lunes, 11 de mayo de 2020

Huitzilopochtli, un Dios-colibrí guerrero y patriarcal
El extraño mundo de los dioses aztecas
Coatlicue  es una deidad azteca relacionada con el origen de esta nación mesoamericana.  De acuerdo a las creencias aztecas era la Madre original, que vivía en Aztlán, un territorio mitológico de donde se suponía que provenía este pueblo y que habría estado ubicado al norte de la meseta mexicana, en alguna laguna de la costa del Océano Pacífico.
Coatlicue (en idioma náhuatl quiere decir: ‘la que tiene su falda de serpientes), que también recibía los nombres de Tonāntzin  o Teteōīnān  estaba representada como una figura femenina de apariencia deformada.
El ícono más conocido es el que se encuentra en el  Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México que fue encontrada en la Plaza Mayor de México en 1792.
Es una estatua de 24 toneladas y 3.50 metros de altura donde la deidad se muestra con su característica falda de serpientes, sin embargo se pueden ver serpientes por todo el monumento y sustituyendo partes de la anatomía. La cabeza es sustituida por dos cabezas de serpientes que se encuentran, símbolo de la dualidad, intrínseca relación entre la vida y la muerte. En la base es la estatua está Tlaltecuhtli, sosteniendo dos cráneos en las plantas de los talones de la diosa. Tlaltecuhtli se identifica como la diosa (o dios) de la tierra del cual nació el orden, las plantas y la humanidad..
En la mitología nahua, Coatlicue tenía  una hija llamada Coyolxauhqui, representación lunar y líder de los Centzon Huitznáhuac (dioses de estrellas, también llamados los 400 surianos). La veneración de Coyolxauhqui fue anterior al establecimiento azteca en el valle de Anahuac (valle de México):
Al llegar los aztecas  al valle de México donde fundarían su ciudad capital de Tenochtitlán procuararon eliminar a Coyolxauhqui, entidad femenina lunar, introduciendo la figura mitológica masculina de Huitzilopochtli.
Huitzilopochtli era una deidad guerrera que en la mitología azteca terminaría matando  a su propia hermana. Este mito mostraría la imposición de una simbología patriarcal de los invasores sobre las sociedades matriarcales pre-existentes.
El mito del nacimiento de Huitzilopochtli
Coatlicue halló una pluma de colibrí y la puso en su vientre quedando embarazada.
Coyolxauhqui, furiosa al enterarse de que su madre estaba embarazada, guió a sus hermanos (los cuatrocientos surianos) hacia Coatepec donde se encontraba su progenitora, para matarla, y así redimir la ofensa.
Al llegar los hijos a Coatepec, Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli, quien nació vestido de guerrero y armado, listo para defender a su madre. Según el mito Huitzilopochtli  venció a los surianos, decapitó a su hermana, mandó su cabeza al cielo para que su madre pudiera verla cada noche y arrojó su cuerpo montaña abajo, al pie de la cual  quedó desmembrado.
La representación material de Coyolyauhqui descuartizada se puede observar en un monolito que fue encontrado en la base de las escaleras del Templo Mayor en febrero de 1978, mientras trabajadores de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro realizaban excavaciones para el cableado subterráneo.  
El monolito tiene 320 cm de diámetro y en èl se observa a la diosa desmembrada, con la cabeza, brazos y piernas separadas alrededor de su cuerpo, rodeada de serpientes y cráneos.
Al mismo tiempo que “mataban” al  mito de Coyolxauhqui los aztecas imponían una sociedad patriarcal y guerrera que los llevó a construir un imperio que sería derrotado al producirse la invasión española.
D.A.

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