Tanto por sus lazos familiares con su hermano Bartolomé, que era Jefe Cartógrafo en Lisboa, como por sus
previas vinculaciones con el reino de Portugal, Colón tenía que tener muchas
precauciones al trazar su itinerario.
Iba a navegar en nombre del Reino de Castilla, enemigo de Portugal en su expansión ultramar. Si era capturado en aguas que los portugueses consideraban suyas podía ser acusado por espionaje y ejecutado.
Iba a navegar en nombre del Reino de Castilla, enemigo de Portugal en su expansión ultramar. Si era capturado en aguas que los portugueses consideraban suyas podía ser acusado por espionaje y ejecutado.
Por esa razón y para prevenir un posible encuentro con las
naves lusitanas. El navegante genovés comenzó a llevar dos diarios de viaje
simultáneos dando dos posiciones diferentes: en uno, las verdaderas, en el
otro, la bitácora "oficial", datos distintos destinados a confundir
a los portugueses si llegara la ocasión. Sólo disponemos de uno de estos diarios
(el "oficial") que nos llegara a través de la copia que hiciera
Bartolomé de las Casas a mediados del siglo XVI, utilizando la biblioteca del
Hernando, el hijo español de Colón
Rumbo al sur-suroeste
De acuerdo a las investigaciones de Luis Coin, quien
estudió el tema en profundidad, las naves no se dirigieron al oeste, como dice
el diario conocido, sino hacia el sur-suroeste (por lo tanto en dirección a la
zona bajo control portugués) con el fin de buscar los vientos apropiados. Los
argumentos de este autor son convincentes. En primer lugar, durante los días
iniciales de su travesía, Colón registró una contracorriente que no existe al
oeste de las islas Canarias, pero sí hacia el suroeste (particularmente durante
los meses de julio a octubre). En segundo lugar, los expedicionarios notaron
que en esa zona el agua del océano era menos salada. Ello no ocurre al oeste de
las Canarias, pero sí al sur y suroeste de las mismas, debido a un ascenso de
aguas profundas de origen polar que emergen precisamente en dicha zona. Allí,
el mar es muy rico en peces, abundante en cardúmenes de atunes y otras
especies, tal como lo describiera el propio Colón en su crónica. Esta
fertilidad oceánica no se da en las zonas centrales del Atlántico y ello
contraría las afirmaciones de los registros del diario. Algunos días más tarde
los navegantes lograron identificar aves tropicales en el medio del océano, a
más de quinientas millas de las costas canarias. Curiosamente, Colón no se
sorprende. La presencia de aquellas aves sería fácilmente explicable si el
derrotero del barco hubiera sido sur-suroeste en vez de oeste.
Coin encontró varias otras incongruencias e imposibilidades
en el Diario que copiara Las Casas: la posición incorrecta del mar de los
Sargazos, el registro de avances rápidos con velocidades de hasta 4.5 nudos
durante la noche, recorridos de 55 leguas en días calmos, referencias de los
tripulantes nadando en el mar mientras la nave se desplazaba velozmente.
El viraje hacia el oeste
De acuerdo a Coin, el viraje hacia el oeste se habría
producido a la altura de los paralelos de 20 o 19 gra-dos norte, o sea siete
grados (800 quilómetros) al sur-suroeste de las islas Canarias. Esta hipótesis
es coherente con la percepción que más tarde tuviera Colón de navegar entre dos
islas (deducción basada en las características del oleaje) registrada en la
entrada del 19 de setiembre y el ulterior avistamiento de una lí-nea de costa
el 25 de setiembre, tan sólo 20 días después de su partida de Gomera. Según
Coin, esta isla sería Sombrero, del grupo de las islas Vírgenes. A la mañana
siguiente la tierra se había perdido de vista.
Más tarde ocurrieron nuevos avistamientos: en el atardecer
del primero de octubre Martín Alonso Pinzón divisó una isla plana pero Colón
rehusó a dirigirse a ella prefiriendo, en cambio, buscar la "tierra firme"
para sacar partido de los buenos vientos. El 7 de octubre, desde La Niña, se
observó la silueta de otra isla cuyo perfil se perdió de vista cuando llegó la
nave capitana. La expedición habría de continuar durante algunos días más hasta
que se produjo el avistamiento y desembarco en una isla que sus habitantes
llamaban Guanahaní, en la mañana del 12 de octu-bre. De acuerdo a Coin, esta
isla correspondería con la isla de Gran Turk y no con Watling como muchos
afirman. Coin demuestra claramente las inexactitudes e imprecisiones (ocultamientos?)
del Diario del Primer Viaje de Colón. Seguramente el marino genovés se guardó
parte de la información para asegurar el dominio de la situación luego de su
regreso. De la misma manera es de presumir que haya procedido con los Diarios
de los otros viajes, reteniendo información que no deseaba que se difundiese.
El secreto del mapa de Juan de la Cosa
En el mapa elaborado por Juan de la Cosa en 1500 figuran en
forma bastante aproximada las costas de América del Sur y del Norte, así como
el carácter insular de Cuba, Haití y otras islas del Caribe. Curiosamente, en
dicho mapa, la región de América Central, que constituía un sitio fundamental
para comprender la configuración del continente, aparece cubierta por una
imagen de San Cristóbal. No sabemos cual fue la información que se quiso
ocultar de esa manera. Tal vez fue el camino hacia el océano occidental más
allá del istmo, o posiblemente la situación geográfica de la región de las
minas de oro. Años más tarde, en su cuarto viaje, Colón habría de visitar estos
mismos lugares. Entre los datos que no figuran en su Diario se encuentra el
nombre de los territorios que visitara al oeste de Veragua y de Cariari. En
ningún lugar figura un nombre clave, que ya estaba siendo difundido en Europa,
por muchos marinos, el país de la costa rica, la patria del oro, el lugar donde
sopla el viento, Amerrique.
Del libro "La mentira del milenio", D.Antón, Piriguazú Ediciones
Del libro "La mentira del milenio", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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