La mal llamada "guerra del desierto"
Expansión argentina sobre los territorios mapuches y tehuelches
Danilo Antón
¿Quien podría creer que tantas atrocidades podrían ser cometidas por un país civilizado y cristiano? Charles Darwin i
Danilo Antón
¿Quien podría creer que tantas atrocidades podrían ser cometidas por un país civilizado y cristiano? Charles Darwin i
La conquista de los territorios mapuches y tehuelches fue un largo proceso
que habían comenzado los españoles al ocupar las tierras querandíes
a fines del siglo XVI. Esta expansión continuó en forma incesante a
lo largo de los siglos XVII y XVIII, para culminar en las décadas
de1870 y 1880 con el aniquilamiento de las confederaciones nativas y
la ocupación final de sus territorios.
Las historiadores oficiales argentinos han dado en
llamar la “Conquista del Desierto” a esta etapa invasora. Esta
denominación que obviamente busca desconocer la existencia de
estados y entidades étnicas constituidas y reconocidas en numerosos
tratados y acuerdos, incluso a nivel internacional, es una
falsificación intencional de los hechos.
El “desierto” no era desierto. Era un lugar poblado
por numerosos pueblos organizados que vivían en sus territorios
ancestrales desde tiempos inmemoriales.
Cuando los mapuches contemporáneos escriben su propia
historia no hablan de “conquista del desierto”, sino de una
guerra de agresión que les fue impuesta y que terminó con una
cruel masacre, su destierro y la destrucción de su patria.
Al desencadenarse el proceso independentista, los criollos de Buenos
Aires estuvieron ocupados enfrentando al imperio español en plena
retirada y a las fuerzas portuguesas que procuraban ocupar el lugar
abandonado por los españoles. Por esa razón, no pudieron dedicarse
a emprender ninguna campaña significativa contra los pueblos del
Puelmapu.
La invasión del sur continuó en 1822. En ese año las comunidades
mapuches, pampas y ranqueles convocaron una asamblea parlamentaria
en Sierra de la Ventana (actual provincia de Buenos Aires) para
exigir al gobierno de Bs. As., que respetara el territorio de las
naciones nativas y desistiera del avance militar.
El gobierno respondió que buscaba la paz y pareció que no habría
enfrentamiento.
A pesar de las promesas del gobierno, apenas un año después
(1823, el ejército avanzó en dirección hasta el Río Negro con el
propósito infructuoso de fundar un núcleo poblado en lo que luego
sería la ciudad de Bahía Blanca.
Nueve años más tarde el
proceso expansivo bonaerense habría de continuar cuando Juan Manuel
de Rosas, Gobernador de la Provincia, decidió ignorar
los tratados que habían permitido preservar una situación de
relativa estabilidad en la frontera, y organizó una campaña militar
contra las fuerzas aliadas ranqueles y pampas que controlaban las
comarcas al sur y oeste de los fortines de San Luis y Buenos Aires.
El ejército rosista aliado con nativos de la etnia boroga avanzó
hacia el sur desde Buenos Aires, y el general Ruiz Huidobro lo hizo
desde San Luis.
Los grandes “loncos” de la confederación pampa eran Chocorí,
Payllerén y Torianoco, secundado por Kalfukurá (“piedra azul”
en mapudungún) y su hijo Namunkurá. El enfrentamiento terminó
con la victoria del gobernador de Buenos Aires y con la muerte de más
de 3,200 nativos, la toma de unos 1,200 prisioneros. Chocorí y
Torianoco fueron fusilados y los borogas se dedicaron a perseguir y
matar a los vencidos. Tres años después Kalfucurá los derrotó en
una sangrienta batalla en que murieron más de 1000 borogas. Las
tropas de Rosas siguieron avanzando y lograron derrotar a varios
loncos en su avance.
A pesar de que su éxito fue parcial y de corta duración, la campaña
de Rosas permitió hacer avanzar el dominio bonaerense varias decenas
de quilómetros y rediseñar las cadenas de fortines a lo largo de la
frontera, facilitando una nueva expansión de la colonización
territorial.
Sin embargo, esta situación no sería duradera.
A esa altura Kalfukurá, que tomó el mando de las fuerzas nativas
había logrado organizar una Confederación Araucana con capital en
las tolderías de Salinas Grande. A partir de este cuartel general
Kalfukurá cultivó el idioma castellano para estar en mejores
condiciones de negociar con Buenos Aires.
