sábado, 12 de agosto de 2017

La tribu gauchesca de los Rocha

Si bien la palabra “gaucho” o “gauchesco” se ha utilizado en diferentes circunstancias con sentidos variados, con referencia tanto al poblador de las zonas rurales del sur de América, como a un tipo de cultura, en los primeros tiempos se utilizó para designar un tipo de habitante de las Sierras del Este de la Banda Oriental del Uruguay.
En efecto, durante  la segunda mitad del siglo XVIII, se llamó “gauchos” a las personas que habitaban las agrestes y mal llamadas “tierras de nadie”.  las fronteras entre los dominios español y portugués.  Estas personas, familias y comunidades habitaban el extensísimo País Guenoa, área de praderas, montes serranos, bañados y arenales, que había quedado, afortunadamente para sus pobladores ancestrales, relativamente libre (aunque no totalmente ni mucho menos) de la codicia genocida de los imperios español y portugués .
Los “gauchos” y sus antecesores los “gauderios”  y “changadores” lograban subsistir, compartiendo los recursos naturales de la zona con guenoas y otros pueblos nativos,  y más especialmente, al abundante ganado cimarrón que se había reproducido ampliamente en las praderas de la  Banda Oriental. 
Los rebaños les permitían abastecerse de los productos derivados como la carne, el cuero y el sebo, y además, burlando el control de las patrullas españolas, podían vender las tropas a las poblaciones portuguesas más cercanas a la frontera.
Originalmente se utilizaban las palabras vagabundo o bagamundo, changador, forajidos, y más tardíamente, gauderíos, para este grupo social “cimarrón” de las praderas uruguayas y orientales, e incluso en algunos casos aislados a habitantes de comarcas distantes de la frontera (p.ej. Tucumán)

Los márgenes de la ley imperial
Los términos anteriores se aplicaban por igual a los faeneros montaraces como a aquellas personas que se encontraban al “margen de la ley imperial”.

La denominación “gaucho” recién se comienza a utilizar en forma habitual en las últimas décadas del siglo XVIII, denominando un cierto tipo rural independiente y rebelde, que no obedece ni acepta las rutinas sociales y de trabajo impuestas por las autoridades.
La palabra propiamente dicha aparece por primera vez en un documento escrito en 1771 refiriéndose a ciertos “malhechores” que se escondían en la Sierra a una cierta distancia de Maldonado, probablemente  en la región serrana rochense, tal vez en la misma  Sierra de los Rocha o sus adyacencias.
Se trata de una comunicación del Comandante de Maldonado, Don Pablo Carbonell a Vértiz, fechada el 23 de octubre de 1771 .
Dice así:
“Muy señor mío; haviendo noticia que algunos gahuchos se havian dejado ver a la Sierra mande a los tenientes de Milicias dn Jph Picolomini y dn Clemente Puebla, pasasen a dicha Sierra con una Partida de 34 hombres entre estos algunos soldados del Batallón a fin de hacer una descubierta en la expresada Sierra, por ver si podían encontrar a los malechores, y al mismo tiempo viesen si podía recoger algún ganado; y haviendo practicado…” 
En ese mismo año una referencia similar de Santo Domingo de Soriano (31 de marzo de 1771) habla de “faeneros montaraces” para referirse a personajes parecidos sin utilizar la palabra gaucho. Esta denominación recién aparece tres años más tarde en un documento escrito referido a tres faeneros apresados en las Puntas del Bequeló (unos 40 km al sureste del sitio actual de la ciudad de Mercedes).
Si bien no sabemos exactamente la zona geográfica a que se refiere el informe de Maldonado a que nos referíamos anteriormente pensamos que la “Sierra” mencionada debería estar en algún lugar de las “Serranías del Este”, que se extienden por los departamentos actuales de Maldonado o Rocha.  Al tratarse de contrabandistas, que buscaban guarecerse fuera del alcance de las autoridades imperiales en las zonas fronterizas y necesitaban paso libre hacia las tierras controladas por Portugal, es probable que sus refugios se encontraran en las zonas serranas más orientales, en la proximidad de las “angosturas” que facilitaban el pasaje hacia Brasil. Otra ruta utilizada para el contrabando de ganado se internaba a Brasil cerca de las puntas del Yaguarón (actual departamento de Cerro Largo). Más al sur el pasaje de ganado era más difícil por la presencia de la Laguna Merin y del río Yaguarón que constituían obstáculos para los arreos.
Fernando Assunçao en su clásico libro “El Gaucho” interpreta estos hechos en forma análoga.  De acuerdo a este autor el proceso de formación del gaucho fue “un continuo devenir transformativo” y que en ese proceso se inclina en ubicar el nacimiento del gaucho en “tierras que hoy son nuestro país (Uruguay) y las zonas fronterizas más adyacentes de Río Grande do Sul”.
En particular, señala Assunçao que los antiguos vaqueros entrerrianos, los primitivos changadores y los gauderios que vió Concolocorvo (en la década de 1760) son diferentes a “los gauchos de las sierras de Maldonado y Rocha”, los cuales, según este autor, serían los primeros gauchos propiamente dichos.
Tomado de "Crónicas de la Peripecia Humana", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones   

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