Contexto teórico histórico
El desarrollo de los enfoques y teorías
geológicas sobre el origen y evolución planetaria terrestre, y en particular de
la corteza, ha sido continuo durante los últimos dos siglos e incluso anteriormente.
En ese lapso temporal las hipótesis aceptadas han variado considerablemente. A
principios del siglo XXI predominan teorías que sostienen que el planeta está
dividido en placas más o menos rígidas que se desplazan horizontalmente,
convergen, divergen, se sobreponen o subducen unas por encima de otras
produciendo cambios lentos y graduales en la configuración de los continentes y
océanos, lo que se llama “teoría de las placas tectónicas”. Del mismo modo hay
acuerdo general que la composición del manto superior, con predominancia de
silicatos de hierro y magnesio, difiere geoquímica, mineralógica y
petrográficamente de la composición de la corteza, en la cual predominan los
silicatos de aluminio sódicos y potásicos.
También se sostiene en términos generales
que la principal fuente de energía interior terrestre proviene de la
desintegración de algunos elementos radioactivos, como potasio-40 (40K), uranio-238
(238U) y torio-232 (232Th).
Hay también coincidencia general en que todos
estos procesos han ocurrido y ocurren sin cambos significativos en el volumen
terrestre a lo largo de los tiempos geológicos.
Basados en las innovadora y revolucionaria
teoría de Vicente Sánchez Cela planteamos un cierto número de incertidumbres en
los postulados geológicos que han sido considerados axiomas y que creemos
merecen ser visitados nuevamente.
En particular describiremos nuestras dudas
acerca de la teoría de las placas tectónicas, de la composición del manto
terrestre, de las fuentes de energía planetaria, de la supuesta estabilidad del
volumen de la Tierra en la historia geológica, del rol principal de los fluidos
carbonosos en los procesos geológicos del manto y la corteza, y finalmente
acerca de las variaciones de la densidad de la atmósfera a lo largo del tiempo.
Como reflexiona J. Lovelock en “The Ages of
Gaia” y el propio Thomas S. Kuhn en “The Structure of Scientific Revolutions”
(1962), el avance científico requiere constantes replanteos de las teorías
aceptadas desde diversos ámbitos científicos para acercarse a la verdad.
Llegó la hora de repensar la teoría ortodoxa
Precisamente, una de las propuestas
innovativas y revisionistas acerca de los procesos que dieron origen a la
corteza terrestre ha sido desarrollado por Vicente Sánchez Cela en numerosos
trabajos (1999, 2005, 2012) donde replantea el origen del granito como el
resultado de un cambio de fase exotérmico con aumento de volumen de los
minerales silicatados del manto dando lugar a los diversos procesos geológicos
corticales.
La teoría de Sánchez Cela implica un
aumento gradual del volumen terrestre producto de la disminución de densidad
antes señalada. El mismo se puede estimar en 5 a 10%. Si a este aumento de
volumen por cambios de fases minerales en la base de la corteza le agregamos
varios niveles de cambio de fase a mayor profundidad el aumento podría ser
significativamente mayor, del orden de 25 a 30% o tal vez más.
Este aumento de volumen ha sido considerado
(aunque sin especificar las causas) por los geólogos australianos S.W.Carey y J. Maxlow que no aceptan la
teoría de la tectónica de placas y en cambio imaginan un aumento de volumen
planetario que habría sido responsable de los cambios de configuración de los
continentes y la aparición y expansión
de los oceános.
Marco geológico
La composición inicial planetaria era
inestable en capas externas con menor presión y temperatura. Se produjeron
variaciones en las estructuras cristalinas silicatadas pasando de fases densas (coesita, tal vez stishovita,
K-holandita, Na-holandita) a fases menos densas (cuarzo, feldespatos potásicos,
sódicos, cálcicos, olivinos, piroxenos) con un aumento de volumen. La
dilatación del manto fue generando una zona superficial de menor densidad.
correspondiente al elemento estructural que llamamos “corteza” que puede ser
definida como la parte del manto con menor densidad debido a los cambios de
fase de los minerales.Este aumento de volumen dio lugar al hinchamiento de
ciertas zonas en donde se formaron los escudos antiguos que constituyeron la
base de los continentes. Este mismo proceso podría haberse producido a mayor profundidad,
dando lugar a una sucesión de niveles de cambios de fase minerales con aumento
de volumen. Estos procesos en profundidades mayores a los 500 kilómetros pueden
deberese por ejemplo a la transformación de minerales extradensos, como la
perovskita silicatada y la postperovskita (y tal vez la stishovita) a minerales
menos densos como la coesita y las holanditas, las que a su vez en un nuevo
cambio de fase pasarían a neoformar el cuarzo y los feldespatos.
Estas transformaciones (cambios de fase) se
producirían sin modificaciones en la composición química, con aumentos de
volumen y con generación de energía, debido al carácter exotérmico de estos
cambios.
Así se produciría un aumento de volumen a
dos o más niveles dando lugar a un incremento planetario (en volumen, no en
masa) de 20 o 30%, tal vez más.
En caso de ser así, cosa altamente probable
por los datos geofísicos disponibles recientemente acerca de un cambio de fase
ultra-profundo, llevaría a pensar que la evolución planetaria incluyó un
aumento de volumen considerable durante la historia geológica.
Este modelo evolutivo debilita la teoría de
los bloques tectónicos moviéndose horizontalmente y subduciéndose unos bajo
otros y valdría la pena revisitar los conceptos, que hasta ahora se han
considerado axiomáticos.
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