martes, 9 de junio de 2020


Crónica de una sequía anunciada
(texto)
El río de la Plata recibe sus aguas de dos cuencas principales, la cuenca del Paraná constituida por tres subcuencas y la cuenca del río Uruguay que no es tan extensa y tiene menos influencia en el balance hidrológico general del río de la Plata. que será objeto de una presentación separada.

La macrocuenca del río Paraná a su vez está constituida por tres subcuencas diferentes, de las cuales hay dos, que son de mayor tamaño y que son determinantes de los grandes fenómenos hidrológicos que afectas los cursos medio e inferior del río Paraná y de su delta.
La primera es la subcuenca del río Paraguay que está ubicada al noroeste y que es muy extensa y heterogénea y la segunda es la gran subcuenca del alto Paraná que se sitúa al noreste de la macrocuenca y que también es muy extensa y presenta una relativa homogeneidad tanto ecosistémica como climática.  
Como decíamos la subcuenca del río Paraguay ocupa una amplia superficie y es extremadamente asimétrica. Está formada por dos tipos de aportes, de dos regiones muy distintas y que hidráulicamente se comportan en forma radicalmente opuesta.
Por un lado, una parte de sus aguas provienen de la árida y montañosa cordillera de los Andes aportadas por los ríos Bermejo y Pilcomayo. Se trata de una zona de caudales que presentan una gran irregularidad en el tiempo con destructivas crecientes producto de un escurrimiento generalizado en un lapso de tiempo relativamente corto, y períodos bastante extensos de flujos escasos o escasísimos que dan lugar a fuertes sequías que han sido su carácterística principal a lo largo de la historia. Otro rasgo de la subcuenca del oeste son sus aguas barrosas,  aguas que vienen cargadas de sedimentos producto de una intensa erosión en sus cabeceras andinas. La mayor parte de los sedimentos aportados al delta del Paraná y al río de la Plata provienen de ese origen.

La otra mitad de la cuenca del Paraguay llega desde el enorme, pantanoso e inundable ecosistema que se llama el Gran Pantanal. Este ecosistema se caracteriza por retener el agua durante el período de las lluvias y liberarla  con caudales mucho más regulares filtradas de sedimentos en la estación menos lluviosa. Es un escurrimiento gradual y con variaciones de caudal relativamente menores.  Ambas proveniencias, completamente diferentes, se compensan, por un lado las aguas rápidas y barrosas de los ríos Bermejo y Pilcomayo y por otro las aguas lentas relativamente límpidas filtradas por el gran pantano dan lugar a un flujo con oscilaciones moderadas..
Sin embargo, no es la cuenca del río Paraguay la principal causante de la situación actual de sequía que sufre el cono sur de América del Sur.
En realidad la causa de los procesos de sequía actuales están concentradas en una sola subcuenca. Se trata de una región hidráulica muy extendida, que no solo es muy importante por su extensión, sino también por las lluvias caidas, por la numerosa población que la habitan y que superan los 50 millones de personas o sea el 70% de toda la población de la cuenca del río Paraná.
Por esa razón vamos a referirnos sobre todo a dicha subcuenca que es la principal causante de estos episodios anormales de sequía que se están experimentando a principios del año 2020.
La cuenca del Alto Paraná.
Allí están por lejos están las principales causas de las sequías fluviales que están teniendo lugar en las últimas semanas.
Como señalábamos antes las sequías alarmantes que han ocurrido en los últimos meses en los ríos de la cuenca del Plata, el río Paraná, el río Iguazú, el río Uruguay y otros tiene varias causas y muchas de ellas son resultado de la ocupación humana de las altas cuencas. Ese fenómeno está especialmente extendido en la cuenca del Alto Paraná y a ella no hemos de referir.
Obviamente la sequía se agudiza cuando disminuyen las lluvias o simplemente deja de llover por un período prolongado. Las lluvias en la alta cuenca del Paraná son lluvias de verano, o sea ocurren entre los meses de diciembre y abril. Si durante ese período ha llovido poco o no ha llovido se crean condiciones potenciales para que disminuyan los caudales, se sequen las llanuras aluviales, se dificulte la navegación o la utilización de las bombas en las tomas para abastecimiento urbano o para riego.
Pero esa no es la única causa de la sequía, porque en situaciones normales, lo que pasaba era que cuando en la estación de seca llovía poco o no llovía (cosa que ocurre generalmente junio a octubre) el caudal de los ríos era de todas maneras alimentado por los innumerables manantiales que brotaban cerca de sus orillas o en el fondo de los mismos cauces. Estos eran y son los que mantienen un caudal de base y que impiden que los ríos no se sequen ni siquiera en las grandes sequías.

