Crónica de una sequía anunciada
(texto)
El río de la Plata recibe sus aguas de dos cuencas
principales, la cuenca del Paraná constituida por tres subcuencas y la cuenca
del río Uruguay que no es tan extensa y tiene menos influencia en el balance
hidrológico general del río de la Plata. que será objeto de una presentación
separada.
La macrocuenca del río Paraná a su vez está constituida por tres
subcuencas diferentes, de las cuales hay dos, que son de mayor tamaño y que son
determinantes de los grandes fenómenos hidrológicos que afectas los cursos
medio e inferior del río Paraná y de su delta.
La primera es la subcuenca del río Paraguay que está ubicada
al noroeste y que es muy extensa y heterogénea y la segunda es la gran
subcuenca del alto Paraná que se sitúa al noreste de la macrocuenca y que
también es muy extensa y presenta una relativa homogeneidad tanto ecosistémica
como climática.
Como decíamos la subcuenca del río Paraguay ocupa una amplia
superficie y es extremadamente asimétrica. Está formada por dos tipos de
aportes, de dos regiones muy distintas y que hidráulicamente se comportan en
forma radicalmente opuesta.
Por un lado, una parte de sus aguas provienen de la árida y
montañosa cordillera de los Andes aportadas por los ríos Bermejo y Pilcomayo. Se
trata de una zona de caudales que presentan una gran irregularidad en el tiempo
con destructivas crecientes producto de un escurrimiento generalizado en un
lapso de tiempo relativamente corto, y períodos bastante extensos de flujos
escasos o escasísimos que dan lugar a fuertes sequías que han sido su
carácterística principal a lo largo de la historia. Otro rasgo de la subcuenca
del oeste son sus aguas barrosas, aguas
que vienen cargadas de sedimentos producto de una intensa erosión en sus
cabeceras andinas. La mayor parte de los sedimentos aportados al delta del
Paraná y al río de la Plata provienen de ese origen.
La otra mitad de la cuenca del Paraguay llega desde el
enorme, pantanoso e inundable ecosistema que se llama el Gran Pantanal. Este
ecosistema se caracteriza por retener el agua durante el período de las lluvias
y liberarla con caudales mucho más
regulares filtradas de sedimentos en la estación menos lluviosa. Es un
escurrimiento gradual y con variaciones de caudal relativamente menores. Ambas proveniencias, completamente
diferentes, se compensan, por un lado las aguas rápidas y barrosas de los ríos
Bermejo y Pilcomayo y por otro las aguas lentas relativamente límpidas
filtradas por el gran pantano dan lugar a un flujo con oscilaciones moderadas..
Sin embargo, no es la cuenca del río Paraguay la principal
causante de la situación actual de sequía que sufre el cono sur de América del
Sur.
En realidad la causa de los procesos de sequía actuales
están concentradas en una sola subcuenca. Se trata de una región hidráulica muy
extendida, que no solo es muy importante por su extensión, sino también por las
lluvias caidas, por la numerosa población que la habitan y que superan los 50
millones de personas o sea el 70% de toda la población de la cuenca del río
Paraná.
Por esa razón vamos a referirnos sobre todo a dicha
subcuenca que es la principal causante de estos episodios anormales de sequía
que se están experimentando a principios del año 2020.
La cuenca del Alto Paraná.
Allí están por lejos están las principales causas de las
sequías fluviales que están teniendo lugar en las últimas semanas.
Como señalábamos antes las sequías alarmantes que han
ocurrido en los últimos meses en los ríos de la cuenca del Plata, el río Paraná,
el río Iguazú, el río Uruguay y otros tiene varias causas y muchas de ellas son
resultado de la ocupación humana de las altas cuencas. Ese fenómeno está
especialmente extendido en la cuenca del Alto Paraná y a ella no hemos de
referir.
Obviamente la sequía se agudiza cuando disminuyen las
lluvias o simplemente deja de llover por un período prolongado. Las lluvias en
la alta cuenca del Paraná son lluvias de verano, o sea ocurren entre los meses
de diciembre y abril. Si durante ese período ha llovido poco o no ha llovido se
crean condiciones potenciales para que disminuyan los caudales, se sequen las
llanuras aluviales, se dificulte la navegación o la utilización de las bombas
en las tomas para abastecimiento urbano o para riego.
Pero esa no es la única causa de la sequía, porque en
situaciones normales, lo que pasaba era que cuando en la estación de seca llovía
poco o no llovía (cosa que ocurre generalmente junio a octubre) el caudal de
los ríos era de todas maneras alimentado por los innumerables manantiales que
brotaban cerca de sus orillas o en el fondo de los mismos cauces. Estos eran y son
los que mantienen un caudal de base y que impiden que los ríos no se sequen ni
siquiera en las grandes sequías.
Pero ocurrió algo que cambió radicalmente está dinámica.
En los últimos 50-60 años se talaron o quemaron cientos de
miles de km2 de bosques naturales que había en las cuencas del Alto Paraná con
el fin de expandir el pastoreo de ganado o para plantar cultivos industriales,
sobre todo soja.
