Los paradigmas: dogmatismo e intolerancia
Las sociedades
humanas organizan su conocimiento a través de los sistemas simbólicos de sus
culturas.
En cada época existen modelos dominantes que se relacionan con las
estructuras de poder sociales y políticas en cada región considerada. Estos
modelos, que fueron durante mucho tiempo de carácter religioso, a menudo
dogmáticos, permitieron el dominio de los grupos dominantes a nivel político o
sacerdotal.
Al mismo tiempo que las elites imponían un sistema de
conocimientos, aseguraban su control político y el disfrute de privilegios
económicos y sociales.
El proceso de sustitución de los sistemas religiosos dogmáticos
europeos comenzó tempranamente en la llamada “Edad Media” cobijándose en las “Universidades”
medioevales y centros urbanos “burgos” que se desarrollaron a través de la
expansión demográfica y comercial de los regiones ecuménicas.
Los discrepantes con los dogmas fueron declarados “herejes”.
Algunos, como Giordano Bruno y Tomás Moro fueron ejecutados por sus ideas o
comportamientos que contrariaban las postulados y normas establecidas por las
castas políticas y religiosas. Otros, como Nicolás Copernico o Galileo Galilei,
fueron criticados agriamente, obligados a desdecirse, destituidos o perseguidos
por sus ideas.
Los nuevos sistemas ideológicos dejaron de lado las
estructuras filosóficas basadas en influencias bíblicas, canónicas y
greco-romanas.
A partir del triunfo de la revolución industrialista europea se
impusieron definitivamente los nuevos sistemas de conocimiento, dejando de lado
los enfoques geocéntricos religiosos y dogmáticos.
Las nuevas estructuras económicas y políticas engendraron un
sistema de generación de conocimientos basado en una red de instituciones
académicas, corporativas y gubernamentales.
Es en el marco de esta “red” que se han definido los conocimientos
“oficiales”, las investigaciones y proyectos válidos y/o “financiables” así
como los artículos publicables en las llamadas revistas científicas
llamadas “referidas”[1].
De acuerdo al trabajo de Thomas S. Kuhn “La estructura de las
revoluciones científicas” (edición aumentada de 1970), la investigación
científica “normal” (oficial) se preocupa muy poco de buscar novedades de
importancia capital, tanto en el dominio de los conceptos como en el de los
fenómenos. De lo que se trata es de desarrollar con más precisión
las tramas conceptuales aceptadas, así como obtener datos que “confirmen” lo ya
conocido.
Señala James Lovelock en su trabajo “Las Edades de Gaia” (1988) que
los científicos académicos pueden pensar que tienen libertad pero en realidad
la mayoría de ellos “han cambiado libertad de pensamiento por buenas
condiciones de trabajo, un ingreso regular, un cargo y una pensión. Están también
limitados por un ejército de fuerzas burocráticas, desde las agencias
financiadoras a las organizaciones sanitarias y de seguridad. Los científicos
están también limitados por las reglas tribales de la disciplina a la que
pertenecen Un físico tendría dificultades para hacer química, y un
biólogo encontraría que es poco menos que imposible hacer física. Para
completar lo anterior, en los últimos años la “pureza” de la ciencia está más
estrechamente custodiada por una inquisición auto impuesta llamada la revisión
de los pares[2] ”.
El modelo o sistema científico vigente es denominado ciencia
normal o “paradigma” por Thomas S. Kuhn. El paradigma de la ciencia normal en
la visión de Kuhn es el conjunto de teorías, reglas, procedimientos y
conocimientos que impregnan una sociedad determinada en un momento concreto de
su historia. En la actualidad se refiere al “modelo” científico adoptado en
forma generalizada en la sociedad globalizada contemporánea.
En dicha sociedad “globalizada” la construcción científica oficial
funciona a través de la acumulación de datos científicos que permiten
(supuestamente) “avanzar” en el conocimiento, en particular lograr un mayor
detalle en la aplicación concreta de los modelos científicos aceptados.
