jueves, 5 de noviembre de 2015

Vivimos en un mundo de agua


El único planeta conocido que está cubierto de una capa acuosa líquida.
Océanos, ríos, lagos, humedales, nubes, la mayor parte de los rasgos superficiales del planeta están hechos de agua.
La vida misma, cuya presencia es una característica intrínseca de La Tierra, se forma, desarrolla y existe merced a la presencia de este líquido imprescindible.
Desde el espacio o desde las profundidades de su envoltura gaseosa este es un mundo de agua.
A pesar de su abundancia global, las sociedades humanas están teniendo problemas de escasez de agua, cada vez más frecuentes, cada vez más intensos.
Las sociedades contemporáneas están sufriendo crecientemente por falta de agua y ello no se debe a la falta de lluvias, ni al menor caudal anual de los ríos, ni a la ausencia de acuíferos.
Los estudios climáticos no muestran una tendencia promedial a la disminución de las lluvias. Los caudales fluviales se han vuelto más irregulares pero no han disminuido. Y el balance total del agua subterránea no ha cambiado sensiblemente.
Algunos científicos piensan que el mundo se está haciendo más húmedo, como resultado del efecto invernadero está aumentando la evaporación, la cobertura nubosa, y por ende, las precipitaciones.
Sin embargo, las sociedades están teniendo problemas con el agua.
Si bien hay mucha agua, no está donde se la necesita. A pesar que hay agua por doquier, su mala calidad la hace inutilizable.
La demanda de agua está concentrada en áreas muy pequeñas y por ende no hay suficiente para satisfacerla. Esas mismas zonas son las que más degradan el recurso. No sólo consumen mucho agua, sino que además la devuelven a los sistemas naturales en malas condiciones.
En las zonas pobladas el agua es insuficiente y de pésima calidad.
Las sociedades contemporáneas se han alienado de la naturaleza. Los seres humanos ya no se sienten parte del ambiente. El agua, base de la vida, de los ecosistemas, de los ciclos naturales terrestres, ha pasado a ser, tan sólo un recurso. Y un recurso al que, en los hechos, se otorga escaso valor.
Al secar los lagos, ríos y acuíferos estamos secando nuestras propias vidas. Al degradar el agua, estamos contaminando el futuro.
La sequía que estamos creando es voluntaria
El Mundo de Agua está aún aquí, con nosotros.
Todavía podemos sumergirnos en él para vivir plenamente en el futuro.
Introducción del libro "Sequía en un Mundo de Agua"

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