Siria, profundidad histórica y dramas contemporáneos en una geografía poblada de memorias
Ese territorio histórico
está actualmente constituido por Siria (propiamente dicha), Líbano, Jordania,
Palestina e Israel.
El estado sirio
contemporáneo (República Árabe Siria) que ocupa la porción noroccidental
de la Siria clásica, se extiende por 185,000 km2 y su población antes de
la guerra era de 19,000,000 de habitantes (hoy reducida a poco más de 12
millones.
La República
Siria tiene una costa poco extensa (unos 160 kilómetros) donde están sus únicos
puertos y salida al mar que son las ciudades de Latakia (al norte) y Tartus (al sur) donde hay una base naval
rusa.
Al norte del
país, cerca del límite con Turquía, está la ciudad de Alepo, que ha sido
tradicionalmente el conglomerado urbano más importante a nivel regional. Debido
a la guerra, su población que superaba los 2 millones de habitantes se ha
reducido a poco más de un millón.
Al sur del
país, cerca de la frontera con Jordania y al este de las cadenas montañosas del
Líbano se encuentra la capital, Damasco que con casi 2 millones de habitantes y
que es en la actualidad el centro político y económico más importante del país Al
este, Siria es atravesada en diagonal por el río Eúfrates que genera un
corredor agrícola en donde se localiza una parte importante de la población.
Allí los principales centros urbanos son Raqa y Deir Ez Zor. Una presa
construida en 1973 en el Éufrates creó un Embalse llamado Lago Assad, el lago
más grande de Siria.
Desde el punto
de vista orográfico el país se compone de cadenas montañosas relativamente
húmedas en el oeste y una zona más baja esteparia hacia el interior
Más al este se encuentra el desierto de Siria que ocupa una quinta parte del
país y en el sur, cerca del límite con Israel, están los montes de Jabal
Al—Druse en la zona del Golán hoy ocupado por Israel. El punto más alto en
Siria es el monte Hermón (2.814 m) en la frontera con el Líbano.
Entre la costa
mediterránea húmeda y las regiones áridas desérticas del interior se encuentra
una zona de estepa semiárida que se extiende a través de tres cuartas partes
del territorio. Este sector recibe vientos cálidos y secos que soplan a través
del desierto.
En este ambiente contrastante se desarrolló una historia compleja con
invasiones, confrontaciones y guerras. Los enfrentamientos militares, la
destrucción y la muerte no se han detenido en los últimos tiempos.
Las religiones de Oriente no ayudan. A pesar que los libros sagrados de
musulmanes, cristianos y judíos hablan de paz y compasión, sus fieles parecen
hacer todo lo contrario. Se matan los unos a los otros por poder, por
territorio o simplemente debido a una enfermiza intolerancia. Su historia está
impregnada de conflictos, de sucesivas guerras y enfrentamientos, de
destrucción de patrimonios e infraestructuras, de masacres de poblaciones
civiles, de éxodos forzados, de campos de refugiados, de pobreza, de desempleo
y condiciones de vida de elevada inseguridad.
Estas situaciones han impedido la generación de políticas de desarrollo a largo
plazo por lo que no es extraño que millones de sirios hayan emigrado
históricamente y especialmente durante los últimos años.
Con todo, a
pesar de esta larga sucesión de conflictos sangrientos, a menudo ocasionados
por diversos grupos religiosos intolerantes o fanáticos (incluyendo musulmanes,
cristianos y judíos), Siria ha logrado mantener su compleja identidad cultural
y religiosa como centro civilizatorio del mundo mediterráneo.
Desde 2011
cuando estalló la última guerra, por enésima vez, las grandes potencias
regionales y mundiales intervinieron directa o indirectamente en el país.
Fueron sobre todo los EEUU y Arabia Saudita apoyados por Israel los que
promovieronron un cambio violento de régimen derrocando al gobierno Sirio que
se opusieron Irán, el Hezbolla shiita libanés y posteriormente. La otra
potencia regional que es Turquía ejercía su propia influencia en la franja del
país contigua a la frontera.
Pero sin lugar
a dudas la principal responsabilidad residió en los EEUU e Israel. Durante los
enfrentamientos de Israel con los países àrabes, particularmente en la Guerra
de los Seis Dìas, en junio de 1967, y la llamada Guerra de Yon Kipur, en
octubre de 1973, Siria, gobernada por el Baaz, uno de los pocos regímenes
laicos del Medio Oriente, fue el principal enemigo del expansionismo sionista.
La invasión estadounidense en Irak y la fragmentación de ese país también se
extendió al territorio sirio.
Apareció el
Estado Islámico, se consolidaron las provincias kurdas iraquíes y se
intensificó el apoyo iraní a los shiitas de Irak. Todo esto generó un contexto
que permitió que los aliados anti-sirios constituidos por los EEUU, Arabia
Saudita, los Emiratos Arabes y las organizaciones jihadistas sunitas
promovieran una guerra civil para derrocar al gobierno.
La guerra
comenzó en 2011 con formato aparente de guerra civil entre el gobierno y las
fuerzas opositoras pero ràpidamente se transformó en un conflicto internacional,
Los
grupos opositores armados recibieron ayuda militar y financiamiento de EEUU y
algunos gobiernos del Medio Oriente, incluyendo las monarquías petroleras del
Golfo mientras que el gobierno de Siria recibió el apoyo de Irán y los grupos
shiitas del hezbolla libanés. No hay que
olvidar que la elite gobernante y militar de Siria a pesar de su laicismo
tradicional forman parte del partido batista gobernante de Siria está
constituida por Alauitas, que son una rama religiosa vinculada al shiismo que
es la religión de Irán.
Más
tarde ya en plena guerra como decíamos se incorporó directamente Rusia cuya
intervención fue fundamental para consolidar la recuperación del control
gubernamental del territorio. Vale la pena recordar que Rusia posee en Siria su
única base naval en el Mar Mediterráneo y
en cierto modo esa fue una razón fundamental para su intervención.
Hoy el gobierno
sirio controla algo más del 90% del país. Los grupos jihadistas están presentes
en algunos sectores locales muy menores, sobre todo en el noroeste en la
provincia de Idlib y otra parte contigua a la república de Turquía está bajo el
control de las organizaciones pro-turcas.
Los kurdos
sirios que si bien son sunitas tienen sus propias ambiciones nacionalistas,
están presentes en el noreste del territorio sirio. El Estado Islámico
prácticamente ha desaparecido y los EEUU tienen tropas establecidas cerca de la
frontera de Iraq donde explotan varios pozos petroleros.
A pesar de todo
el gobierno de Baath de Bashar al Asaad ha consolidado su control del país
manteniendo un fuerte apoyo popular.
No es la
primera vez que las ciudades y comunidades humanas en Siria han sufrido los
efectos de las guerras. Esperemos, que por fin, luego de muchos siglos de
violencia, destrucción y muerte, el pueblo sirio, que ha demostrado una gran
resiliencia, puede conseguir la paz duradera que merece.
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