No existe ningún método en este paradigma oficial (ni en ningún
otro paradigma dominante, dicho sea de paso) que permita descartar “todo el
modelo” y comenzar a aceptar otras teorías y aplicar otras reglas o
procedimientos que terminen modificando radicalmente el modelo reconocido.
En gran medida la dificultad de cambiar el paradigma oficial
estriba en que la modificación radical del paradigma implica alterar las
relaciones de poder.
A nivel político, los detentadores del poder paradigmático, son
los que ocupan las posiciones decisorias. A nivel económico, son ellos que se
benefician de su posición privilegiada en la estructura de conocimiento. A
nivel académico, defienden el prestigio y la seguridad económica que dan las
posiciones universitarias y profesionales que ocupan.
En resumen, la lucha por la preservación del paradigma por parte
de sus principales defensores se plantea en términos de poder.
El paradigma contemporáneo, entendiendo por tal, aquel aceptado
oficialmente por el mundo académico- científico sobre los finales del siglo XX
y principios del siglo XXI se basa en varias concepciones principales que como
todos los paradigmas tienden a ser dogmáticas, no aceptan la controversia,
controlan los medios de difusión y la distribución de los recursos promoviendo
el desprestigio de los discrepantes, al igual que pasó durante la evolución
paradigmática de la historia en el pasado.
.
que trataremos de sintetizar a continuación.
El nacimiento del universo
Paradigma aceptado: El universo tendría origen. Su edad
estimable sería de unos 10 a 20 mil millones de años, época en que se produjo
la gran explosión o “big bang” que constituyó el inicio de su evolución
posterior. Este proceso se dedujo de la velocidad de alejamiento de las
galaxias más distantes (medidas a través del corrimiento hacia el rojo de las rayas
del espectro luminoso). El movimiento galáctico podría
ser proyectado hacia atrás en el tiempo de modo que permite definir
un punto único que representaría el origen de la expansión.
La aparición de la vida.
Paradigma aceptado: La vida tiene origen. Ocurrió en
los mares primitivos de La Tierra a partir de una sopa original de
aminoácidos. Luego de formarse los primeros microorganismos de tipo bacteriano
estos fueron evolucionando a otros organismos más complejos. Algunos adoptaron
la luz solar como fuente de energía metabólica a través de una función llamada
“fotosintética” basada en las propiedades de la “clorofila”. De estos primeros
organismos surgieron los varios organismos contemporáneos, incluyendo las
plantas y los animales. Este fenómeno evolutivo también pudo haber
tenido lugar en otros planetas en otras partes del universo. La hipótesis del
origen terrestre de la vida fue originalmente desarrollada por el autor ruso
Oparin
La descripción de Carl Sagan es ilustrativa de la concepción
paradigmática contemporánea:
“Hace cuatro mil millones de años, la Tierra era un
paraíso molecular. Todavía no había predadores. Algunas moléculas se
reproducían de modo ineficaz, competían en la búsqueda de bloques constructivos
y dejaban copias bastas de sí mismas. La evolución estaba ya
definitivamente en marcha, incluso al nivel molecular, gracias a la
reproducción, la mutación y la eliminación selectiva de las variedades menos
eficientes.”
La evolución de las especies
Paradigma aceptado: Se produce por cambios genéticos
relativamente azarosos que son protegidos por la selección natural. Estos
cambios son muy pequeños (micromutaciones) y acumulativos dando lugar a nuevas
variedades, luego nuevas especies, más tarde géneros, familias, y
así sucesivamente, creando el árbol de la evolución biológica.
La teoría de la evolución de las especies fue desarrollada por
Charles Darwin en el siglo XIX y complementada por otros científicos como
Mendel y otros geneticistas y biólogos.