Luego del derrocamiento de Rosas en Buenos Aires, el nuevo gobierno y
los colonos continuaron avanzando, por lo que Kalfucurá decidió
atacar nuevamente los establecimientos de los colonos criollos y los
fuertes militares que se habían instalado en el territorio pampa.
Estando Urquiza al frente de la Confederación Argentina, los
ejércitos de Kalfukurá avanzaron hacia Buenos Aires acercándose
hasta Olavarría, derrotando a Bartolomé Mitre en la batalla de
Sierra Chica.
Más tarde le tocó el turno al General Hornos quien también fue
vencido por las fuerzas de la Confederación Araucana en Tapalqué.
En ese momento se pensó que hasta la propia ciudad de Buenos Aires
podía caer en manos de las fuerzas aliadas nativas, pero luego la
situación se estabilizó.
Más tarde durante el gobierno de Sarmiento, se produjeron nuevos
enfrentamientos, aunque esta vez culminaron con la victoria de las
fuerzas del gobierno argentino en la batalla de San Carlos. El lonco
Kalfukurá terminó sus días en 1874 recluido en Salinas Grande
donde fue sepultado con todos los honores por sus paisanos.
Más tarde, la Confederación Araucana fue atacada por el general
Julio Argentino Roca quien invadió el Puelmapu por Carhué,
arrasando las
Salinas Grandes para terminar entrando en Choele Choel, lugar secreto
por el que la Confederación comerciaba con los mapuches
transcordilleranos.
Las versiones habituales de la historia de este período llaman a
estos actos de resistencia de Kalfukurá y otros loncos pampas: los
“malones indios”. En la realidad se trataba de acciones en
defensa propia o de represalia frente al gigantesco malón que
significaba el avance incesante criollo sobre los territorios
aborígenes.
Para proteger sus establecimientos y defenderse de los ataques
araucanos los bonaerenses habían establecido dos líneas principales
de fortines. La primera se extendía desde el sur de la actual
provincia de Buenos Aires (zona de Fte San Martín, Lamadrid y
Libertad) hacia el norte, pasando al oeste de la Laguna Blanca
Grande, y de allí a las nacientes del río Salado en donde se
curvaba al oeste, extendiéndose luego a lo largo del valle del Río
Quinto.
Una segunda línea se estableció a partir de la Sierra Corumatal
hasta Trenquelauquen, y de allí, hasta el río Quinto.
Esta situación fronteriza continuó con avances y retrocesos hasta
fines de la década de 1870, en que debido al riesgo que
representaban las fuerzas confederadas pampeanas, el gobierno
central decidió organizar una campaña contra el Puelmapu
independiente bajo el liderazgo de Namunkurá (hijo de Calfukurá).
Por esa época, a instancias de un aventurero francés llamado
Orelie Antoin de Tounens se había formado una suerte de estado
transcordillerano que comprendía los territorios mapuches y pampas
de ambos lados de los Andes. Este estado cuya duración fue efímera
era llamado el “Reino de la Araucania y Patagonia”v
y de alguna manera estaba laxamente relacionado con la confederación
araucana.
En 1876 comenzó una campaña en gran escala con la invasión de
Nicolás Lavalle quien avanzó sobre el territorio mapuche
derrotando a Namunkurá en la batalla de Carhué.
Por su parte, el general Lorenzo Wintter lograba reducir a las
comunidades Rankulce, mientras Conrado Villegas atacaba las
comunidades de Pincen.
La resistencia mapuche se fue haciendo cada vez más decidida pues
resultaba claro que el invasor no venía a dialogar y no había otra
forma de frenarlo que la guerra.
Al llegar las fuerzas armadas argentinas, las comunidades se
replegaban y al retirarse el ejército, volvían a ocupar su
territorio de la Cordillera..
A principios de 1879 tuvo lugar el desencadenamiento de una nueva
campaña militar ahora sí enfocada a la conquista definitiva del
Puelmapu.
Esta vez la iniciativa partió del Ministro de Guerra, el Gral Julio
Argentino Roca .
En forma planificada y en estrecha coordinación con el gobierno
chileno Roca desató una invasión masiva del territorio mapuche-
pampeano.
Las divisiones del ejército de Roca estaban comandadas por el propio
Roca (1ª División), el Gral Levalle (2ª División), el Gral Radedo
(3ª División), el Gral Uriburu (4ª División) y los Grales Lagos y
Godoy (5ª División)
El avance del grueso de las fuerzas argentinas fue en dirección
suroeste a partir de Azul, atravesando la 1ª línea de fortines,
cruzando los contrafuertes de la Sierra Corumalal y dirigiéndose al
Sur (Roca), al oeste (Levalle) y al Norte (Lagos y Godoy).