Para poder ampliar el pastoreo y desarrollar cultivos se
eliminan los árboles dejando el suelo queda desnudo durante buena parte de año
(antes de la siembra e incluso algunas semanas después) por esa razón el
escurrimiento superficial se multiplica. Hay mucho menos infiltración y las
napas pierden gran parte de sus volúmenes almanacenados en las lluvias para
descargarlos en los meses secos. Eso es lo que pasó en la alta cuenca del
Paraná, que ha sido y es la fuente de mayor parte del agua llovida en la región
paranaense y platense.
A ello se agrega que en esa misma cuenca se construyeron
decenas de represas, algunas muy grandes, 35 represas en territorio brasilero,
que aumentaron la evaporación en sus numerosos embalses y fueron utilizadas
para retener los caudales para la producción de enérgía eléctrica y a veces
para mantener niveles de riego en los cultivos irrigados.
Todo ello hizo que
cuando terminó la época de las lluvias, tomamos nota que en este año hubo poca
lluvia, y la poca agua que llovió se escurrió rápido dando lugar a una
disminución de los caudales en los meses de otoño, el efecto se hizo sentir.
Sobre todo porque no hubieron nuevas lluvias (porque era
época seca) para compensarlo.
Cuando hay poca agua los gestores de los embalses retienen
el agua y no la dejan fluir para mantener los niveles y continuar produciendo
energía eléctrica y también para otros fines, por ejemplo, para el riego,
agravando la situación aguas abajo.
No hay que olvidar que los ríos del Alto Paraná son la
principal fuente de agua para toda la cuenca,
En ellos hay 37 embalses, la mayoría grandes o muy grandes, entre
los que se encuentra la gigantesca represa de Itaipú, que en gran medida, es
donde se decide cuanta agua sigue corriendo hacia abajo en el río Paraná y
cuanta agua se queda retenida. Esta situación se termina de agudizar cuando los
gestores de Yacyretá la otra gran represa que fue construida aguas abajo, también
retienen agua para estos mismos fines.
Son 37 represas grandes, si agregamos Yacyretá, 38, que afectan el
balance hídrico de toda la cuenca alta y por tanto indirectamente las cursos
medios e inferior del río Paraná.
El resultado es el descenso de los niveles en los cursos
medios y bajos de los grandes ríos.
Si miramos de cerca la alta cuenca del Paraná observamos que
el Alto Paraná está formado por cinco grandes ríos:
El río Paranaiba, el río Grande, el río Tieté, el rio
Parapanema y el río Iguazú.
Todos ellos son grandes ríos, tienen una longitud de más de
800 kilómetros y un caudal medio de más de 1000 m3 por segundo. Son además ríos
intensamente intervenidos. Tienen 37 grandes represas. El río Tieté tiene 11 represas El río parapanema 11 …. El río grande tiene 6, el río paranaiba 2, el río Iguazú 5, y en el eje del Paraná,
2
A estas se agrega el gigantesco embalse de itaipu en la
frontera paraguayo brasileña y la enorme
represa de Yacyretá en el límite entre Argentina y Paraguay.
En la cuenca del Alto Paraná la vegetación original anterior
a la colonización portuguesa fue completamente modificada, incluyendo
eliminación generalizada de los bosques, cientos de miles de km2 quemados o talados sustituidos por pastos o cultivos.. Este
cambio de cobertura vegetal da lugar a una
disminución de la infiltración y por lo tanto del caudal de base en los
cauces cuando cesan las lluvias). Por su parte los embalses de las 37 represas
generan evaporación en los embalses, son 37 embalses con un área total de
varios centenares de miles de hectáreas. Esta evaporación tiene un gran
impacto. Además como estas represas fueron construidas para generar energía
eléctrica, cuando se produce una situación de sequía los encargados de las
represas tratan de retener la poca agua que llega disminuyendo aún más los
cauces inferiores.
De todo ello se desprende que la principal causa de la gran
sequía ha sido y es la ocupación e intervención sistemática y antinatural de
los ríos en la cuenca del Alto Paraná que dicho sea de paso se encuentra casi
exclusivamente en territorio de Brasil.
Allí viven 50 millones de habitantes. Casi la mitad de la
producción de todo Brasil, 37 grandes represas, Ríos cortados, caudales
embalsados, el efecto que está teniendo no sorprende. Era esperable. y
finalmente, algo de lo que no hemos hablado y será también el tema de un
próximo video, que es la influencia de la eliminación de las selvas y bosques
sobre el clima local. Que seguramente no es menor.
En conclusión, por donde se la mire, se trata de una
ocupación desmesurada del espacio ecosistémico local cuyas consecuencias
comienzan a sentirse y que, de no tomarse medidas radicales, continuarán
agravándose en el futuro cercano.
Video: "Crónica de una sequía anunciada"
https://www.youtube.com/watch?v=8WakepVZF18&t=190s
Video: "Crónica de una sequía anunciada"
https://www.youtube.com/watch?v=8WakepVZF18&t=190s
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