Decía Darwin en “El Origen de las Especies, 1859:
“Probablemente todos los seres orgánicos que hayan vivido nunca
sobre esta tierra han descendido de alguna única forma primordial, a la que se
infundió vida por primera vez.... Esta opinión sobre el origen de la vida tiene
su grandeza .... porque mientras este planeta ha ido dando vueltas de acuerdo
con la ley fija de la gravedad, a partir de un inicio tan sencillo han
evolucionado y siguen evolucionando formas sin fin, las más bellas y las más
maravillosas.“
Las grandes extinciones.
Paradigma aceptado: La evolución de las especies, y en particular
de ciertos grupos biológicos fue interrumpida por eventos catastróficos,
especialmente los dinosaurios que imperaron en la fauna terrestre
durante gran parte de la Era Mesozoica (Secundaria). Estos reptiles, que en
algunos casos alcanzaron dimensiones gigantescas, se extinguieron hace unos 90
millones de años, al caer sobre la Tierra un asteroide que habría impactado en
la península de Yucatán provocando un invierno global que determinó una extinción
generalizada que incluyó a los dinosaurios, entre otros grupos biológicos.
Otras extinciones de la historia paleontológica también se habrían producido de
otros impactos similares en diferentes momentos de la evolución geológica del
planeta.
El origen de la especie humana.
Paradigma aceptado: Tuvo lugar en Africa en una región de sabanas.
Ciertos simios que habitaban los bosques tropicales se trasladaron a las zonas
de pastizales, adoptaron la posición erecta y fueron adquiriendo gradualmente
la capacidad de manejar herramientas. Estos homínidos son llamados generalmente
australopitécidos (Australopithecus sp). Luego sufrieron un cambio adaptativo
que dio lugar al aumento del volumen de su cerebro. Como consecuencia de ello
aparecieron las primeras especies de homo (p.ej. homo erectus) que migraron
hacia el norte distribuyéndose por toda Eurasia. Los “Homo erectus” fueron
evolucionando a Homo neanderthalensis (sobre todo en Europa) y casi
simultáneamente a Homo sapiens (también llamado “Hombre de Cro-Magnon”)
que hizo su aparición en Europa hace unos 40,000- 50,000 años.. A partir de los
Homo (erectus, neandertal, sapiens) fueron desarrollándose las primeras
culturas.
La aparición de las culturas
Paradigma aceptado: El desarrollo del sistema nervioso, y en
particular del cerebro, así como el incremento de las actividades sociales y el
uso de herramientas, permitió la aparición de las diversas culturas, y más
particularmente de numerosos lenguajes en las varias partes del mundo poblado
por la especie humana. Las culturas actuales son el resultado de la evolución
gradual de cada una de aquellas culturas primitivas, así como de sincretismos
entre ellas.
Las edades de la prehistoria
El período de la historia previo al desarrollo de la escritura es
denominado “prehistoria”. Este período comenzó con la utilización de
herramientas líticas “toscamente” talladas, luego el tallado se fue
haciendo más elaborado, culminando en la aparición de la técnica de la piedra
pulida. Esto coincidió con la aparición de la agricultura y la domesticación de
los animales de cría. La edad de la piedra tallada en forma “tosca”
es denominada generalmente “Paleolítico Inferior”, las edades de la piedra
tallada más elaborada, constituyen el “Paleolítico Medio” y “Paleolítico Superior”.
La época de la piedra pulida, del comienzo de la agricultura y de la cría de
animales suele denominarse período “Neolítico”. En ese momento comienzan a
desarrollarse las técnicas metalúrgicas. Los arqueólogos e historiadores
distinguen la “Edad del Cobre”, luego la “Edad del Bronce” y finalmente la
“Edad del Hierro”, que coincide en gran medida con el desarrollo y expansión
de la escritura (particularmente en Egipto, Sumer, China, India y el
país Maya) entrando de ese modo en el período habitualmente llamado
“histórico”.
