La masacre de los pueblos nativos de la Patagonia, también (mal) llamada "la guerra del desierto".
En 1872, veinte años después de la caída de Rosas, ya
constituida la República Argentina como tal en pleno período sarmientino, se
produjo el temido malón de los winkas de Buenos Aires que en la historia
oficial se conoce como la batalla de San Carlos, y que al poco tiempo, habría
de terminar con la muerte de Kalfukurá, el anciano toqui de las pampas.
Su hijo, Namunkurá, continuaría la resistencia por
varios años más. Las autoridades centrales, representadas por el nuevo
presidente Nicolás Avellaneda y sus Ministros de Guerra Adolfo Alsina y Julio
Argentino Roca, y la presión inglesa para la colonización y extensión de las
vías férreas, llevó a planificar una estrategia de destrucción y ocupación del
país confederado.
En 1876, Alsina ordenó el avance de cinco divisiones
sobre la “Tierra Adentro” estableciendo una línea de pueblos) y fortines
(Carhué, Guaminí, Puán, Trenque-Lauquen e Ita-ló), y una zanja de 374 km de
largo entre Carhué y Laguna del Monte.
En 1877 y 1878 las comunidades indígenas estaban
debilitadas por el hambre y la continua agresión de las fuerzas armadas de los
winkas.
Fue en ese momento que se produjo la estocada final.
El ejército encabezado por Julio Argentino Roca, cada vez más numeroso, y
ahora armado con el poderoso fusil Remington, descargó toda su fuerza contra
las naciones del sur. La campaña, que duró algo más de un año, permitió
derrotar completamente a los pueblos confederados y ocupar su tierra en forma
permanente.De acuerdo con la Memoria del Departamento de Guerra y Marina de 1879, los resultados de la campaña fueron los siguientes:
“5 caciques principales prisioneros, 1 cacique
principal muerto (Baigorrita), 1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios
de lanza muertos, 10.513 indios de chusma prisioneros, 1.049 indios reducidos
.”
En 1882 una nueva campaña lograba expandir la frontera
a todo Neuquén,
364 indígenas habían sido muertos y más de 1700 hechos
prisioneros. El 5 de mayo de 1883 el General Villegas informaba: “En el
territorio comprendido entre los ríos Neuquén, Limay, Cordillera de los Andes y
Lago Nahuel Huapi; no ha quedado un solo indio, todos han sido arrojados a
occidente... Al sur del río Limay, queda del salvaje los restos de la tribu del
Cacique Sayhueque, huyendo, pobre, miserable y sin prestigio”
En 1884 el general Wintter decidió aniquilar a
Sayhueque e Inacayal.
Hambriento y agotado, Namuncurá ya se había visto
obligado a rendirse con 330 guerreros.
Los últimos loncos del Puelmapu, reunidos en asamblea,
intentaron organizar una defensa desesperada con el compromiso de pelear hasta
morir.
En una situación de arrinconamiento insostenible,
Sayhueque se entregó el 1º de enero de 1885 con más de 3000 hombres.
Algunos loncos continuaron la lucha.
Un gran número de guerreros murieron en combate y los
restantes enfrentaron a los invasores en una última batalla el 18 de octubre
de 1884.
Hubo más muertos y los dos loncos sobrevivientes,
Inacayal y Foyel cayeron prisioneros.
En 1886, ambos jefes fueron llevados, junto con los
restos de sus familias a vivir al Museo de la Plata donde se expusieron al
público curioso. como piezas cautivas de la “civilización” triunfante.
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