viernes, 4 de septiembre de 2020

 Naurú, el neo-colonialismo australiano

D.Antón
De la gran riqueza de la minería de fosfatos a los campos de concentración de refugiados 
La pequeña isla de Naurú en el océano Pacífico tiene 21 km2 y unos 10,000 habitantes de origen polinesio. Es uno de los estados independientes más pequeños del mundo. Antes de 1896 era una isla típica de Oceanía, sus habitantes vivían de la pesca y de varios cultivos importados por los antiguos navegantes (árbol del pan, taro, cocoteros) y cría de cerdos y de aves. La isla fue anexionada el Imperio alemán a finales del siglo XIX. Tras la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial, Nauru se convirtió en protectorado de la Sociedad de Naciones (administrado por Australia, Nueva Zelanda y el Reino Unido). Durante la Segunda Guerra Mundial, fue ocupada por tropas japonesas. Tras el fin de la guerra y la expulsión de los japoneses, Nauru volvió a constituirse en un protectorado australiano hasta que alcanzó la independencia en 1968.
A fines del siglo XiX se descubrieron yacimientos de fosfatos que transformaron la economía de la isla. Los fosfatos fueron explotados por primero por Pacific Phosphate Company y luego British Phosphate Commissioners, Millones de toneladas fueron explotadas degradando el 80% de la superficie de la isla. Para los nauruanos quedaron tan solo 5 kilómetros cuadrados disponibles. En 1968, cuando los fosfatos se estaban agotando, la isla recibió la “independencia” y pasó de una extrema riqueza efímera a la mayor de las pobrezas. El gobierno australiano, con una concepción colonialista, aprovechó la situación de Naurú para instalar un campo de concentración para refugiados e inmigrantes ilegales donde hay más de 500 personas. Esto reduce aún más la disponibilidad de espacio para los habitantes en la pequeña isla. 

La situación de los refugiados es muy difícil, prisioneros y aislados en el medio del océano, dependiendo de la voluntad de las autoridades australianas, sin saber cual será su futuro, ven pasar los meses y años y su destino permanece incierto. La depresión cunde y para algunos, el suicidio aparece como una solución definitiva. Mientras tanto Naurú, otrora rica y acaudalada, pasó a ser una de las islas menos afortunadas del Pacífico.

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