¿Que sabemos de
los guenoas y de los minuanes?
Una de las naciones
más importantes, tanto por lo numerosa, como por la extensión del territorio
que ocupaba ha sido identificada en las crónicas con el nombre de guenoa,
minuán, guinoaes, güenoa o goanoás.
A partir de la
existencia de crónicas (mediados del siglo XVII) esta nación aparece
principalmente ocupando la región que se extiende desde el río Ibicuy hasta el
estuario hoy denominado “Río de la Plata” y desde el río Urugu
ostas atlánticas de la zona lacunar de Los Patos y Merín.
En tiempos
anteriores a la invasión europea es probable que la ubicación de los guenoas
fuera diferente. Existen indicios que mostrarían que estos pueblos ocupaban en
tiempos
anteriores la región
litoral atlántica desde las grandes lagunas (de los Patos y Merín) hasta la
entrada del estuario hoy llamado platense.
Es muy probable que
la cultura denominada de los “cerritos” fuera la expresión arqueológica de la
persistencia ancestral del pueblo guenoa- minuán en el territorio costero-
lacunar uruguayo- riograndense.
La llegada de los
españoles y portugueses en el siglo XVI aportando enfermedades contagiosas y
provocando mortandades generalizadas debió influir en una disminución
demográfica considerable de la nación guenoa. Más tarde, ya en el siglo XVII,
al repetirse varias agresivas expediciones de esclavos de los bandeirantes,
continuó este
decrecimiento
poblacional, acompañado de una migración masiva de los sobrevivientes.
Este último fenómeno
es descripto ilustrativamente en varias referencias incluidas por Hemming, John
en su libro “Red gold”. Hemming expresa:
“La compra de
esclavos se estaba volviendo un tráfico crecientemente organizado en Santa
Catarina y alrededor de la Laguna de los Patos. Traficantes nativos conocidos
como “mus” actuaban como intermediarios. Un jesuita que investigó el río
Taquarí en 1635 encontró un “mu” llamado Parapopi. Tenía una empalizada sobre
el Taquarí cerca de la confluencia con el río das Antas. “Este hombre es un
gran sinvergüenza que ha vendido toda esa nación... Los portugueses le confían
todo su rescate a él. Flotas de cautivos miserables dejan sus hogares cada año,
y son llevados por tierra por los Tupí (los indios bandeirantes). Se dice que
les lleva solo cinco días alcanzar el mar desde allí. En 1635 el Gobernador de
Sao Vicente dio autorización a una enorme expedición marítima a la Laguna (de
los Patos).
Era una redada
esclavista indisimulada. Por muchos años los portugueses habían comprado
esclavos pacíficamente in dicha zona a cambio de bienes de comercio, e incluso
el consejo de Sao Paulo fue escandalizado por esta agresión desnuda. El consejo
escribió que “esas personas sólo llevaron pólvora, municiones y cadenas, que
están contra la Ley
de su Majestad, siendo un acto de guerra. Más de 200 hombres fueron a Patos aunque por su
parte los indios no habían dado ningún motivo para ser molestados. Habían sido
nuestros amigos y amigos de nuestros ancestros por más de cien años...”. Era
escandaloso que el lugarteniente había permitido que “barco tras barco lleno de
hombres con pólvora, esposas y cadenas para hacer guerra en los
paganos de los Patos
, que habían estado en paz por muchos años, y algunos de ellos eran
cristianos”.
