La guerra guaranítica
El
acontecimiento que habría de tener más influencia en la posterior evolución de
la Banda Oriental fue el Tratado de Madrid en 1750[1]
entre España y Portugal, por el cual se redefinió la frontera en todas las
colonias americanas de estos dos imperios europeos dejando los siete pueblos
orientales en territorio portugués y desencadenando la reacción tape-jesuítica.
Para
rediseñar los límites de las colonias del sur de América dos partidas oficiales
comandadas por sendos geógrafos de cada país, salieron respectivamente de
Montevideo y Rio Grande encontrándose en la zona de los Castillos (actual Cabo
Polonio) en 1751. El primer mojón fue colocado en un peñasco adyacente al Cerro
de la Buena Vista o Monte de Castilhos (como es designado por J.F. Fernandes
Pinheiro) [2] en 1752. El segundo mojón fue ubicado en
un sitio denominado de la India Muerta (seguramente en un cerro cercano al
arroyo actualmente conocido por dicho nombre) y el tercero en una sierra 5
leguas al norte de la bahía de Maldonado (la población de San Fernando de
Maldonado todavía no había sido fundada)[3]. Los sucesivos
mojones y límites fueron establecidos a lo largo de la Cuchilla Grande hasta el
río Ibicuy y de allí siguiendo este río hasta el Uruguay.
La
confección de estos límites dejó varias poblaciones españolas en manos
portuguesas tanto en el sur de América como en otros confines de los imperios.
Uno de los elementos contenciosos principales se dió en el norte de la Banda
Oriental en donde el tratado obligaba a abandonar los siete pueblos misioneros
orientales.
Apenas se
enteraron de la decisión de los gobiernos, los habitantes de las comunidades
misioneras a ser desplazadas, se rebelaron contra la decisión comandados por
varios líderes indios y jesuitas. Uno de los primeros pueblos rebelados fue el
de San Miguel, cuyos pobladores capitaneados por el padre jesuita Lorenzo Balda
y el líder indígena Sepé reunieron 600 hombres en armas y se lanzaron al
encuentro de las divisiones demarcadoras.
A partir de
ese momento se desencadenó la llamada guerra guaranítica o guerra de los tapes (esta guerra puede ser
considerada como la segunda guerra guaranítica) que prosiguió hasta 1756
culminando en un enfrentamiento total entre las huestes tapes y los ejércitos
combinados de España y Portugal.
Los tapes
estaban organizados política y militarmente bajo las órdenes conjuntas de un
mando indígena y jesuíta y respondían a la autoridad política de Nicolas
Languiru (que había sido declarado por sus seguidores: Nicolas I, rey de
Paraguay).
El ejército
portugués estaba compuesto por unos mil hombres y el español por 1,500. Se
reunieron para dar las últimas batallas el 16 de enero de 1756 en las nacientes
del río Negro. Los enfrentamientos principales se dieron en febrero,
especialmente en la batalla de Caibaté en donde 2,500 hombres al mando de
Nicolás Languiru fueron derrotados por los ejércitos imperiales tras sangrienta
batalla.
Los tapes
peleaban con lanzas y desorganizadamente contra las armas de fuego y la
organización profesional de los dos ejércitos europeos. El resultado fue una
verdadera masacre. Miles de indios misioneros fueron liquidados con gran
facilidad y casi sin pérdidas por los ejércitos de las dos potencias.
El episodio
es descripto por J.F.Fernandes Pinheiro de la siguiente manera: "Ainda
hoje o viandante sensível e bom contempla com horror essas planícies, onde
iludidos, bisonhos, e desarmados índios foram empenhados por destros
conselheiros em desigual combate contra tropas aguerridas, e bemm petrechadas;
em poucas horas ficaram juncadas de mil e duzentas destes malfadados, de
infinidades de lancas, flechas, e arcos, e prisioneiros cento e vintesete; por
troféus duas bandeiras de nobreza encarnada, tres pecas de artilharia calibre
1, e algunas espingardas..." y luego "...dos nossos saíram
feridos..." (un total de dieciocho) "...e morto um; e dos espanhois
dez soldados feridos, e mortos dois." O sea, ¡1,200 muertos del lado
misionero, 3 muertos del lado hispano-portugués!
Luego de
varias otras batallas tan desiguales como la recientemente mencionada los
ejércitos tapes fueron totalmente derrotados y sus desorganizados remanentes se
refugiaron con sus familias en el territorio español cruzando el río Ibicuy,
fundamentalmente para escapar de la amenaza bandeirante. A partir de ese
momento las poblaciones Misioneras fueron cayendo una a una, algunas como San
Miguel, fue abandonada por sus pobladores, otras no tuvieron más remedio que
capitular (San Lorenzo y San Borja)[4]. Con el tiempo,
muchos de los pobladores de las Misiones conquistadas emigraron de sus pueblos
para unirse a los remanentes de las fuerzas derrotadas. Debido a que la guerra
reciente también había incluído a España como enemigo, la gran mayoría de los
fugados trataron de evitar las zonas españolas más pobladas refugiándose más
bien en zonas periféricas, sobre todo hacia el este y el sur.
Al
principio se desplazaron hacia el sur, a lo largo de los montes de la costa del
río Uruguay, y finalmente hacia las sierras de la Banda Oriental, tanto de la
actual escarpa de Haedo como de las Sierras de Maldonado.
El conocido
historiógrafo riograndense Visconde de Sao Leopoldo, (J.F.Fernandes Pinheiro)
en su obra citada estimó en unos 14,000 los refugiados guaraníes que se
desplazaron al sur del Ibicuy después de la guerra. J.F. Fernandez Pinheiro
describe así este episodio: "Os indios, que escaparm no desbarato geral,
internaram-se pelos bosques das margem Oriental do Uruguai, aos quais
agregando-se outros, que se estimaram en quatorze mil, faziam frequentes
correrias". Como resultado de ello
se produjo una profunda transformación demográfica y étnica de la población de
la Banda Oriental española.
Reproducido del libro "Uruguaypirí" de D.Antón
[2] Hay una descripción muy detallada de estos episodios en "Anais da
Provincia de Sao Pedro" de José Feliciano Fernandes Pinheiro, Visconde de
Sao Leopoldo, escrito en la década de 1830 y republicado por Mercado Aberto, en
Documenta 11, Porto Alegre, 1982, 250 pp. Utilizamos esta referencia con
frecuencia en este capítulo.

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