Los principios y raíces de las sociedades nativas americanas
Los seres humanos que habitaban África y Eurasia desde hacía
varias decenas de miles de años aprovecharon el descenso del nivel del océano
para cruzar a América por el estrecho de Bering. Este tránsito se produjo sobre
todo por tierra. Los grupos humanos avanzaron por las vías costera e interior
hasta extenderse por todo el continente americano. El proceso puede haber
demorado e incluso varios siglos e incluso miles de años.
El desarrollo de la civilización
Las comunidades agrícolas comenzaron a producir excedentes y de
esa forma fueron desarrollándose funciones diferentes a las
puramente productivas. Aparecieron los comerciantes, los artesanos, las
jefaturas locales, y finalmente las ciudades y estados. Al aparecer las
ciudades se generaron las funciones urbanas y con los estados se crearon
estructuras jerárquicas de poder, aparecieron las diversas funciones políticas
y administrativas, se desarrolló la escritura y se establecieron las funciones
policiales y militares.
Los estados se fueron consolidando. Algunos dominaron a otros
creándose los imperios. En los imperios las actividades y funciones
no productivas se incrementaron y diversificaron considerablemente. Aparecen
las construcciones monumentales, muchas de las cuales aún se conservan como
testimonio de las épocas. Los casos más típicos de imperios antiguos incluyen
los imperios faraónicos, mesopotámicos, persa, chino, de la India, de Grecia y
finalmente romano.
Mujeres y hombres: el rol de los géneros en la historia
La historia se desarrolló a través de un proceso evolutivo
partiendo de una fase “prehistórica” que incluye una etapa paleolítica
(inferior, media y superior), caracterizada por el énfasis en el uso de
herramientas líticas y una eficacia limitada en el aprovechamiento de los
recursos naturales. A medida que avanzó el proceso evolutivo humano se
mejoraron las técnicas de trabajo de la piedra, pasando del tallado tosco, al
tallado más elaborado y finalmente a las técnicas del pulido. A medida que ello
ocurría se incrementaba la eficiencia en la explotación de la naturaleza
permitiendo el aumento de la producción y de la complejidad social y cultural.
La etapa subsiguiente, denominada neolítico, asociada a herramientas
de piedra pulida, coincide con la aparición de la agricultura incipiente y la
cría de animales domésticos. El aumento de la producción y de la población, así
como la disponibilidad de excedentes, permitió la aparición de funciones
económicas y sociales liberadas del trabajo productivo. Ello dio lugar a la
aparición de las ciudades y más tarde de los estados.
Al mismo tiempo se produce una evolución tecnológica relacionada
con la extracción y manejo de los metales. Las sociedades en evolución inventan
técnicas para la elaboración de herramientas de cobre, de bronce y finalmente
de hierro. Este avance tecnológico permite hablar de la Edad del Cobre, luego
de la Edad del Bronce, para luego entrar en la Edad del Hierro.
Esta revolución de la tecnología dio lugar a profundos cambios
económicos, sociales y políticos. Gradualmente los primeros estados se
expandieron políticamente, se desarrolló la escritura y comenzaron las obras
públicas de tipo urbano y monumental.
Como resultado de esta situación aparecieron las
primeras civilizaciones en Egipto, Sumer, el valle del Indo, China, el Valle de
México y los Andes peruanos. Estas civilizaciones coincidieron con los
principales reinos e imperios.
La historia propiamente dicha (cualitativamente diferente a la
prehistoria) ocurrirá sobre todo a través de la evolución de dichas entidades
políticas, la sucesión de gobernantes, dinastías y grupos de poder en las
mismas, así como la conquista, sumisión o fusión de los estados. Los períodos
históricos se definen precisamente en función de dichas etapas de dominación
política: época faraónica en Egipto, período babilónico, asirio, la Grecia
clásica, era romana y así sucesivamente.
La expansión europea y la conquista de América
El continente americano estaba poblado predominantemente por
naciones que vivían en el neolítico e incluso en el paleolítico. Las
excepciones se encontraban en la regiones mesoamericana y andina.
