domingo, 29 de julio de 2007

La descentralización profunda y la expansión forestal
Danilo Antón
(escrito en el año 2007)
El Uruguay es uno de los países más centralizados del continente.
Tiene la mitad de la población en una ciudad. De sus 3.3 millones de habitantes, 1.6 millones viven en el área metropolitana de Montevideo.
Todos sus órganos de gobierno nacionales y entes se encuentran situados en la capital. No hay un nivel municipal de administración (1). El nivel departamental no es un verdadero nivel municipal y las juntas locales, aún las supuestamente autónomas y electivas no tienen realmente autonomía pues les falta la principal potestad: la autoridad para ser ordenadoras de gastos.
El Uruguay es el único país de mediano tamaño del continente que tiene una sola universidad pública, las sedes universitarias regionales no están descentralizadas pues están subordinadas a una autoridad central lejana (y burocrática).
El país del “interior” uruguayo se ha sumergido en una situación de subordinación y subestima que dificulta la participación de la gente en la toma de decisiones y finalmente conspira contra el desarrollo local y, consecuente e inevitablemente, con el desarrollo nacional.
Las razones de esta situación hiper-centralizada son históricas. Uruguay se inició como una “Provincia Oriental” en las Provincias Unidas y, a pesar de transformarse en estado independiente, mantuvo en gran medida la estructura político-cultural de “provincia” con una capital que controló la economía a través de su puerto.
Montevideo se erigió en puerto único, relegando artificialmente a las demás localidades portuarias, como fueron los casos de Colonia y Maldonado, que, paradójicamente, durante mucho tiempo fueron las capitales departamentales de menor población.
El ferrocarril se encargó de mantener, e incluso intensificar a través de su construcción radial, la estructura centralizada de la nación durante muchas décadas.
La red vial se construyó paralela a las vías férreas afirmando aún más esa condición.
El resultado final no debe extrañar. En el año 2006 Uruguay continúa siendo en los hechos el país más centralizado del continente.

Centralización no es sinónimo de integración

Esta centralización no implica integración. Las partes del todo uruguayo, sus departamentos, sus ciudades, sus pagos, están debilitados, vulnerables. En estas condiciones el Uruguay aparece como un conjunto de fragmentos que sólo se estructuran para extraer recursos de la gente que vive fuera de la capital.
De esa manera se terminó constituyendo lugar a una nación a medias, una nación inconclusa que tiene problemas para enfocar saludablemente sus proyectos futuros.

La expansión forestal
La revolución productiva que está comenzando en el país a partir de la expansión del complejo forestal puede proporcionar una oportunidad para comenzar a revertir el proceso.
Por un lado se puede, y se debe, descentralizar el país más allá de los discursos, y por otro integrarlo en un proyecto común respetando sus componentes territoriales y comunitarios, y alentando su participación en las decisiones políticas, económicas, sociales y culturales.
La realidad actual es favorable: las áreas de producción maderera están “descentralizadas” en los hechos.
Los principales centros forestales están en el litoral (Paysandú, Río Negro), noreste (norte de Tacuarembó, Rivera), en el centro (Durazno, sur de Tacuarembó y Oeste de Cerro Largo) y centro-este (Lavalleja, Florida, Treinta y Tres, Maldonado y Rocha).
Gran parte de las industrias forestales también aparecen en forma descentralizada cerca de las plantaciones: aserraderos en Tacuarembó, Rivera, Paysandú y Río Negro; plantas de pulpa de celulosa en Fray Bentos, tal vez Durazno-Tacuarembó.
Están instalándose y desarrollándose varios puertos de exportación (e importación de insumos) además de Montevideo, se afirma Nueva Palmira (extremo austral de una red hidroviaria), los 3 puertos de Fray Bentos (Fray Bentos propiamente dicho, Botnia, Mbopicuá), potencialmente La Paloma en la costa atlántica, y Paysandú sobre el río Uruguay, tal vez Charqueada en el río Cebollatí- Laguna Merín.
Al aparecer nuevos centros productivos (forestales, industriales) fuera (y lejos) de Montevideo, y nuevos puertos, se puede prever una reorientación de la red de carreteras y vías férreas, cosa que ya está prevista en los planes del Ministerio del Transporte y Obras Públicas.
Cuando se estabilice la situación crítica con Argentina se planteará nuevamente la construcción de un puente sobre el río Uruguay al N. de Nueva Palmira, que se agregará a los ya existentes en Fray Bentos, Paysandú y Salto.
Están dadas las condiciones para mirar al Uruguay, por fin, transversalmente.
El litoral tiene la oportunidad de desarrollar un nuevo enfoque descentralizado a partir de su nueva estructura productiva.
Paysandú, Salto, Fray Bentos, Mercedes, y más al Sur, Nueva Palmira-Carmelo e incluso Colonia del Sacramento, podrán serán los nuevos polos económicos, y deberán adquirir roles políticos (obtener poder) y culturales para llevar a la práctica el discurso descentralizador que hasta ahora no ha pasado de las palabras.
Similar desarrollo deberá darse en el noreste: Tacuarembó- Rivera, donde el complejo silvo-pastoril-agrícola-industrial podrá ser acompañado por un reconocimiento político e institucional del nuevo rol económico de la zona.
En el centro se podrá recorrer un camino análogo. Existe un proyecto para instalar una planta de producción de celulosa en Paso de los Toros- Pueblo Centenario (a partir de las plantaciones de Durazno, Tacuarembó y Cerro Largo) dinamizando aún más las vías transversales hacia Fray Bentos y Nueva Palmira.
En el este y centro-este, Lavalleja, este de Florida, Treinta y Tres, Maldonado y Rocha se podrán reorientar las exportaciones por nuevos puertos en la costa atlántica y extremo oriental del país (La Paloma en Rocha y Charqueada en Treinta y Tres) generando las condiciones para crear un nuevo polo productivo en dicha zona.

La diversificación productiva complementariaEn el resto del país, donde la forestación cumple un rol de menor magnitud, se podrá promover una diversificación que permita optimizar e intensificar las funciones productivas en otras direcciones: cultivos, ganadería, generación de energía, turismo, comercio y otras actividades del sector terciario.

El futuro
El Uruguay deberá comenzar a descentralizar las funciones del gobierno nacional: pensar en reinstalar las sedes centrales de algunos ministerios fuera de Montevideo, crear universidades públicas autónomas (que no sean meramente sucursales regionales) con sedes y facultades en otros sitios del país (p.ej. Tacuarembó y/o Rivera, Melo, Salto, Paysandú, Durazno, etc), y por supuesto crear municipios en todas las ciudades donde la población lo justifique (casos claros son Paso de los Toros, Bella Unión, Carmelo-Nueva Palmira, Las Piedras, San Carlos, Río Branco, Young, Guichón, y tal vez la propia Villa del Cerro en el Departamento de Montevideo).

Conclusión
La descentralización implica jerarquización local, auto-estima, y en definitiva, desarrollo local a partir de la soberanía local sobre el ambiente propio: lo que Artigas llamaba “la soberanía particular delos pueblos”.
Con la dinamización efectiva de todos sus componentes el Uruguay podrá finalmente lograr una integración, dinámica y saludable, en un marco de participación y verdadera democracia.
Esta es una oportunidad que deberemos aprovechar si queremos proteger el futuro. En ello nos va la vida como nación y como pueblo.

(1) Este artículo se escribió ANTES que se aprobara la Ley de Descentralización.  Estamos satisfechos que ese aspecto de administración local se vaya resolviendo.

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