Un jesuita portugués
visitó la base de la expedición en la Laguna. Vió quince embarcaciones
marítimas y muchas grandes canoas y escuchó que los portugueses esperaban obtener 12,000 esclavos carijó. Los
esclavistas incluso molestaron a un jefe llamado “Papagayo” que había sido uno
de sus principales agentes... “benefactor de los blancos... fue él quien los
apoyó en todo y les dio comida gratis....pero fue mantenido
en su aldea
principal como un cautivo en una prisión.... con una guarda fuerte de
mosqueteros portugueses controlándolo.....De las 1200 almas que acostumbraba
tener en su aldea principal, donde vivía, solo quedaron 150; sus parientes más
próximos. E incluso querían llevar al jefe mismo como cautivo.”1
Hay varios
testimonios que confirman esta descripción. En una consulta do Conselho
Ultramarino de Portugal, Frey Manuel de Santa María y el Padre Luiz Pessoa
expresan que las campañas del sur de los dominios portugueses “estaban
despobladas de gentío, por haber, los moradores de San Vicente, haber ido a
sacar el gentío que las poblaba y sólo en el dicho Río Grande hay algún gentío
que confina con los charrúas....y están tan lejos que no hay quien quiera ir a
poblarlas”...”
en aquellas partes
en la ribera del mar no hay ya gentío, sino algunos pocos en la Laguna de los
Patos donde nuestros portugueses van a hacer sus compras de indios.”2
En el mismo sentido
se agrega el testimonio de un español fugado de Brasil a causa de los malos
tratos luego de la ruptura del 1640 entre ambos países. Este testigo“oyó decir
que habían llevado a Río Grande, cien leguas de este gran Río de la Plata, un
navío cargado de indios a Río de Janeiro, y que habían venido de Santos y Sao
Pablo como otros dos navíos a llevar más indios, y esto era muy público en toda
la costa,
y así mismo lo era
en el puerto de la Cananea” 3
Según Bracco, Diego,
20044 , la sociedad paulista tendió a orientar su energía expedicionaria (léase
expediciones de captura de esclavos) “hacia el sur y hacia el oeste”.
Manifiesta Bracco en la misma obra que “Uno de esos grandes movimientos de
expansión se dirigió hacia el sureste. Allí inicialmente había poblaciones indígenas
con una densidad relativamente alta y que por lo tanto constituían un botín
interesante
para quienes
procuraban esclavos. Los paulistas habrían recorrido la costa y se habrían
internado en embarcaciones menores por la cuenca de la Laguna de los Patos.
Habrían establecido característicos sistemas de “rescate”, fomentando guerra
interétnica y obtenido muchas “piezas” a cambio de útiles de tecnología
europea. El descenso numérico que estas actividades habrían causado en las
poblaciones preexistentes se habría visto compensado por el numeroso
contingente que la Compañía de Jesús estableció en la sierra del Tape en la década
de 1630.”
La décadas de 1630 y
1640 fueron críticas desde el punto de vista demográfico, cultural y político
para la región oriental del Uruguay.
Además de las
incursiones a la región atlántica de Patos ya mencionada (1635), en donde
varios miles de personas fueron apresadas para venderlas en los mercados de
esclavos de Sao Paulo, Sao Paulo y
Rio de Janeiro,
(probablemente “patos” y guenoas), los bandeirantes atacaron las misiones
jesuíticas de la Sierra del Tape en el centro del territorio del actual estado
de Rio Grande do Sul, Brasil. El resultado de estos ataques fue la destrucción
total de dichas misiones, y la esclavización de miles de pobladores de las
mismas, mayoritariamente guaraníes, pero también incluyendo otros grupos
étnicos, especialmente guenoas.
Aparecen los
guenoas
Es a partir de este
período de expediciones bandeirantes que comienzan a aparecer en los registros
históricos ciertos pueblos nativos que no habían sido mencionados en documentos
anteriores.
Estas naciones
habían sido mencionadas sin nombre en un informe preparado en Buenos Aires en
1634 a pedido del Gobernador Pedro Esteban Dávila donde se transcribe una
relación del gobernador Francisco de Céspedes en la década de 1620. En esta
relación el Gobernador de Céspedes, había enviado:
“a llamar con los
mismos charrúas a los indios de la sierra de Maldonado, los cuales, en oyendo
su nombre, el cacique mayor despachó otro menor...” para “...que viniese con
algunos indios recorriendo la costa por si algún navío diese en ella como ha
sucedido
otras veces....
