domingo, 11 de abril de 2021

 Del libro "Etnografìa del Chaco" de Alfred Métraux


La familia lingüística wichí  
(que Alfred Métraux denominó mataco-macán)
La familia lingüística mataco-macán (wichí) se extendía en un sólido bloque a través del Chaco, desde los Andes hasta casi el río Paraguay, a lo largo del Pilconayo hasta su curso inferior, y a lo largo del Bermejo hasta aproximadamente el meridiano 61°.
Las tribus principales de esta familia son: los mataco mismos, los choroti (yofuaha), los ashluslay (chulupt, que no deben confundirse con los chunupt de habla vilela) y los macá .

Los mataco (wichi)
El hábitat de los mataco reales (mataguayo) ha permanecido prácticamente inalterado desde el siglo XVIII, cuando fue posible determinar por primera vez los límites con cierta precisión. En 1767, los poblados mataco más occidentales estaban esparcidos a lo largo del Alto Bermejo, del San Francisco y del Burruay.  Algunas familias mataco se habían asentado en Caiza, y en las misiones de Rosario de las Salinas, Nuestra Señora de las Angustias, Centa y San Ignacio de Ledesma. Desde Salinas al Pilcomayo, los límites de la zona bordeaban los `primeros contrafuertes andinos; había, como hay todavía hoy en día, poblados mataco a lo largo del río Itiyuro, cerca de los chané. Los mataco del Pilcomayo se extendían hasta el territorio de los toba, en la región del Estero Patiño. Sobre el Bermejo estaba concentrado un gran número de bandas y su territorio comenzaba más arriba de la confluencia del San Francisco y del Bermejo, y terminaba en Esquina Grande. Segun Camaño y Bazán (1931, 333), terminaba en La Encrucijada, más abajo  de la confluencia del Bermejo con el Jujuy, sobre la margen derecha d Bermejo. Pero sobre la ribera izquierda había tolderías mataco diseminadas río abajo hasta la Misión toba de San Bernardo (25° 30') (15 Los mataco ocupaban el ángulo formado por la ribera izquierda d Bermejo y el río del Valle. En 1881, su territorio es definido por Fontan del modo siguiente:
"Desde los Campos de Agusirenda o Angostura del Itiyuro, 120 leguas bajando el río Bermejo, y desde Orán o Laguna Verde hasta el Pilcomayo. Sus poblados principales estaban ubicados a lo largo del Bermejo, del Teuco, del Yegua y del Quemada".
Una lista de bandas mataco es proporcionada por Lozano (1941, 81), pero sus nombres no sugieren los de las bandas modernas, que se denominan según animales, objetos o rasgos de carácter. Los subgrupos de Lozano (parcialidades) recibieron sus nombres probablemente e homenaje a caciques influyentes. Durante el siglo XIX, los mataco del Noroeste, que habitaban a lo largo de los pies de la cordillera de los Andes, entre la cordillera de Pirapó, el Pilcomayo, el Piquirenda y el Itiyuro, eran denominados por lo general Nocten (Octenai).
El término Vejós (probablemente el mismo que Hueshuos), que ha reemplazado al Mataguayo, hoy obsoleto, es un apodo peyorativo aplicado a losMataco de la región de Oran y Embarcación. Los Mataco, que poseen numerosos poblados sobre la ribera derecha del Pilcomayo, desde el paralelo 23 hasta Puerto Irigoyen (Fortín Linares), son llamados guisnay (gisnai).  Los grupos del interior son denominados también "montaraces".
Historia de los mataco
Los mataco fueron descubiertos en 1628 por la expedición de Ledesma, que condujo a la fundación de Guadalcázar. El P. Gaspar Osorio los visitó en ese mismo año, y calculó su número en unos 30,000.
