El agua en la vida del planeta
Danilo Antón
En nuestro planeta el
agua se encuentra en todas partes, en los mares, en las selvas y
praderas, en los ríos, lagos y pantanos, incluso en los desiertos
más áridos y en las calotas glaciares. Hay agua en las entrañas
volcánicas y en las altas capas de la atmósfera. No hay proceso
terrestre ni biológico que no la involucre de alguna manera, directa
o indirectamente.
También en la vida de
las sociedades el agua juega un papel principal e inevitable. No sólo
es un elemento indispensable de la fisiología humana, sino que
permite la producción agrícola e industrial, el funcionamiento de
las grandes ciudades,
y por supuesto, la
preservación y salud de los ecosistemas naturales.
A pesar de su
trascendental importancia, reconocida universalmente por todas las
culturas, la ciencia moderna, a menudo reduccionista, ha pasado por
alto el carácter abarcativo y holístico del fenómeno hídrico,
mostrándose incapaz de enfocarlo en forma integrada y sabia, como
correspondería de acuerdo a su esencialidad vital indiscutible.
Durante muchos milenios,
a través de enfoques espirituales, los pueblos nativos de América
habían logrado preservar la mayor parte de los recursos hídricos
del continente sin mayor deterioro ni degradación.
Para ellos el agua era y
es sagrada, de alguna manera en ella residen los espíritus de los
ancestros, la sangre de la tierra, la fuerza de la fecundidad, el
porqué de la vida. No necesitaron estudios sesudos de laboratorio
para comprender estas verdades.
En el mundo de la ciencia
industrial, saturado de información especializada y compleja, no
quedó mucho espacio para los espíritus. Tampoco se tomaron en serio
las precauciones que las comunidades indígenas asumieron al adoptar
y desarrollar sus prácticas ambientales y culturales.
En su búsqueda afanosa
del conocimiento, los científicos se especializaron más y más en
asuntos cada vez más restringidos. Perdieron la noción del todo, de
la integralidad de la naturaleza.
Y en ese camino de la
especialización a menudo se olvidaron del más esencial y general de
los elementos naturales, el agua.
Por esa razón, en este
mundo contemporáneo donde nos toca vivir, resulta tan complejo
encarar el estudio del agua. Hay demasiados puntos de vista y pocas
vías de comunicación que permitan relacionarlos.
Aún más difícil es
armonizar las decisiones y acciones humanas para utilizar, gestionar
y preservar el agua en sus múltiples formas y regímenes.
Desde el punto de vista
científico el agua atraviesa transversalmente todas las
disciplinas. El tema hídrico es multidisciplinario por definición.
Tal vez por eso mismo es
que son casi inexistentes los “especialistas” en el líquido
vital.
El agua es objeto de
estudio en las ciencias físicas y químicas, en las ciencias de la
tierra, en la biología y la ecología, en la economía y las
ciencias sociales y humanas, en la cultura y la religión. Es también
un elemento o herramienta imprescindible en las áreas constructivas
y productivas, en la ingeniería, en la agronomía, en la medicina,
en la política.
La coordinación de todos
estos profesionales y especialistas con ópticas tan variadas, es muy
difícil, a veces casi imposible.
Sin embargo, no parece
viable desarrollar una calidad de vida humana y social saludable y
próspera sin integrar todas esas partes que parecen funcionar en
forma tan separada.
De eso se trata. De hacer
realidad la interdisciplinariedad en las especialidades hidrológicas,
en las que podríamos llamar “ciencias del agua”.
Fragmanto del Prólogo del libro "Recursos
Hídricos: Conceptos
básicos y estudios de caso en Iberoamerica” escrito por Danilo Antón. El libro fue editado por Carlos
Díaz Delgado, María Vicenta Esteller Alberich y Fernando López-Vera, México.
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