vigiando la costa para dar aviso si viniesen velas.”5
De acuerdo a la
información obtenida en documentos de los años siguientes, los “indios de la
Sierra de Maldonado” serían precisamente aquellos pueblos que luego se
conocerían como guenoas o minuanes. En este documento se comprueba también que
la nación guenoa- minuán tenía cacicazgos jerárquicos demostrando una cierta complejidad
política. En ese sentido vale la pena referirse a la carta del Padre Miguel
Ximénez de 1731 donde también se habla de un cacique principal de la nación
guenoa al que se llama Quireymbá 6
Continúa la relación
de Don Francisco de Céspedes explicando el desenlace de la convocatoria:
“No se contentó con
venir con los indios que se le ordenó y trajo consigo todos sus vasallos que
son más de mil almas , y vino corriendo por la costa.... y en esta ocasión
dieron sobre él, habiéndose apartado de los demás a pescar y cazar con algunos
indios, la nación valomar, y les mataron muchos indios, y con ellos el cacique
que había venido a esta dicha ciudad (Buenos Aires) con la embajada y les
cautivaronsus mujeres e hijos y llevaron a sus tierras, a donde hay nueva que
los tienen por esclavos.”7
Es probable que los
pueblos allí descriptos podrían ser sobrevivientes de los ataques de los
bandeirantes a las misiones de la Sierra de los Tapes y a las poblaciones
originales de la región lacustre de la costa atlántica. Estas últimas naciones,
conocidas por los arqueólogos como pueblos “constructores de cerritos”, que
estuvieron por miles de años en sus territorios ancestrales, coincidirían con
las naciones que las crónicas posteriores denominarían guenoas o minuanes.
Una opinión en ese
sentido expresa Bracco, 2004, 8 , “Las
reducciones de las sierras de los tapes fueron a su vez atacadas por los
bandeirantes y los sobrevivientes se replegaron al oeste hacia el río Uruguay y
hacia el Sur. Los guaraníes quedaron en las cercanías de las misiones del río
Uruguay (p.ej. Yapeyú) y los “otros” se volvieron
definitivamente
“pastores” de ganados cimarrones en las praderas orientales. En este ambiente
la documentación jesuítica empieza a hablar de otras naciones, en especial de
una nación hasta entonces innominada en dichas zonas acotada por los tierras
portuguesas, las misiones jesuíticas, los dominios de Buenos Aires al suroeste
y los
charrúas al
oeste-suroeste: los guenoas.”
De acuerdo a Bracco,
no hay documentación ni arqueológica acerca del arribo reciente de la nación
guenoa- minuán al territorio de la Banda Oriental del Uruguay: “Esa nación fue
denominada “guenoa” por los jesuitas y “minuana” por españoles y
portugueses...tenían sistema de mando jerarquizado que se extendía por un
territorio de
cientos de miles de
km2...manejaban el ganado, cuya propiedad individual reconocían, actuando como
pastores de ganado”9
En resumen,
consideramos que los antepasados de los guenoas- minuanes ocuparon la región
atlántico- lacustre del actual territorio uruguayo y de Rio Grande do Sul desde
tiempos muy remotos, tal vez 4,000 o 5,000 años. Si así fuera, su llegada sería
contemporánea e incluso anterior a las migraciones de los chaná-arawak.
A partir de ciertas
semejanzas lingüísticas no se puede descartar que los guenoas, denominados
guanoás por el Padre Francisco García en 1683 tengan parentesco con los pueblos
chaná- arawak que son denominados guanás en su territorio ancestral cerca de la
confluencia del río Apa con el río Paraguay.
Otros elementos de
culturales y de vocabulario (p.ej. la numeración) permitirían relacionar a los
guenoas con los pueblos ancestrales charrúas, y tal vez al tronco chaqueño
wichi-nivaclé-maka.