Estas eran las civilizaciones azteca y maya en Mesoamérica y la civilización
inca en Perú. Había además varios otros centros de civilización de menor
desarrollo relativo (p.ej. chibchas en Colombia, mapuches en Chile, entre
otros).
La llegada de los europeos determinó en poco tiempo la sumisión de
las poblaciones nativas de América cayendo los diversos territorios americanos
bajo el poder de las diferentes potencias europeas. De esa manera, y
drásticamente, América se incorporó a la Edad Moderna. El proceso en algunos
lugares fue violento, las rebeliones que se produjeron fueron reprimidas
exitosamente y finalmente se sometió a los diferentes pueblos, obligándolos al
trabajo forzado, y dando lugar a una disminución demográfica importante. Debido
a ello se generó un tráfico de esclavos provenientes de Africa, para cumplir
muchas de las tareas manuales en las plantaciones y minas del continente.
Como resultado de la migración de colonos europeos, del tráfico de
esclavos africanos y el aporte de la población indígena se creó una población
criolla, en donde la proporción de mestizos y mulatos es bastante importante.
De todos modos el continente presenta extensas zonas de predominio europeo,
otras áreas también vastas donde sigue predominando la ascendencia indígena, y
otras cuya población se encuentra africanizada.
La revolución ideológica de la edad moderna
Como resultado de los cambios económicos, tecnológicos y sociales
de la época renacentista y la expansión geopolítica europea se produjo una
profunda transformación filosófica e ideológica con un nuevo énfasis en la
ciencia, replanteo de las hipótesis cosmogónicas y finalmente revisión de las
teorías de la evolución y política que habrían de culminar en la revolución
francesa y la implantación de sistemas republicanos y democráticos.
El crecimiento económico
La visión de la economía moderna, particularmente desde el punto
de vista de la macroeconomía, es que los sistemas económicos funcionan como
sistemas aislados con relación al ambiente. Los sistemas económicos, tienen
conexiones entre sí, pero no presentan intercambios de materia o energía con el
ambiente. En este enfoque, los valores de intercambio circulan desde las
factores de producción a los mercados de consumo para luego regresar a los
primeros. Los impactos en los recursos naturales y el ambiente son considerados
externalidades que no forman parte del proceso económico propiamente dicho. Por
esa razón el elemento central de la prosperidad está dado por el crecimiento
económico, ocupando un segundo plano los recursos naturales y el ambiente. Es a
través del crecimiento económico que las sociedades logran mejorar su calidad
de vida. En principio este crecimiento no tiene límite que no pueda ser
resuelto a través de inversiones apropiadas. Por esa razón las performances de
los países se miden en las tasas de crecimiento del producto nacional bruto
(PNB) en donde no aparece expresado el agotamiento de los recursos naturales ni
la degradación del medio ambiente.
El efecto invernadero y el cambio climático
La combustión del petróleo, gas natural y carbón, los llamados
“combustibles fósiles” está aumentando los porcentajes de CO2 en la atmósfera
produciéndose efectos de calentamiento global y por ende un cambio climático
generalizado. Este fenómeno es conocido como “efecto invernadero”.
Algunos indicios permiten suponer que las calotas glaciares e
inlandsis se fundirán gradualmente produciendo un aumento de los niveles de los
mares y océanos. Vastas áreas costeras de baja altitud serán inundadas y se
producirán corrimientos climáticos en las franjas latitudinales. Las zonas
cálidas tropicales se extenderán hacia el norte y sur y se reducirán las
regiones más frías. Al mismo tiempo se producirán cambios en los
regímenes pluviales. En algunos lugares aumentarán las precipitaciones,
mientras que en otros disminuirán.
Ello acarreará una redistribución de la capacidad productiva a
nivel global. Áreas que no son agrícolas podrán serlo en el futuro. Del mismo
modo, regiones de alta productividad agrícola actual podrán perder esta
aptitud.
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