viernes, 23 de febrero de 2018

El cuento del Gondwana


Este cuento es el relato de las cosas que pasaron y los cambios que ocurrieron en esta parte de América del Sur desde hace 280 millones de años hasta unos 100 millones de años atrás.
El nombre Gondwana (que es una localidad de la India) es la denominación que se dio a un antiguo continente que existía en dicha época.
Este cuento comienza con una montañas cubiertas de hielo de las que descendían glaciares que transportaban grandes bloques y pedruzcos de diversas rocas mezcladas con arena, limo y arcilla, desde las alturas depositándolas en las tierras bajas. A veces, durante los veranos, cuando los hielos se fundían, la acumulación de materiales obstruía el curso de los ríos, formándose lagos donde también se depositaban sucesivas capas de arena y limo.
Algunos árboles que crecían en las zonas libres de hielo han dejado sus restos fósiles que se han encontrado enterrados en los sedimentos de esa época. El principal orden botánico es glossopteris que constituyeron uno de los primeros exponentes de las plantas con semillas (Spermatophyta). 
A ese período glaciar que ocurrió hace unos 280 a 250 millones de años se le llama Itararé en Brasil y San Gregorio en Uruguay, por los lugares donde se encontraron los testimonios de este antiguo ambiente.

Con el tiempo, y transcurridos algunos cientos de miles o millones de años, los glaciares se retiraron, pero continuó imperando un clima frío y relativamente húmedo que se fue haciendo más templado, donde fluían ríos que arrastraban arenas y cuyas aguas formaban pantanos en las depresiones más profundas de las llanuras. Allí también crecían glossopteris y plantas no vasculares (algas, musgos, hepáticas).  Allí se movían anfibios y los primeros reptiles.
Las arenas se acumularon durante varios millones de años y en los pantanos se sucedieron secuencias carbonosas que en gran medida fueron el resultado de la maduración de la materia orgánica en ambientes con ausencia de oxígeno (eutroficación). También, posiblemente hubo aportes de carbono de estratos más profundos. Estos procesos dieron lugar a la acumulación de capas de hulla (carbón).
Estas arenas se consolidaron formando areniscas que se denominan Rio Bonito en Brasil y Tres Islas en Uruguay.

Estos suelos arenosos carboníferos fueron gradualmente cubiertos por aguas marinas que inundaron la mayor parte de la superficie antes mencionada.
Este mar gondwánico que dio lugar a la generación de sedimentos bentónicos (de fondo marino), denominados Grupo Melo en Uruguay y Passa Dois en Brasil) era muy extenso pero poco profundo. En sus aguas vivían peces y algunos reptiles acuáticos, un ejemplo de los cuales fueron los mesosauros cuyo tamaño no excedía un metro de largo y algunas especies de crustáceos (del género Pygocephalomorpha)
En el fondo de este mar se acumulaban los restos de los animales que allí vivían y de plantas acuáticas formando capas de materia orgánica a las que probablemente se agregaban surgencias carbonosas de niveles más profundos.  Eso dio lugar al desarrollo de esquistos bituminosos. Esta formación se conoce con el nombre de Mangrullo en Uruguay e Irati en Brasil.
La existencia de este  mar duró varios millones de años.
Hace unos 180 millones de años las aguas marinas comenzaron a retirarse, la profundidad disminuyó y las playas avanzaron. Las arenas de playa y las dunas adyacentes cubrieron los limos, arcillas y  esquístos bituminosos hasta que no quedaron más que pequeños lagos y lagunas en donde se mantenía con dificultad  una fauna de peces e invertebrados. En este ambiente vivían abundantes bivalvos (catalogados con el nombre específico de Pyramus cowporeoides).
Estas arenas intercaladas con sedimentos finos de los lagos y lagunas se acumularon durante algunos cientos de miles de años, tal vez millones y con el tiempo formarían areniscas que reciben el nombre de Yaguarí en Uruguay y Río do Rastro en Brasil. En estas zonas costeras vivían varias especies de peces con esqueletos cartilaginosos y varios tetrápodos incluyendo reptiles mamaliformes y rincosaurios.
Al cabo de un tiempo, las arenas de dunas típicas de clima árido y los aluviones de ríos de corrientes efímeras cubrieron las playas y fondos de lagunas llegando a tener un espesor de 100 metros o más.  En esa época se desarrolló una flora de helechos con semillas (Dicroidium).
La fauna de tetrápodos que era común en el período anterior (pelicosaurios) por nuevas formas (terapsidos) que luego darían nacimiento a los primeros dinosaurios.
A estas arenas, que luego habrían de transformarse en areniscas, se las llama Buena Vista en Uruguay, Sanga do Cabral en Río Grande do Sul y Piramboia en Sao Paulo y Santa Catarina en Brasil.
Con el tiempo se secaron completamente las lagunas, los ríos comenzaron a correr en forma más irregular y espaciada y un gran desierto se instaló en el continente de Gondwana. 
Nuevas capas arenosas se acumularon sobre las antiguas arenas  que con el tiempo habrían de transformarse en areniscas. En estos ambientes cuasi-desérticos vivían varias especies de reptiles y dinosaurios y en las lagunas efímeras subsistían peces. Se conservan restos fosilizados de esta fauna e incluso recientemente se encontraron huellas de pisadas de grandes dinosaurios.
A estas formaciones se les llama Tacuarembó en Uruguay y Botucatú en Brasil.  
Este gran desierto duró muchos millones de años. Durante ese lapso el continente de Gondwana se dividió en varios fragmentos que comenzaron a separarse formando nuevos continentes que hoy reciben el nombre de Sud América, Africa y Australia. Otros fragmentos fueron a dar a la Antártida, a Madagascar, a la península indostánica y a Nueva Zelandia.




Mientras tanto en diferentes partes del gran desierto entraron en erupción cientos de volcanes emitiendo lavas que lentamente cubrieron las arenas desérticas.    Colada tras colada cubrieron las arenas hasta que en la mayor parte del desierto solo había una superficie rocosa de lavas basálticas.
Hubo zonas del desierto que no fueron cubiertas por las rocas volcánicas.  En ella permanecieron en superficie los sedimentos más antiguos y a través de ellos se puede reconstruir la evolución del paisaje en ese período de tiempo que transcurrió entre 280 millones de años y 120 millones.

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