La 3ª División de Racedo avanzó desde el río Quinto hacia el sur
estableciendo su base de operaciones en Poitagué.
El 24 de Mayo de 1879, con apoyo marítimo, el ejército argentino ya
había ocupado las regiones de los ríos Limay y Neuquén. El
coronel Levalle avanzó desde Carhué hacia la pampa central.
El coronel Uriburu que había salido desde el fuerte San Martín en
Mendoza hacia el sur, llegó al río Neuquén y se juntó con Roca.
Los Coroneles Hilario Lagos y Enrique Godoy se lanzaron sobre las
comunidades mapuches desde Guaminí y Trenque Lauquen hasta Luen
Lauquen y Ñiancú..
La guerra terminó con el triunfo total del gobierno de Buenos Aires
y la expulsión hacia el sur de los remanentes del ejército
confederado pampa- mapuche.
De acuerdo a las cifras oficiales, en el período 1878-1879 murieron
479 guerreros y civiles mapuches, y 7.821 fueron tomados prisioneros.
En campañas sucesivas durante los años 1881-84 (en territorios de
Neuquén, Chubut y Nahuel Huapí), 399 más fueron muertos y 1,871
hechos prisioneros.
El balance oficial, que probablemente subestima la magnitud de la
masacre informó que como resultado de la guerra murieron 878
“indios” y 9,692 más fueron hechos prisioneros.
Como resultado de esta guerra de conquista se incorporaron al
territorio argentino más de 400,000 km2.
En los siguientes años los últimos jefes mapuches fueron empujados
hacia el sur y oeste, hasta su derrota final y captura en 1886.
A partir de ese momento el gobierno de la República Argentina
comenzó a ejercer su autoridad de dominación sobre los territorios
ocupados. Los desafortunados sobrevivientes nativos fueron
despojados de las mejores tierras y concentrados en áreas
restringidas de menor valor. Su cultura, lengua y costumbres fueron
proscriptas, y desde entonces se vieron sometido a una situación de
extrema pobreza y marginación sin que se reconocieran sus derechos
como pueblos o individuos.
A pesar de que el estado araucano- patagónico era reconocido a nivel
internacional, e incluso por el propio estado argentino, a través de
varios tratados, la ocupación del país mapuche y pampa se hizo
permanente. No hubieron protestas internacionales en ese momento, y
el mundo llamado civilizado decidió aceptar el despojo como un hecho
normal.
Después de todo, estaban ocurriendo fenómenos similares en América
del Norte, donde los lakotas y apaches eran masacrados y despojados
de sus tierras quedando reducidos a campos de concentración y
reservas inadecuadas.
Todavía hoy la invasión del país mapuche es ignorada en los
relatos de la historia oficial que se enseñan en las sociedades
criollas del continente.
Parece que el mundo ha decidido olvidar a esta antigua nación cuyo
territorio aún permanece ocupado por los estados criollos de
Argentina y Chile. Nosotros no.
i
Darwin, Charles: «Viaje de un naturalista alrededor del mundo»,
Buenos Aires, 1945
ii
Puelmapu: del mapudungún (lengua de los mapuches) proveniente de
puel= este y mapu= tierra. Se denominaba así al territorio que se
encuentra al este de los Andes tradicionalmente por pueblos
mapuches, pampas y otras etnias patagónicas. Sus habitantes eran
llamados puelches.
iii
Un primer intento de crear un centro poblado en el sitio de Buenos
Aires fracasó en 1536 cuando Pedro de Mendoza y su numerosa
expedición fue rechazado por una coalición armada de guerreros
charrúas, querandíes, guaraníes y chanás.
iv
Río Salado del Sur.
v
A nivel anecdótico se señala que los líderes
mapuches acordaron la formación de un reino mapuche aceptando la
sugerencia de un aventurero francés llamado Orelie-Antoine de
Tounens que fue inspirado por la lucha mapuche. En 1860 se
estableció formalmente el Reino de Araucania y Patagonia
constituyéndose una Asamblea Parlamentaria que escogió como rey a
Orelie Antoine. Un año después Orelie- Antoine fue secuestrado por
las fuerzas armadas del gobierno chileno, declarado insano y
deportado a Francia. El francés procuró regresar a la Araucania
varias veces, aunque infructuosamente. Murió en Francia en 1878 en
extrema pobreza.
Del libro "Los Fantasmas de la Memoria" de Danilo Antón, Piriguazú Ediciones
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