lunes, 30 de julio de 2018



La nueva Guerra Fría y el complejo industrial-militar de EEUU

La codicia puede más
Los Estados Unidos necesitan guerras que justifiquen los gastos exorbitantes en defensa (mayores a los de todas las demás potencias sumadas).
Con las guerras que promueven y desencadenan (Siria, Irak, Afganistán, Libia, Yemen) que han sumado más de 5 billones (5,000,000,000,000) de dólares no es suficiente. Se necesitan más guerras. 
Además, para que se justifique los gastos necesarios se requieren enemigos poderosos, si es posible, con armamentos nucleares que justifiquen aún más los presupuestos reclamados. 
La lista de posibles enemigos aceptables para el complejo militar-industrial es larga.  En primer lugar, como se ha visto, un enemigo posible, que se considera actualmente, es Irán. Un conflicto con Irán permitiría una utilización intensiva de la maquinaria de guerra así como acelerar la venta de pertrechos de guerra a los aliados involucrados en la misma. 
Pero para estar acorde con los ingentes gastos previstos en el presupuesto militar esto no es suficiente. Se necesitan enemigos más poderosos. Enemigos que justifiquen los 700,000 millones de dólares que el Congreso asignó a la “defensa”.  
Los dos enemigos potenciales que se destacan en el horizonte bélico futuro de los estrategas del Pentágono son China y Rusia.
En el caso de China, las excusas para iniciar un posible conflicto futuro son varias. La principal es el apoyo de China al gobierno de Corea del Norte. Otra excusa que se utiliza es la ocupación por China de ciertas islas (las islas Paracel) en el mar de China Meridional. A ello se agregan los complejos intereses relacionados con el enfrentamiento comercial que acaba de iniciar el gobierno de los EEUU contra la República Popular de China..
El otro enemigo es Rusia. Para transformar a Rusia en un enemigo creible hay argumentos muy convincentes para la opinión pública desinformada de los EEUU.
En primer lugar, los antecedentes de la Guerra Fría que involucraban a la Unión Soviética y Estados Unidos en la segunda mitad del siglo XX, pueden ser trasladados a Rusia (que en la actualidad NO ES lo mismo que la Unión Soviética) sin que se señalen las obvias contradicciones. Por eso es fácil convencer al público estadounidense que Rusia es un enemigo,  
De allí el escándalo por la reunión de Trump y Putín.  Frente a la actitud del presidente de EEUU se corre el riesgo de que se desdibuje la imagen del supuesto enemigo.
Pero es claro que Trump no estaba preocupado por la imagen de Rusia, sino más bien en sus propios negocios en ese país, de los cuales ya había antecedentes. Efectivamente, en 2013, el certamen de Miss Universo (del cual Trump era el director y propietario) se realizó en Moscú permitiéndole establecer vínculos con personajes de la oligarquía rusa, incluyendo tal vez, el propio Vladimir Putín.
En los hechos, el movimiento rusofóbico de la elite económica de los EEUU estaba perdiendo fuerza frente a estas actitudes presuntamente rusofílicas del presidente.
De todas maneras, la necesidad de un enemigo principal habrá de superar, sin lugar a dudas, los intentos vacilantes de Donald Trump por establecer algún tipo de amistad con Rusia, quitándole al complejo industrial-militar el enemigo que tanto se necesita
La nueva Guerra Fría (o no tan fría) parece estar garantizada.   

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