Pero ocurrió algo que cambió radicalmente está dinámica.
En los últimos 50-60 años se talaron o quemaron cientos de miles de km2 de bosques naturales que había en las cuencas del Alto Paraná con el fin de expandir el pastoreo de ganado o para plantar cultivos industriales, sobre todo soja.
Para poder ampliar el pastoreo y desarrollar cultivos se eliminan los árboles dejando el suelo queda desnudo durante buena parte de año (antes de la siembra e incluso algunas semanas después) por esa razón el escurrimiento superficial se multiplica. Hay mucho menos infiltración y las napas pierden gran parte de sus volúmenes almanacenados en las lluvias para descargarlos en los meses secos. Eso es lo que pasó en la alta cuenca del Paraná, que ha sido y es la fuente de mayor parte del agua llovida en la región paranaense y platense.
A ello se agrega que en esa misma cuenca se construyeron decenas de represas, algunas muy grandes, 35 represas en territorio brasilero, que aumentaron la evaporación en sus numerosos embalses y fueron utilizadas para retener los caudales para la producción de enérgía eléctrica y a veces para mantener niveles de riego en los cultivos irrigados.
Todo ello hizo  que cuando terminó la época de las lluvias, tomamos nota que en este año hubo poca lluvia, y la poca agua que llovió se escurrió rápido dando lugar a una disminución de los caudales en los meses de otoño, el efecto se hizo sentir.
Sobre todo porque no hubieron nuevas lluvias (porque era época seca) para compensarlo.
Cuando hay poca agua los gestores de los embalses retienen el agua y no la dejan fluir para mantener los niveles y continuar produciendo energía eléctrica y también para otros fines, por ejemplo, para el riego, agravando la situación aguas abajo.
No hay que olvidar que los ríos del Alto Paraná son la principal fuente de agua para toda la cuenca,
En ellos hay 37 embalses, la mayoría grandes o muy grandes, entre los que se encuentra la gigantesca represa de Itaipú, que en gran medida, es donde se decide cuanta agua sigue corriendo hacia abajo en el río Paraná y cuanta agua se queda retenida. Esta situación se termina de agudizar cuando los gestores de Yacyretá la otra gran represa que fue construida aguas abajo, también retienen agua para estos mismos fines.  Son 37 represas grandes, si agregamos Yacyretá, 38, que afectan el balance hídrico de toda la cuenca alta y por tanto indirectamente las cursos medios e inferior del río Paraná.
El resultado es el descenso de los niveles en los cursos medios y bajos de los grandes ríos.
Si miramos de cerca la alta cuenca del Paraná observamos que el Alto Paraná está formado por cinco grandes ríos:
El río Paranaiba, el río Grande, el río Tieté, el rio Parapanema y el río Iguazú.
Todos ellos son grandes ríos, tienen una longitud de más de 800 kilómetros y un caudal medio de más de 1000 m3 por segundo. Son además ríos intensamente intervenidos. Tienen 37 grandes represas. El río Tieté tiene  11 represas El río parapanema 11  …. El río grande tiene 6,  el río paranaiba   2, el río Iguazú 5, y en el eje del Paraná, 2
A estas se agrega el gigantesco embalse de itaipu en la frontera paraguayo brasileña  y la enorme represa de Yacyretá en el límite entre Argentina y Paraguay.
En la cuenca del Alto Paraná la vegetación original anterior a la colonización portuguesa fue completamente modificada, incluyendo eliminación generalizada de los bosques, cientos de miles de km2  quemados o talados  sustituidos por pastos o cultivos.. Este cambio de cobertura vegetal da lugar a una  disminución de la infiltración y por lo tanto del caudal de base en los cauces cuando cesan las lluvias). Por su parte los embalses de las 37 represas generan evaporación en los embalses, son 37 embalses con un área total de varios centenares de miles de hectáreas. Esta evaporación tiene un gran impacto. Además como estas represas fueron construidas para generar energía eléctrica, cuando se produce una situación de sequía los encargados de las represas tratan de retener la poca agua que llega disminuyendo aún más los cauces inferiores.
De todo ello se desprende que la principal causa de la gran sequía ha sido y es la ocupación e intervención sistemática y antinatural de los ríos en la cuenca del Alto Paraná que dicho sea de paso se encuentra casi exclusivamente en territorio de Brasil.
Allí viven 50 millones de habitantes. Casi la mitad de la producción de todo Brasil, 37 grandes represas, Ríos cortados, caudales embalsados, el efecto que está teniendo no sorprende. Era esperable. y finalmente, algo de lo que no hemos hablado y será también el tema de un próximo video, que es la influencia de la eliminación de las selvas y bosques sobre el clima local. Que seguramente no es menor.
En conclusión, por donde se la mire, se trata de una ocupación desmesurada del espacio ecosistémico local cuyas consecuencias comienzan a sentirse y que, de no tomarse medidas radicales, continuarán agravándose en el futuro cercano.

Video: "Crónica de una sequía anunciada"
https://www.youtube.com/watch?v=8WakepVZF18&t=190s

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