Las propiedades medicinales del opio y su carácter adictivo
El opio en dosis moderadas (p.ej. 0.25 gramos para una persona adulta) produce efectos analgésicos y narcotizantes que duran unas 6 horas. Concomitantemente, tiene lugar un descenso de la temperatura de cuerpo, un enlentecimiento del funcionamiento corporal, se contraen las pupilas, se distiende el sistema nervioso y se hace más leve la respiración.
La dosis letal es de aproximadamente 70 mg por quilogramo de peso (o sea unos 5 gramos).
En personas no alérgicas, hay una alta tolerancia al opio. Es posible consumirlo por largo tiempo sin problemas mayores de salud. Aumenta las defensas a ciertas enfermedades (como gripes y catarros), y aparentemente aumenta la longevidad. En principio, los consumidores de opio, y en particular los opiófagos (que consumen opio por la vía digestiva), no presentan problemas mayores. El opio fumado tiene otros inconvenientes que se relacionan con los productos de la combustión. Desde ese punto de vista ,sus efectos presentan analogías con el fumado cotidiano de tabaco.
Al igual que el cigarrillo, el opio es un producto adictivo. Si bien su consumo en dosis moderadas y habituales no causa perjuicios mayores para la salud, su carácter adictivo genera una dependencia que dificulta dejar de consumirlo. El síndrome de abstinencia es relativamente intenso, caracterizándose por bostezos, sudoración, secreciones nasales, respiración agitada, temblores ocasionales, carne de gallina, retorcijones y calambres en las piernas. Normalmente estos síntomas cesan a los tres días.
El consumo y abandono del opio provoca más daños que el consumo permanente.
La mejor forma de dejar el hábito es a través del autocontrol, procurando disminuir la dosis en forma imperceptible. De esa manera en menos de un año es posible eliminar la adicción.
Los alcaloides del opio
El opio contiene más de 20 alcaloides con farmacologías variadas. Los más abundantes son la morfina (10%21 ), la papaverina (1%), la codeína (0.5%) y la tebaina (0.2%).
La morfina, que es el más potente, fue sintetizado en 1803 por el químico alemán Friedrich Sertürner. Su fórmula es C17H19NO3 , y fue bautizado «morfina» por su «descubridor», en honor a Morfeo, dios griego de los sueños.
La papaverina, segundo alcaloide por su tenor, tiene efectos prácticamente insignificantes sobre el sistema nervioso humano.
La codeína, por su parte, tiene un impacto mayor que la papaverina pero tan sólo 1/6 de la potencia de la morfina.
Reproducido de “Pueblos, Drogas y Serpientes”, D.Antón, Piriguazú Ediciones
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