Los guenoas-
minuanes como protagonistas de la historia colonial
Las primeras
referencias explícitas a este pueblo, bajo la denominación de “guinoaes”, se
remontan a mediados del siglo XVII en un documento español de 1647 a raíz de un
ataque que sufrió una misión que se encaminaba desde la ciudad de Corrientes a
Yapeyú donde un testigo declarante señala que el grupo fue atacado por
“cantidad de indios Valomares, Ytayás y Guinoaes...(que)... trataron de
matarles...”10
Luego el pueblo es
nuevamente mencionado en 1655 cuando el Gobernador
de Buenos Aires hace
un llamamiento a: “todos los indios de las naciones Yaros, Mohanes, Güenoas y a
las demás que estuvieren entre ellos, y en particular a don Pedro Guaytán, y
Lumillán, y Cloyán, caciques y capitanes de dichas naciones.... les ruega y les
pide... que como gente de buen ser, y que deben buscar su salvación en la otra
vida... traten luego de reducirse y juntarse todos en forma de pueblo...” o
“...los trataré como a rebeldes.”11
Ya en 1678 aparece
una nueva mención a la nación de los guinoanes “que habitan y corren toda la
campaña” desde el río Uruguay hasta Montevideo y Maldonado “que distan 250
leguas”, señalando el peligro que significan porque ese río “se vadea en el
verano” en la cercanía de la “doctrina y pueblo de Yapeyú, “por donde pasan los
indios de nación guinoanes” para “hurtar caballos a la jurisdicción de las
Corrientes”12 .
Francisco Jarque en
un documento de 1687 describe a los guenoas (que él llama guanoás), en forma
bastante ilustrativa. “La Nación de los Indios llamados Guanoás son los
gentiles más inmediatos a las reducciones, pobladas sobre el río Uruguay:
discurre por las tierras que ay entre dicho río, y las Costas del Norte, entre
el Cabo de Santa Catalina, y río de la Plata. El temple de la tierra es frío,
muy destemplado, por los vientos tormentosos, que la mayor parte del año reinan,
con grandes aguaceros y tempestades de truenos, rayos y piedra.
Es por la mayor
parte llano el suelo, y sin árboles, como las tierras frías: ay muchos ríos,
lagunas y anegadizos, que sirven de aguadas a las muchas bacas y caballos, que
se ha multiplicado en campos tan extendidos, por centenares de leguas, y cubiertos
siempre de crecidos pastos, para todo género de animales. Allí todo el año los
Ynfieles hallan a mano la caza, las raíces y frutas silvestres, en tanta
abundancia, que sin cultivar tierras, solo con mudar sitio cada tres meses las
parcialidades pueden sustentar sus familias...
Sus casas constan de
unas cuantas esteras, hechas con cierto género de paja larga, o totora gruesa,
y ancha, a modo de espadañas, las cuales se crian en grande cantidad por los
bañados, lagunas, y pantanos de aquellos parajes. Fijan unas estacas sobre la
tierra, y allí atan las esteras, unas por paredes, y otras por techo, de la
capacidad que ha menester cada familia, para tenderse acinadas, como las
bestias en redil, o establo. Son muy guerreros a cuya causa tienen muchos
enemigos, que les obligan a estar siempre con las armas en la mano: y se
convocan unos Caciques a otros, aunque vivan muy lejos, con los humos, o resplandores
de las grandes hogueras, que encienden cada uno en su territorio, para avisar
que hay enemigos en sus tierras, y que es necesario unirse muchos a la
defensa.”
A partir de la
segunda mitad del siglo XVII y primera mitad del siglo XVIII, esta Primera
Nación, ya identificada como guenoa (o guanoá) por los superiores de las
misiones jesuíticas y minuán por las autoridades españolas y portuguesas, pasó
a ser la principal protagonista nativa en la extensa región de praderas al
oriente del río Uruguay y al Sur del río Ibicuy.
En un informe al Rey
de José García Inclán, de 1721, se señala con relación a los guenoas habitantes
de la Banda Oriental: “Asisten de ordinario por el verano en las cercanías de
las Sierras de Maldonado y por invierno se retiran a la parte del río Negro que
desagua en el Uruguay donde hacen bebidas de miel de abejas.
