sábado, 28 de julio de 2018


Gruta de la Salamanca de Maldonado, una toponimia legendaria
D.A.


Mucha gente se pregunta el porqué del nombre de esta gruta en Maldonado, y tal vez el primer origen haya que buscarlo en España. Originalmente se denominaba Cueva de Salamanca un enclave legendario cerca de la ciudad de Salamanca en Castilla donde se decía “impartía clase el Diablo”.
En Améríca la tradición fue trasladada y en la región de Catamarca, La Rioja, Tucumán y Salta son cuevas donde se organizan fiestas en honor al macho cabrío y se sirven manjares locales y bebidas como la chicha.
En estos festejos se baila y se canta desde la caída del sol hasta las primeras horas del amanecer, y a modo de ritual se invocan a brujas, almas condenadas, que pudiesen estar merodeando por allí, junto a los demonios de los infiernos.
En Tucumán se han encontrado salamancas en las cercanías de localidades como Monteros, Las Cejas y Tafí del Valle (Salamanca del Siambón). En Salta, en los Valles Calchaquíes y la Quebrada de Humahuaca y en Catamarca, en cercanías del poblado de Belén. A las salamancas criollas, aquellos que quieran hacer un pacto con sus brujas o con el "supuesto" diablo, con el fin de adorarlos, deben ingresar sumisos, en silencio y con respeto. Antes de ingresar al socavón se deben besar los cuartos traseros de un carnero y llevar su bebida, como ofrenda, para entregarlas en la fiesta u orgía.
Los asistentes comentan que por las noches suele oírse estruendosamente, la música y las carcajadas de los espíritus ahí condenados.
Generalmente las paredes de las cuevas tienen minerales sulfurosos que le da un olor especial al lugar.
Las "machi" (shamanas mapuches) que no tengan descendencia, pueden ingresar. las mujeres por su condición de maternidad, principalmente las que están lactando, no pueden entrar, por el riesgo de perder el don de la procreación.
La gente que participa de las fiestas pueden estar varios días sin dormir, y son "beneficiadas" o "agraciadas" con algunas virtudes, como la sanación de sus semejantes, con amplios poderes de percepción, en la ejecución de herramientas o instrumentos (quenas, pinkuyos, erkes, sikus, cajas, violín y otra gran variedad de instrumentos musicales de cuerda, viento o percusión). Quienes firman el contrato con el diablo (karakú) pueden lograr, asimismo, gran capacidad en la oratoria, en el canto, el baile y en generla en los aretes de la vida.
O sea que si bien el origen de la leyenda es español, en Uruguay probablemente vino con los arrieros quechuas y aymaras que se incorporaron a la Banda Oriental como changadores o gauderios en los siglos XVII y XVIII.


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