miércoles, 25 de abril de 2018

La cabeza de Tupac está creciendo un nuevo cuerpo
Quisiera compartir una sección de mi libro Pueblos, Drogas y Serpientes referida al renacimiento de las tradiciones indígenas quechua y aymara y a su creciente empoderamiento político en Bolivia y Perú.
La Serpiente Brillante de los pueblos andinos
Tupac Amaru, que en quechua quiere decir, Serpiente Brillante (Tupac= Brillante, Amaru = Serpiente), fue el último Inca que mantuvo por varios años la independencia de las naciones de los Andes en su reducto montañoso y selvático de Vilcabamba. Luego de varias batallas y algunas trampas, los españoles lo apresaron y lo llevaron encadenado a Cuzco donde fue decapitado. La cabeza del Incarí quedó expuesta a la vista de la gente por varios meses.
Dos siglos después, en 1780, un curaca quechua, descendiente de Tupac Amaru, llamado José Gabriel Condorcanqui, volvió a rebelarse contra los españoles adoptando otra vez el nombre de Tupac Amaru: la Serpiente Brillante. Luego de una sangrienta y prolongada guerra el nuevo Tupac Amaru fue derrotado. El 18 de mayo de 1781 luego de sufrir horribles torturas por un mes, el último Inca fue descuartizado en la misma plaza donde había muerto su ancestro 200 años atrás. La cabeza de Serpiente Brillante volvió a clavarse en una pica y exhibirse públicamente para que todos la pudieran ver.
Desde entonces, los pueblos de las montañas saben bien que Tupac Amaru, Incari de los quechuas, la Serpiente Sagrada, es inmortal. Es común la creencia recogida por José María Argüedas: “dicen que está en Cuzco, y también dicen que su cabello está creciendo, y que su cuerpo está creciendo hacia abajo desde su cabeza. Cuando esté entero de nuevo tendrá lugar el Juicio Final” .
En 1780, siguiendo el ejemplo de Condorcanqui, los aymaras del altiplano y los valles vecinos de la actual Bolivia, se rebelaron contra los españoles. El líder del levantamiento fue Julián Apasa, quien a partir de ese momento tomó el nombre de Tupac Katari (del quechua: Tupac= brillante y Katari= serpiente).
Tupac Katari reunió un ejército de 80.000 hombres y sitió La Paz durante 109 días. Al fin, la rebelión fue sofocada. La mujer de Katari, Bartolina Sisa, fue ahorcada, el líder aymara fue torturado, se le cortó la lengua y finalmente fue atado a cuatro caballos y descuartizado. Al igual que había ocurrido con Tupac Amaru, su cabeza fue expuesta públicamente. Pasó mucho tiempo, las nieves del Ollimani se han fundido muchas veces y los pueblos aymará y quechua están recuperando gradualmente su protagonismo. En Bolivia sus lenguas ya son oficiales y su influencia política crece día a día. Desde El Alto hasta Oruro y de Cochabamba a Puno aumenta la fuerza organizativa y el reconocimiento de la sabiduría ancestral de los pueblos originarios del Altiplano y la Sierra. Ya entrando en el siglo XX, se gestan nuevos movimientos que rechazan la discriminación y el sojuzgamiento para al fin recuperar la soberanía perdida..
La antigua serpiente brilla nuevamente
Como decía José María Arguedas, tanto en La Paz como en Cuzco, las antiguas cabezas inmoladas están creciendo nuevos cuerpos.

1 comentario:

Blanca Baraciarte dijo...

Este escrito,no sólo me gustó e interesó, como todos los tuyos, compañero; fué más allá. En el momento histórico que parece vislumbrar el final de la civilización y la especie humana, este relato me ha levantado el ánimo; sentí una emoción llenando mi pecho y devolviéndome fuerza. Gracias.