lunes, 29 de junio de 2020

La historia se escribe y se reescribe 


Cambian los lugares, cambian los relatos y también cambian los protagonistas. Kamal Salibi, el académico libanés contemporáneo, tuvo la valentía de enfrentarse a los dogmas religiosos imperantes replanteando radicalmente las viejas historias bíblicas sobre bases documentales sólidas. De acuerdo a Salibi las tierras sagradas del antiguo testamento ubicadas oficialmente en Palestina reaparecen en el Asir, el Hejaz y el Nejd de Arabia. El Jesús, hijo de María y José, que reverencian los cristianos puede ser el Issa bin Maryam del Corán cuyos restos reposarían cerca de Medina en Arabia. O tal vez fuera un predicador descendiente de Issa bin Maryam que llegó desde Arabia en el inicio de la era cristiana. El Kebra Negast, libro sagrado de la iglesia etíope, complementa estas interpretaciones. Según las tradiciones de Etiopía el Arca de la Alianza reside en la antiquísima ciudad de Axum desde los tiempos del rey Salomón y la reina Makeda . De acuerdo a Miguel de Unamuno y otros el supuesto sepulcro del apostol Santiago en Compostela, contendría en realidad los restos del obispo gallego Prisciliano que predicó y vivió en el siglo III en la península ibérica. Fue considerado hereje y ejecutado por las autoridades religiosas y políticas de la época. Del otro lado del océano, en el sur de América, José de San Martín prócer de la nación argentina y liberador de Chile y Perú, ha sido presentado como un típico blanco español, con cutis claro y presencia europea. Hoy hay elementos para afirmar que su madre era una indìgena guaraní. Obviamente la historia oficial argentina lo niega. San Martín reivindicó sus raíces indias en las palabras y en los hechos en numerosas ocasiones. El viaje de otro mestizo guaraní, don Francisco de los Santos, desde Corrientes a Río de Janeiro en 1820 para rescatar a sus camaradas prisioneros a través de cientos de leguas es un ejemplo de adhesión a la causa de los pueblos federales artiguistas y de persistencia en el esfuerzo. En la década de 1970, en plena dictadura somozista, el sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal imaginó un evangelio de los pobres, formulado por ellos mismos, en el archipiélago lacustre de Solentiname. Quedò como legado de un religioso coherente con sus ideas.. Mucho antes, en el siglo XVI, Michelangelo Buonarroti tuvo la osadía de esculpir una estatua del David desnudo en la Italia renacentista pacata y conservadora. Los fundamentalistas religiosos adictos al fraile Savonarola apedrearon la imagen y los representantes del Papado la criticaron. En el otro extremo de las complejidades sociales y culturales nos llamaron la atenciòn las aventuras de Gixau, un !kung san que viajó desde el desierto de Namib a las grandes ciudades de Sudáfrica y Hong Kong. A través de este relato se muestran las experiencias de una persona que procura decodificar las pautas, a menudo absurdas, de las sociedades tecnológizadas desde la óptica simple de una sociedad tradicional antigua. Todas estas historias expresan el potencial de las acciones y la imaginación humana para modificar sitios, ambientes y existencias. Estas capacidades, para bien o para mal, voluntaria o inconscientemente, dieron forma a la persistente y multigeneracional peripecia de millones de mujeres y hombres que habitaron el planeta desde los tiempos de nuestros ancestros más antiguos. La evolución humana no ha terminado aún. Tal vez recién empieza. Las culturas son el reflejo de una prolongadísima acumulación de experiencias. La página contemporánea del palimpsesto de la historia se irá borrando paulatinamente. Con el tiempo solamente permaneceremos como una minúscula partícula en el flujo social y cultural de las civilizaciones del futuro.
(fragmento de la Introducciòn al libro "Crònicas de la Peripecia Humana") 

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