martes, 8 de diciembre de 2015

El petróleo NO ES de origen fósil
Hipertermobacterias: la biosfera profunda
Danilo Antón 
La presencia de ecosistemas basados en la energía química ha sido observada en varios lugares del planeta a partir de su descu- brimiento por oceanógrafos en el fondo del Océano Pacífico en 1977. En ese año se sumergieron Robert D. Ballard, John B. Corliss y John M. Edmond con el batiscafo « Alvin», y a más de 2,500 metros bajo el nivel del mar, encontraron varios manantiales calientes con un riquísima biodiversidad
Se observaron extrañas formas vivientes, con emergencias de fluidos hidrotérmicos de aspecto lechoso y «humos» que le daban un extraño aspecto al oscuro paisaje submarino.
Desde entonces se han descubierto varias decenas de ambientes hidrotermales con características similares en otros fondos marinos del planeta.

Los ecosistemas hidrotermales

Los ecosistemas  hidrotermales submarinos son complejos sistemas 

biológicos poco conocidos-. 
Muchos de estos ecosistemas se sitúan a gran profundidad, generalmente entre 1,000 y 4,000 metros, asentados a lo largo de las dorsales y en otras zonas volcánicas submarinas.
Son zonas de emergencia de fluidos ricos en hidrocarburos, gases y sales de azufre y otras sustancias minerales.
A pesar de la aparente hostilidad de las condiciones de temperatura, presión y composición química del agua, estos ecosistemas poseen una rica biodiversidad.
Las especies presentes incluyen grandes mejillones y almejas de 30 centímetros de longitud, enormes gusanos tubulares con largos pedúnculos (superando los dos metros de largo), corpulentos cangrejos y otros invertebrados. Todo el ecosistema reposa en una flora bacteriana muy rica que aprovecha la energía química y térmica de las emanaciones para desarrollar su metabolismo y que, a menudo, vive en relación simbiótica con los organismos pluricelulares locales.
Las fuentes de energía en dichos ambientes son sobre todo de tipo químico basadas en la oxidación e hidratación de hidrocarburos (en particular del metano, generando hidratos de metano) y sulfuro de hidrógeno. En algunos casos las emanaciones son calientes, pero también existen sitios donde hay manantiales fríos de petróleo, gases hidrocarbonosos y de azufre.
Muchas de estas bacterias pertenecen al gran grupo de las arqueobacterias (archaea), incluyendo las denominadas genéricamente «hipertermófilas». Las hipertermófilas pueden vivir en temperaturas muy elevadas de 45o. centígrados o más. Algunas incluso se desarrollan mejor con temperaturas por encima de los 80.  
Señala T. Gold que sus membranas cerosas permiten los intercambios a temperaturas elevadas (a temperaturas más frías se endurecen y no funcionan apropiadamente).
Este autor hace notar que la temperatura de ebullición del agua, que en la superficie es de 100sube a 300o a tan sólo 876 metros de profundidad en el mar. El punto crítico en donde la fase vapor y agua-líquida aparecen indiferenciadas se encuentra a 2,250 metros de profundidad.
En muchas comunidades hidrotermales submarinas el agua es un fluido «supercrítico» y por lo tanto no hay problemas de ebullición del agua que podría afectar los procesos vitales, como ocurre en la superficie.
Por esa razón, sostiene Gold, es posible imaginar que en los poros de las rocas, a gran profundidad, tal vez hasta 6 o 10 km. exista una abundante población de hipertermófilas que utilicen la energía química disponible, en particular, la que se puede extraer de la oxidación del metano y otros hidrocarburos.
El metano es un combustible biológico particularmente deseable en profundidad porque su densidad aumenta considerablemente. A 6 kilómetros de profundidad el metano es 400 veces más denso que en la superficie. Con esa densidad las chances de que las moléculas de metano atraviesen las membranas de las «arqueas» son muchísimo mayores.
De "¿Inagotables? Petróleo y Gas", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones





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