domingo, 31 de mayo de 2020

Chukotka, el mundo de la 'gente de verdad'

Chukotka es la región más alejada, inaccesible, desconocida y dura de Rusia. Aquí el hombre se siente como un grano de arena en un desierto níveo y silencioso. Llegando hasta aquí, podemos disfrutar del frescor de los vientos de dos océanos, conocer la excepcional flora y fauna de las tierras árticas, ver los monumentos enigmáticos de los antiguos habitantes de Chukotka y, además, ver un continente con los pies en otro.
La exigua población local reside en poblados pequeños diseminados por la enorme tundra, que en verano resplandece entre colores y olores vivos y en invierno queda sumida en una noche interminable, en la nieve, en los terribles vientos del Ártico y en la mística aurora boreal.  
Lugar de confluencia de dos océanos
El distrito autónomo de Chukotka es la región más nororiental de Rusia y de Eurasia. Su superficie es mayor que la superficie de cualquier estado europeo, 721. 500 km2. Además, esta región es una de las menos habitadas de Rusia: en los vastos espacios del distrito autónomo de Chukotka viven solo 50.000 personas, la mitad de ellos representantes de los reducidos pueblos del norte. 
Chukotka encaja como una cuña entre dos océanos, el Glacial Ártico y el Pacífico. Por eso, al llegar al cabo de Dezhniov (el punto más oriental de la Rusia continental), a su izquierda podrá ver el mar del océano Glacial Ártico y a su derecha el del Pacífico; enfrente podrá ver otro continente, América, pero si vuelve la vista atrás, verá la tundra infinita del noreste de Eurasia. 
Además, Chukotka es la única región de Rusia que se encuentra al mismo tiempo en dos hemisferios. Solo hay dos lugares en el planeta por los que el meridiano 180, que divide los hemisferios oriental y occidental, pasa por tierra firme: en Chukotka y en las islas Fidji, en el Pacífico. 