No tienen casas ni
paraje fijo de su asistencia por llevar consigo mujeres e hijos, y forman
barracas pequeñas de palos y pieles. Cada cacique o capitán marcha y se acampa
con todos sus parciales y familia distante de otro como una legua o dos
respecto de tener cada uno mucha caballada.... y porque no se tripule la suya
con la de otros capitanes y les cause confusión...La yerba del Paraguay y el
tabaco eran para ellos el mejor regalo.”13
Una referencia de
1763- 1764 de Antonio J. Pernetty, cronista en la expedición de Bougainville
describe la vida de los minuanes (guenoas) cerca de Montevideo:
“Las mujeres están
ocupadas en cultivar la mandioca y en prepararla
para hacer el
cazabe...Los hombres pasan la vida dedicados a la caza, a la pesca y a andar a
caballo, siendo así que son excelentes jinetes. Los viejos presiden cada
toldería y permanecen en sus habitaciones con los jóvenes y las doncellas que
aún no tienen fuerzas como para hacer un trabajo pesado. Toda su forma de
gobierno consiste
en respetar a sus
ancianos.” 14
En 1749 el
gobernador de Buenos Aires estimaba la población guenoa en unos 3,000 a 4,000
individuos incluyendo “1,000 indios de armas” “Desde el Campo del Bloqueo de
Colonia del Sacramento hasta el Río Grande que están situados los portugueses,
habitan los indios infieles minuanes, gente cobarde, sus armas, flechas y
bolas, se mantienen de robar ganados y caballadas de los vecinos y estancias de
Montevideo. Se compone esta nación (según noticias) de tres a cuatro mil, y
entre ellos, como mil indios de armas. Hay domesticados que entran y salen en
Montevideo unas cuantas tolderías, que llegará el número a doscientas almas,
pero viven lo mismo que los demás; no matan al español mientras no se les opone
a sus robos.”15
Esta población
parece ligeramente superior a la que tenían las otras naciones nativas sumadas:
charrúas, manchados, martianes, bohanes y yaros, cuyo número total este
gobernador estimaba en unos tres mil, de los cuales unos seiscientos hombres de
armas.
Si aceptamos estas
cifras, la población total de las Primeras Naciones de las praderas en 1749 era
de unos 6,000 a 7,000 personas. Luego de las batallas de 1749 varios grupos
étnicos de la banda occidental (p.ej. manchados, martianes, yaros) desaparecen
de las
crónicas quedando
solamente charrúas y bohanes, que se trasladan a la Banda Oriental, y los
guenoas-minuanes que no fueron afectados sensiblemente debido a su localización
fuera del teatro de las operaciones.
En 1750, por el
Tratado de Madrid, España cedió los siete pueblos misioneros orientales a
Portugal, desencadenando la rebelión de las poblaciones guaraníticas de las
Misiones en la llamada Guerra Guaranítica que enfrentó a la alianza
hispano-portuguesa con las fuerzas misioneras.
Un número importante
de minuanes (guenoas) participaron en la guerra junto con los guaraníes.
Es ilustrativa la
actitud de los minuanes (guenoas) durante la guerra, en la cual participaron a
solicitud de los jesuitas (1753) quienes enviaron emisarios:
“A las tolderías de
los minoanes y bohanes (para) convocarlos para la guerra (a lo que) habían
respondido los minoanes a la convocatoria, que si sabían los tapes y los curas
que habían de necesitar de ellos, para qué, en los años pasados habían muerto
sus hijos, que esos más tendrían hoy en su ayuda, pero que no obstante dijese
al padre que se
fiase de ellos, que
le ayudarían en todo.”16
Los minuanes se
incorporaron a las fuerzas misioneras tomando el comando de los milicianos
guaraníes tal como se explica en la siguiente crónica:
“Los indios
(guaraníes) tanto por consejo de los minuanes, se quedaron escondidos cada
pueblo en otro paraje, y acercándose el enemigo tomaron los infieles todo el
comando sobre sí, repartiéronse por tropas de todos los pueblos (...) con los
lorencistas (los misioneros de San Lorenzo) estaban 30 hombres y 20 mujeres armados
a caballo,
todas peleando con
los hombres por igual, y así los nuestros se les sujetaron del todo. Dieron
estos jefes providencias y primero mandaron que los mejores jinetes de cada
capitán estuviesen proveídos de los mejores caballos, los otros se quedasen a
pie.
