lunes, 24 de abril de 2017



El agua en la vida del planeta

Danilo Antón

En nuestro planeta el agua se encuentra en todas partes, en los mares, en las selvas y praderas, en los ríos, lagos y pantanos, incluso en los desiertos más áridos y en las calotas glaciares. Hay agua en las entrañas volcánicas y en las altas capas de la atmósfera. No hay proceso terrestre ni biológico que no la involucre de alguna manera, directa o indirectamente.
También en la vida de las sociedades el agua juega un papel principal e inevitable. No sólo es un elemento indispensable de la fisiología humana, sino que permite la producción agrícola e industrial, el funcionamiento de las grandes ciudades,
y por supuesto, la preservación y salud de los ecosistemas naturales.
A pesar de su trascendental importancia, reconocida universalmente por todas las culturas, la ciencia moderna, a menudo reduccionista, ha pasado por alto el carácter abarcativo y holístico del fenómeno hídrico, mostrándose incapaz de enfocarlo en forma integrada y sabia, como correspondería de acuerdo a su esencialidad vital indiscutible.
Durante muchos milenios, a través de enfoques espirituales, los pueblos nativos de América habían logrado preservar la mayor parte de los recursos hídricos del continente sin mayor deterioro ni degradación.
Para ellos el agua era y es sagrada, de alguna manera en ella residen los espíritus de los ancestros, la sangre de la tierra, la fuerza de la fecundidad, el porqué de la vida. No necesitaron estudios sesudos de laboratorio para comprender estas verdades.
En el mundo de la ciencia industrial, saturado de información especializada y compleja, no quedó mucho espacio para los espíritus. Tampoco se tomaron en serio las precauciones que las comunidades indígenas asumieron al adoptar y desarrollar sus prácticas ambientales y culturales.
En su búsqueda afanosa del conocimiento, los científicos se especializaron más y más en asuntos cada vez más restringidos. Perdieron la noción del todo, de la integralidad de la naturaleza.
Y en ese camino de la especialización a menudo se olvidaron del más esencial y general de los elementos naturales, el agua.
Por esa razón, en este mundo contemporáneo donde nos toca vivir, resulta tan complejo encarar el estudio del agua. Hay demasiados puntos de vista y pocas vías de comunicación que permitan relacionarlos.
Aún más difícil es armonizar las decisiones y acciones humanas para utilizar, gestionar y preservar el agua en sus múltiples formas y regímenes.

Desde el punto de vista científico el agua atraviesa transversalmente todas las disciplinas. El tema hídrico es multidisciplinario por definición.
Tal vez por eso mismo es que son casi inexistentes los “especialistas” en el líquido vital.
El agua es objeto de estudio en las ciencias físicas y químicas, en las ciencias de la tierra, en la biología y la ecología, en la economía y las ciencias sociales y humanas, en la cultura y la religión. Es también un elemento o herramienta imprescindible en las áreas constructivas y productivas, en la ingeniería, en la agronomía, en la medicina, en la política.
La coordinación de todos estos profesionales y especialistas con ópticas tan variadas, es muy difícil, a veces casi imposible.
Sin embargo, no parece viable desarrollar una calidad de vida humana y social saludable y próspera sin integrar todas esas partes que parecen funcionar en forma tan separada.

De eso se trata. De hacer realidad la interdisciplinariedad en las especialidades hidrológicas, en las que podríamos llamar “ciencias del agua”.
Fragmanto del Prólogo del libro "Recursos Hídricos: Conceptos básicos y estudios de caso en Iberoamerica” escrito por Danilo Antón. El libro fue editado por Carlos Díaz Delgado, María Vicenta Esteller Alberich y Fernando López-Vera, México.

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