El río Mississippi, un curso de agua profundamente degradado
Un ejemplo ilustrativo de un río con serios problemas de gestión es el río
Mississippi en Estados Unidos. El curso combinado del Mississipi con su afluente el rìo Missouri es uno de los más largos del mundo (6,000 km).
Su cuenca posee dimensiones subcontinentales (3,238,000 km2) desaguando una amplísima zona del país.
La deforestación y ocupación agrícola de la cuenca que ocurrió a fines del
siglo XIX y primera mitad del siglo XX, dio lugar a un dramático cambio del
régimen fluvial en los cursos medios e inferiores de los principales afluentes
(ríos Missouri, Des Moines, Ohio, etc.) y en el propio valle principal del
Mississippi. Disminuyeron la evaporación y la infiltración, aumentaron la
erosión de los suelos y el escurrimiento, dando lugar a picos de crecida más
elevados, con acumulación de aluviones tanto en las planicies ribereñas como en
el delta del río, en su desembocadura en el Golfo de México. Los problemas se
vieron agravados por la ocupación indiscriminada de la llanura de inundación y
la eliminación de los humedales fluviales que ayudaban a amortiguar las
descargas. Para evitar el anegamiento de las propiedades, construcciones y
cultivos de las zonas adyacentes a las márgenes, se construyeron numerosos
diques laterales que terminaron encajonando el caudal y creando las condiciones
para inundaciones enérgicas (Ellis, 19932;
Faber, 1994).
Las crecientes de 1993 fueron particularmente destructivas:
se anegó gran parte de la llanura aluvial del río Missouri, causando serios
daños en sus ciudades ribereñas (Omaha, Kansas City), del río Des Moines, y del
curso alto del río Mississippi, afectando una extensa zona de los estados de
Illinois y Missouri (las ciudades de Davenport, West Quincy y Hannibal) (Adler,
1993). Otras inundaciones catastróficas ocurrieron en los años 2002, 2008, 2014
y 2017, indicando que lejos de solucionarse los problemas, más bien se hacen
más frecuentes e intensos.
La gestión del Mississippi es muy compleja debido a la
multitud de actores e intereses que hay en una cuenca tan extensa y poblada.
Para resolverlos se requiere la convergencia de voluntades políticas de los
gobiernos de más de 30 estados, cientos de municipalidades, el poder público
federal, los intereses privados de numerosas compañías, y los puntos de vista
de varias decenas de millones de personas que habitan en la cuenca. En esas
condiciones, no será fácil replantear el modelo degradatorio actual para
establecer en su lugar un enfoque integral ambiental y socialmente sostenible.
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