Según el orden dado
por los jefes guanoas salieron nuestros indios, cada pueblo en su celada,
formando los peones una media luna. Los infieles, y los de cada pueblo a
caballo por su parte por delante acercáronse al enemigo y luego los infieles
solos baleáronse (el informe señaló grandes bajas en el bando colonial durante
el combate)..
Unos días más tarde
“llegaron de San Javier, de la otra Banda del
Tape una cuadrilla de charrúas con caballos que les enviaron los
indios...” 17
Como se ve minuanes
y charrúas, en especial los minuanes, se plegaron a la lucha anti-colonial de
los guaraníes, y al igual que éstos, sufrieron muchas bajas en las batallas
definitorias de la guerra, en particular en la sangrienta de Caibaté (1756)
Esta época coincide
en el cruce del río Uruguay por parte de las comunidades charrúas
sobrevivientes de las campañas represivas españolas de 1749 y 1750 en el Entre
Ríos. Por esa razón, a partir de las décadas de 1750 y 1760, disminuye el
número de grupos étnicos, que, por otra parte, quedan limitados a los
territorios orientales del Uruguay: los minuanes, que eran los habitantes
tradicionales del territorio, los charrúas, que se vieron obligados a abandonar
sus campos habituales al occidente del río Uruguay, para establecerse en las praderas
pedregosas de la Banda Oriental y, en menor grado, porque
su número había
disminuido considerablemente, los bohanes.
Cuando termina el
conflicto, y sobre todo después de la expulsión de los jesuitas en 1767,
desaparece la denominación “guenoas” (que era utilizada sobre todo por los
jesuitas) para utilizarse exclusivamente el nombre “minuanes” (gentilicio
aplicado por autoridades españolas y portuguesas).
En las tres últimas
décadas del siglo XVIII las referencias a los minuanes son dominantes, hay
muchas referencias a tolderías charrúas, y prácticamente ya no son más
mencionados los bohanes 18 .
Durante las dos
primeras décadas del siglo XIX, minuanes y charrúas están claramente
diferenciados, aunque las bajas experimentadas durante las guerras llevaron a
que las tolderías se integraran en la década de 1820. Cuando la masacre de
Salsipuedes por el ejército de la república, en 1831, las tolderías conocidas
como “charrúas” incluían
numerosos minuanes.
La diferenciación entre ambas naciones se había desdibujado considerablemente.
Referencias
1 Hemming , John, 1978, Red gold;
The Camelot Press Lted, Southampton,
pp 265 y 266
2 Información de Frey Manuel de Santa María y Padre Luiz
Pessoa en Consulta do Conselho Ultramarino acerca de la concesión de 100 leguas
de tierras que pidiera Salvador Correa de Sa en el distrito de la Isla de Santa
Catarina, Lisboa, 14 de marzo de 1658, publicado en Castro, Inventario, Op.Cit.
T.VI, doc. 737; referencia de Bracco, Diego,2004, p.105.
3 Archivo General de Indias, Escribanía de Cámara , 892ª,
pieza 20, declaración de Manuel Pérez da Cruz, noviembre de 1645.
4 Bracco, Diego, 2004; Charrúas, guenoas y guaraníes;
Linardi y Risso, Montevideo, p.89.
5 Archivo General de Indias, Charcas, 28, Relación del
Gobernador de Buenos Aires, Francisco de Céspedes, en información preparada en Buenos
Aires a petición del gobernador Pedro Esteban Dávila, acercade los indios
Uruguay, tapes y viaza en la que se insertan varios pareceres e informes sobre
dichos indios y países, año 1634.
