales promovidos a nivel económico, político e institucional..
Muchas plantas psicoactivas, paradójicamente las más trascendentes , aquellas cuyo uso era un pilar fundamental de las sociedades humanas, fueron gradualmente erradicadas de la cultura global, prohibidas, estigmatizadas.
En la realidad diaria, los seres humanos contemporáneos, descendientes de los primates que se alimentaban de sustancias psicoactivas, todavía necesitan alimentos psicoactivos para nutrir su mente, pero carecen de ellos pues el sistema los ha ilegalizado. 
De "Pueblos, Drogas y Serpientes", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones

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