 En 1635, unos misionarios jesuitas vivieron por cierto tiempo con la mataco en un poblado cerca del Bermejo, en la esperanza de inducirlos a formar una misión, pero los mataco mostraron poca inclinación a [234] convertirse en cristianos y hasta planearon el asesinato de los religiosos, que al final retornaron a Jujuy. Durante la segunda mitad del siglo XVII, los m mataco, anteriormente considerados como una tribu pacífica, se inquietaron y comenzaron a avanzar sobre la frontera española. Probablemente recibían presión por la espalda, por parte de otras tribus mataco (guisnay o choroti), que a su vez habían sido empujados hacia el Oeste por alguna tribu guaicurú. Una expedición española, organizada en 1671 bajo la conducción de Amusategui, subyugó a las bandas mataco más amenazadoras. A estos conflictos siguió un período de paz, y, durante la primera mitad del siglo XVIII, muchas bandas Mataco comenzaron a trabajar, como lo hacen en la actualidad, para los blancos de Salta y Jujuy, como obrajeros o en las plantaciones de azúcar. En 1756, la Misión de San Ignacio fue fundada sobre el río Ledesma para los toba y los mataco. Los franciscanos, que pronto sucedieron a los jesuitas, no fueron capaces de evitar el conflicto entre ambas tribus, y en 1779 formaron una nueva Misión, Nuestra Señora de las Angustias de Centra, exclusivamente para los mataco. Sin embargo, esta Misión decayó rápidamente después de la fundación de Oran en 1794, cuyos habitantes habían jurado exterminar a los indios. Con el propósito de salvar a los neófitos, los franciscanos trasladaron parte de ellos a las efímeras misiones de Zaldua (1800) y río Seco (1802 a 1806) sobre el río Bermejo. En 1810, había solo 221 vejós en la Misión de Centa. En la fecha de la expedición de Francisco Gavino Arias al Chaco (1781), cerca de 1.000 mataco sobre el río Bermejo eran cristianos, y muchos se asentaron en San Bernardo con los toba. En el transcurso del siglo XIX, los mataco del Bermejo cayeron bajo la dominación de los colonos, cuyos malos tratos motivaron el ataque a Colonia Rivadavia, en 1863. Esta rebelión se utilizó como excusa para justificar una masacre de mataco, que dejó a solo 3.000 sobrevivientes en esta región en 1872. Hoy en día los mataco son aún numerosos en la zona de Embarca-011, a lo largo del Pilcomayo, desde el río Itiyuro hasta Puerto Irigoyen, y alrededor de la estación de ferrocarril de Las Lomitas. Muchas bandas se  encuentran concentradas en las misiones protestantes de El Algarrobal, en Ei Yuto, San Patricio y San Andrés. Algunos ocupan una reserva propia ribera del Pilcomayo y otras bandas se hallan en colonias estatales.
Muchos mataco se ganan la vida como peones de obraje, y todos ellos migran anualmente a las plantaciones azucareras de Jujuy y Salta, se fusionan rápidamente con la población mestiza del Chaco, y su aculturación es facilitada en gran escala por su afán de asimilación. Su número se estimaba, al final del siglo XIX, en cerca de 20.000 individuos. Agoyá, Tayni y Teuta. Según el P. Gaspar Osorio (Lozano, 1941, 172), los Agoyá, los Tayni (Taynoa, Tauni), los Teuta y los Mataco, a quienes visitó en 1682 en la región del Alto Bermejo, hablaban dialectos relacionados. Sobre la base de esta manifestación, Camaño y Bazán (1931, 333) los clasifica en la familia mataco, a pesar de las aseveraciones contrarias de Lozano (1941, 81). Según el P. Osorio, el número de los agoyá ascendía a 1.500 personas; el de los teuta, 4.500, y el de los tayni a 20.000. Lozano (1941, 80-81) detalla 183 "pueblos" tayni y 47 teuta, No es probable que tribus tan numerosas se hayan desvanecido en forma tan súbita en los siglos XVIII y XIX, para ser reemplazados por los mataco; debe suponerse, por lo tanto, que eran subgrupos mataco que más tarde se conocieron bajo otros nombres o simplemente por mataco,
Nota: en la actualidad los mataco (wichi) son unos 60,000 y viven sobre todo en las provincias argentinas de Salta, Formosa y Chaco, y algunos grupos menores en el Paraguay.
De Alfred Métraux, “Etnografía del Chaco” (publicado originalmente en 1946 en el libro Handbook of South American Indians) traducido por Frank Samson y publicado en 1996 en Asunción, Paraguay, por la Editorial El Lector.

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