jueves, 27 de octubre de 2022

La evolución avanza en un solo sentido

En la evolución tanto biológica como social e incluso urbanística y tecnológica solo se avanza hacia adelante.  En otras palabras los procesos biológicos y sociales no tienen marcha atrás.  Más precisamente podemos decir que en la evolución (de las especies) no hay retrocesos.

La evolución biológica recorre caminos que quedan marcados en los genes de las especies sucesivas y que definen ciertas estructuras anatómicas y funciones fisiológicas que se imprimen en todos los genomas derivados.

Así por ejemplo, cuando se definieron los primeros tetrápodos (vertebrados de cuatro patas) a partir de los antiguos Tetrapodomorpha, quienes a su vez evolucionaron de los viejos peces de aletas-lóbulos (Sarcopterygii) hace alrededor de 390 millones de años (en el período Devónico medio) quedó definida la estructura ósea de todos los vertebrados que los sucedieron. Así, los batracios, los dinosaurios, los diversos reptiles, las aves, los mamíferos, incluyendo los primates, todos tienen cuatro extremidades basadas en estructuras similares. Estas determinaron las variadas formas de trasladarse que tienen todos los tetrápodos: caminar, saltar, nadar, reptar, volar adaptando las extremidades para diferentes funciones. Las extremidades se transformaron en patas, alas, aletas u órganos análogos. En todas ellas se conservaron los componentes articulados que permiten desarrollar cada una de sus funciones.

La conclusión a la que quiero llegar es que en la evolución de los vertebrados no hay “marcha atrás”. En algunos casos las extremidades se atrofian por no ser necesarias, quedan como vestigios de las antiguas estructuras e incluso desaparecen (p.ej. los ofidios).

Situaciones similares se dan con otros componentes de las estructuras anatómicas o funciones fisiológicas, como los aparatos digestivos y circulatorio, sistema nervioso, etc.

En el desarrollo del cerebro humano se da el mismo tipo de procesos. Hay un cerebro “reptiliano” en el interior, un cerebro de mamíferos alrededor y finalmente una corteza que responde a la evolución antrópica más reciente .

En todos estos casos se advierte que los diseños originales establecieron ciertas pautas que se conservaron a medida que evolucionaron los genomas. Pero no hubo cambio de diseño básico ni marcha atrás. Solo readaptaciones y agregados.

Una de las principales razones para que esto ocurra de esa manera es que los cambios evolutivos son graduales y que en la serie sucesiva de cambios cada genoma intermedio tiene que dar lugar a individuos viables. En otras palabras, los individuos genómicos intermedios todos deben ser viables, capaces de competir en el medio natural y por lo tanto con aptitud para reproducirse.

Se puede hacer una analogía en el desarrollo de las matrices urbanas de las ciudades.

Muchas ciudades modernas se desarrollaron en épocas en que las vías de transporte (caminos, calles) estaban adaptados a los medios de transporte correspondientes a la época.

Así, los primeros caminos (para carretas, jinetes, diligencias) se trazaron evitando zonas inundables (pequeñas cañadas y cursos de agua, pantanos) y relieves escarpados (barrancas, colinas rocosas, etc).

Cuando la ciudad creció los viejos caminos de carretas se transformaron en calles y avenidas. En algunos casos su trayecto fue modificado, pero frecuentemente se mantuvo dando lugar a calles y avenidas con trayectorias sinuosas. Las calles más modernas en urbanizaciones posteriores, se diseñaron de acuerdo a planes locales particulares, a menudo en forma de damero u otras modalidades geométricas.

Ello ocurrió porque se hace difícil modificar sustancialmente el plan básico urbano de las ciudades.

A medida que pasa el tiempo las modificaciones radicales que se requirirían sería muy onerosas y habría resistencia social y/o política para realizarlas. Y así quedan en muchas ciudades ciertas avenidas con recorridos curvilíneos diferentes a las calles adyacentes que solo se explican por razones históricas..

En Montevideo, es el caso de la Avenida Agraciada (antiguo camino de carretas al oeste) y de la Avenida 8 de Octubre- Camino Maldonado (camino de carretas al este). La avenida Rivadavia en Buenos Aires era en tiempos históricos (siglo XViII) el Camino Real hacia el oeste (camino de carretas).

En Toronto, Canada (ciudad en la que viví hace unos cuantos años) hay una calle llamada Dundas que tiene similares características mostrando que en tiempo pasados había sido un camino de carretas de recorrido oeste-este.

En las ciudades que fueron planificadas desde su fundación (La Plata en Argentina, Brasilia en Brasil) las matrices urbanas no han experimentado mayores cambios, pero en la práctica constituyen una pequeña minoría en los paisajes urbanos contemporáneos.


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