6 Carta del Padre Miguel Ximénez, del 10 de agosto de 1731,
transcripta por el P. Lozano al Procurador General de San Martín, Córdoba de Tucumán,
30 de enero de 1732, incluida en anexo en Bracco, Diego, 2004, op.cit. p.375.
7 Archivo General de Indias, Charcas, 28, Relación de Don
Francisco de Céspedes, inserta en el expediente. Buenos Aires, 5 de febrero de
1626 incluida en informe preparado en Buenos Aires a petición del gobernador Pedro
Esteban Dávila, acerca de los indios uruguay, tapes y viaza.
8 Bracco, Diego, 2004, op.cit.
9 Bracco, Diego, 2004, op.cit.
10 Entre otras afirmaciones, el documento dice que “el
declarante (Felipe) y otro indio Ventura salieron de la ciudad de las
Corrientes y se vinieron por tierra a la Reducción de este río del Uruguay,
nombrada Yapeyú. Y en el camino y paso que llaman del salto de el Río toparon
con
cantidad de indios Valomares, Ytayás y Guinoaes...(que)...
trataron de matarles...” luego dijo “que vio, oyó y entendió que los indios de
nación yaro dijeron que ellos no habían recibido daño de los españoles y así,
se querían retirar y no meterse con ellos ni con los indios de la dicha
Reducción...”. Archivo General de Indias, Charcas 120, Autos y diligencias del
gobernador
Laris, Declaraciones de Felipe y Ventura, Santo Tomé,
noviembre de 1647.
11 Carta del gobernador Baigorri, Baires, 21 octubre 1655,
en Bruno, Cayetano, Historia de la Iglesia en la Argentina, Vol III, p.86,
Buenos Aires, 1968.
12 “...este dicho río se vadea en el verano por junto a una,
que llaman la doctrina y pueblo de Yapeyú, por donde pasan los indios de nación
guinoanes, que habitan y corren toda la campaña desde el... (río Uruguay)..., hasta.
Montevideo y Maldonado, que distan 250 leguas, a hurtar
caballos a la jurisdicción de las Corrientes.”; Archivo
General de Indias, Charcas, 260. Carta del gobernador Robles al Rey. Buenos
Aires, 20 de junio de 1678.
13 Memoria al Rey de José García Inclán de 1721, referido
por Barrios Pintos, Aníbal, 2000 en “Historia de los Pueblos Orientales”,
Libros de la Academia, T.1, p.40.
14 Crónica del fraile benedictino Antonio J. Pernetty,
participante en la expedición de Bougainville, durante su estadía en Montevideo
del 28 de diciembre de 1763 al 16 de enero de 1764, referido por Barrios Pintos,
Aníbal, 2000 en “Historia de los Pueblos Orientales”, Libros
de la Academia, T.1, p.42.
15 Archivo General de Indias, Buenos Aires, 304, Informe del
gobernador Andonaegui al marqués de la Ensenada, Buenos Aires, 5 de setiembre
de 1749, de Bracco, D., 2004, p.267.
16 Referencias mencionadas por Bracco, D., 2004, op.cit.:
Simancas. Esta
do 7381. Nicolás Patrón al mrqués de Valdelirios. Corriente,
13 de septiembre de 1753. Adjunto testimonio del día 12, de la declaración del
capitán Juan Antonio Rodríguez Cabrera, llegado recientemente de las doctrinas
guaraníes.
17 Carta del Padre Tadeo Henis al padre Bernardo Nusdorffer.
Sin fecha, en respuesta a la solicitud de informes, hasta el presente, 4 de marzo
de 1756.
18 A pesar que todavía en 1815, Damaso Antonio Larrañaga en
su oración inaugural de la Biblioteca Nacional en Montevideo, todavía menciona
el idioma “bohán” como una de las lenguas habladas en el país.
Del libro "Los pueblos del jaguar", D.Antón, Piriguazú Ediciones
Del libro "Los pueblos del jaguar", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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