El petróleo NO ES de origen fósil
Hipertermobacterias: la biosfera profunda
Hipertermobacterias: la biosfera profunda
La
presencia de ecosistemas basados en la energía química ha sido
observada en varios lugares del planeta a partir de su descu-
brimiento por oceanógrafos en el fondo del Océano Pacífico en
1977. En ese año se sumergieron Robert D. Ballard, John B. Corliss y
John M. Edmond con el batiscafo « Alvin», y a más de 2,500 metros
bajo el nivel del mar, encontraron varios manantiales calientes con
un riquísima biodiversidad
Se
observaron extrañas formas vivientes, con emergencias de fluidos
hidrotérmicos de aspecto lechoso y «humos» que le daban un extraño
aspecto al oscuro paisaje submarino.
Desde
entonces se han descubierto varias decenas de ambientes hidrotermales
con características similares en otros fondos marinos del planeta.
Los
ecosistemas hidrotermales
Los
ecosistemas hidrotermales submarinos son complejos sistemas
biológicos poco conocidos-.
biológicos poco conocidos-.
Muchos
de estos ecosistemas se sitúan a gran profundidad, generalmente
entre 1,000 y 4,000 metros, asentados a lo largo de las dorsales y en
otras zonas volcánicas submarinas.
Son
zonas de emergencia de fluidos ricos en hidrocarburos, gases y sales
de azufre y otras sustancias minerales.
A
pesar de la aparente hostilidad de las condiciones de temperatura,
presión y composición química del agua, estos ecosistemas poseen
una rica biodiversidad.
Las
especies presentes incluyen grandes mejillones y almejas de 30
centímetros de longitud, enormes gusanos tubulares con largos
pedúnculos (superando los dos metros de largo), corpulentos
cangrejos y otros invertebrados. Todo el ecosistema reposa en una
flora bacteriana muy rica que aprovecha la energía química y
térmica de las emanaciones para desarrollar su metabolismo y que, a
menudo, vive en relación simbiótica con los organismos
pluricelulares locales.
Las
fuentes de energía en dichos ambientes son sobre todo de tipo
químico basadas en la oxidación e hidratación de hidrocarburos (en
particular del metano, generando hidratos de metano) y sulfuro de
hidrógeno. En algunos casos las emanaciones son calientes, pero
también existen sitios donde hay manantiales fríos de petróleo,
gases hidrocarbonosos y de azufre.
Muchas
de estas bacterias pertenecen al gran grupo de las arqueobacterias
(archaea), incluyendo las denominadas genéricamente
«hipertermófilas». Las hipertermófilas pueden vivir en
temperaturas muy elevadas de 45o. centígrados o más.
Algunas incluso se desarrollan mejor con temperaturas por encima de
los 80o .
Señala
T. Gold que sus membranas cerosas permiten los intercambios a
temperaturas elevadas (a temperaturas más frías se endurecen y no
funcionan apropiadamente).
Este
autor hace notar que la temperatura de ebullición del agua, que en
la superficie es de 100o sube a 300o a
tan sólo 876 metros de profundidad en el mar. El punto crítico en
donde la fase vapor y agua-líquida aparecen indiferenciadas se
encuentra a 2,250 metros de profundidad.
En
muchas comunidades hidrotermales submarinas el agua es un fluido
«supercrítico» y por lo tanto no hay problemas de ebullición del
agua que podría afectar los procesos vitales, como ocurre en la
superficie.
Por
esa razón, sostiene Gold, es posible imaginar que en los poros de
las rocas, a gran profundidad, tal vez hasta 6 o 10 km. exista una
abundante población de hipertermófilas que utilicen la energía
química disponible, en particular, la que se puede extraer de la
oxidación del metano y otros hidrocarburos.
El
metano es un combustible biológico particularmente deseable en
profundidad porque su densidad aumenta considerablemente. A 6
kilómetros de profundidad el metano es 400 veces más denso que en
la superficie. Con esa densidad las chances de que las moléculas de
metano atraviesen las membranas de las «arqueas» son muchísimo
mayores.
De
"¿Inagotables? Petróleo y Gas", Danilo Antón, Piriguazú
Ediciones
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