Uno de los fenómenos
principales del dinamismo interno de los planetas interiores, satélites y asteroides
son los procesos de desgasificación.
Ésta implica que
en estos cuerpos se produce el ascenso gradual de ciertos elementos o
compuestos relativamente livianos, que asumen estado gaseoso en rangos de presión
y temperatura subsuperficiales y superficiales.
Las
principales moléculas que forman parte de las envolturas gaseosas de los
planetas son de nitrógeno, metano, dióxido de carbono y agua. El nitrógeno es
relativamente abundante y por lo tanto al contraerse y calentarse el interior
planetario tiende a exudarse hacia el exterior formando «atmósferas
nitrogenadas» (cuando la gravedad del planeta es suficiente para retenerlas).
Debido a su carácter químicamente estable no se combina mayormente en su ascenso
o en su estancia en la atmósfera.
El carbono y
sus compuestos hidrogenados, por el contrario, suelen tener un comportamiento
químico mucho más activo, particularmente en presencia de algunos minerales
oxigenados, como son los óxidos metálicos y los sulfatos. Las fracturas
producidas en el interior planetario por la compresión, distensión y
calentamiento así como por las mareas astronómicas, facilitan el ascenso.
Al combinarse con el oxígeno, el metano: CH4 (que es la
molécula más común en los interiores planetarios) genera CO2, CO y H2O,
dependiendo de la disponibilidad de oxígeno. Los fluidos carbonosos así
formados se inyectan en las masas sólidas generando presiones laterales en las
fracturas, ensanchándolas y lubricándolas. De esa forma se posibilita el
movimiento de los bloques rocosos, con producción de sismos y eyecciones de
gases.
Se considera que la mayor parte del carbono atmosférico y
oceánico terrestre se ha inmobilizado bajo la forma de carbonatos.
Esta composición puede ser explicada lógicamente a través de
las teorías de la desgasificación planetaria, del origen mineral del petróleo y
gas y de la ocurrencia de procesos de oxidación en las capas subsuperficiales.
Algunos autores (Thomas Gold, 1992 y 1999) atribuyen al
metabolismo de poblaciones hipertermobacterianas subterráneas la ocurrencia de
dicho proceso. Cuando el metano en su ascenso llega a los 5-10 kilómetros
de profundidad con temperaturas por debajo de los 150 grados centígrados se
encuentra con una numerosa flora subterránea de bacterias. A estas bacterias se
las denomina hipertermobacterias pertenecientes al Dominio de las Archea. Estas
bacterias basan su metabolismo en la oxidación del metano, produciendo H2O y
CO2 a partir de óxidos, sulfatos y otras sales. De esa manera se generan óxidos
reducidos (p.ej. magnetita), sulfuros (pirita, calcopirita, etc) y otros Parte
del metano sobrevive y emerge en los fondos oceánicos y continentes oxidándose
en la atmósfera (formando CO2). La oxidación de gran cantidad de CH4 da
lugar a la formación de agua que también se incorpora a la atmósfera. Esta agua
de origen "bioquímico" se agrega a las aguas aporttadas por ometas,
asteroides y meteoritos.
La surgencia de este conjunto de aguas profundas (o
"juveniles") arrastra sales diversas y se acumula en la superficie
formando océanos y otros cuerpos acuáticos. El metano presenta surgencias en
todos los sitios donde hay conductos (fracturas) que alivian la presión y
permiten su ascenso. En el fondo marino, donde la corteza es más delgada,
existen innumerables fuentes de emanación de metano y subproductos (vapor de
agua, dióxido de carbono). En presencia de aguas frías el metano se mezcla con
éstas dando lugar a la formación de hidratos de metano.que en algunos fondos
oceánicos puede tener espesores de varias decenas de metros.
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