Chukotka es tundra. Enormes extensiones de colinas cubiertas de musgo, de árboles enanos (abedules, sauces y otros árboles diminutos que se extienden por la tierra) y de hierba. Durante el breve verano polar, gracias a bayas, setas y flores árticas la tundra se convierte literalmente en una alfombra multicolor donde resplandecen colores y olores vivos. Sin embargo, en los puntos más apartados es posible ver nieve incluso en verano.
Gente de verdad
Los chukchi se llaman a sí mismos “lygo' ravetlan”, que significa “gente de verdad”.  
A finales de octubre, después de un periodo de lluvia y niebla, caen ya las primeras nieves. Y seguirán cayendo hasta junio del año siguiente. Durante este tiempo Chukotka queda sumida en la larga noche invernal del Ártico, cuando la luz del sol solo se ve un par de horas al día. 
La costa de Chukotka se encuentra entre las regiones más ventosas de Rusia. Las rachas máximas alcanzan los 80 metros por segundo (288 km/h). Si viene en invierno, también tendrá con qué quedarse impresionado. Durante esta época del año se puede observar un fenómeno de la naturaleza de belleza incomparable: la aurora boreal. 
La biodiversidad del Ártico:
Una gran parte del territorio de Chukotka se encuentra más allá del Círculo Polar. A pesar de su clima riguroso (la temperatura media oscila entre los -4,1ºC y los -14°С), la naturaleza de Chukotka sorprende por su variedad: cerca de 1300 especies de plantas, desde los musgos y líquenes árticos hasta los árboles de la taiga multisecular, más de 400 especies de peces, 220 de aves. Muchos de los animales que habitan Chukotka están incluidos en el Libro Rojo de la Federación Rusa, entre ellos: el oso blanco, la oveja de las nieves, el narval, la yubarta, el rorcual común, el rorcual norteño, el rorcual azul, la ballena gris, la ballena enana,… Los manantiales geotérmicos sirven de refugio para muchas plantas y animales. 
Solo a finales de junio empieza una breve primavera. Entonces los muchos metros de nieve acumulada comienzan a derretirse lentamente llenando con charcos profundos las poblaciones, y convirtiendo la tundra en un laberinto húmedo impracticable sobre el que se oyen miles de pájaros llegados desde el sur. Solo en julio y en agosto volverá a empezar el verano polar colorido y aromático. 
Filosofía de vida de la población local
Al llegar a Chukotka tropezará con numeras escenas insólitas e incomprensibles a primera vista. 
Así, por ejemplo, todas las puertas se abren hacia el interior de los edificios, no hacia fuera. Esto es así porque durante el invierno, que llega a durar nueve meses, las casas quedan con mucha frecuencia  cubiertas de nieve hasta el tejado. Para poder salir por las mañanas, los habitantes tienen que abrir la puerta hacia el interior de su vivienda y excavar un túnel en la nieve. De abrirse la puerta hacia fuera, sería completamente imposible salir.
Otra singularidad local: al encontrarse con alguien en la entrada de un edificio, aquel que está saliendo siempre le cede el paso al que está entrando, y luego ya sale él. Las personas que viven entre el frío permanente siempre van a permitir primero el acceso al calor al que llega, y ya después saldrán ellas a la calle. 
La población autóctona de Chukotka –los chukchi y los esquimales– es un pueblo alegre y amante de las fiestas. Todos los inviernos se celebran carreras de trineos de perros y de renos.  En verano, en la orilla del estrecho de Bering se organiza el festival “Beringuia”. En esta fiesta actúan grupos folclóricos de diferentes rincones de Chukotka, maestros artesanos muestran sus artículos, equipos deportivos compiten en diferentes tipos de deporte nacional. 
A finales del verano en Anádyr, la capital de Chukotka, se celebra un festival de folclore de pueblos autóctonos, el “Ergav”. 
También durante el verano se puede tener la posibilidad única de ver cazar ballenas. La población autóctona de Chukotka mantiene especial respeto hacia el medio en el que viven: tras arrastrar la ballena muerta a tierra firme, obligatoriamente ha de cortarse un trozo y lanzarlo al mar con la esperanza de que la ballena nazca de nuevo y regrese con la gente. 
Los misterios de la antigua Chukotka
En el sureste de Chukotka, en la isla Yttygran, está situada uno de los monumentos más enigmáticos de la cultura ártica: el paseo de las ballenas. En esta isla, donde nadie ha vivido nunca, a lo largo de aproximadamente 500 metros se extienden dos hileras de costillas y cráneos de ballenas boreales gigantes hundidas en la tierra. La altura de las costillas alcanza casi cinco metros.
La isla de Wrangel
En el territorio del distrito autónomo de Chukotka se encuentra la auténtica perla del Ártico: la reserva natural de la isla de Wrangel, que aún hoy recibe el nombre de “maternidad” de los osos blancos. Debido a su biodiversidad, la isla de Wrangel no tiene parangón con los demás territorios isleños del Ártico, superando en este aspecto a todo el archipiélago Ártico Canadiense.
 Sorprende que los huesos se trajeran a propósito hasta aquí. Desde el paseo parte un “camino” empedrado que conduce a una plazoleta con forma de un anillo de piedras, en cuyo centro hay un antiguo hogar con ceniza. Los científicos calificaron este lugar de santuario de los antiguos esquimales. 
Sorprende que los esquimales contemporáneos, quienes tratan con mucho cuidado y respeto las tumbas y los restos de las moradas de sus antepasados, no sepan nada sobre el significado de estas columnas; el paseo de las ballenas no aparece en modo alguno en las leyendas de transmisión oral de este pueblo. 
Hasta nuestros días ha llegado otro monumento interesante de los antiguos esquimales: los petroglifos de Pegtymel. Este monumento está formado por unos dibujos acuñados en las rocas a 20-30 metros de altura. Los dibujos tienen cerca de 2.000 años. 
En ellos están representadas escenas de caza de los antiguos, así como unas extrañas criaturas antropomorfas con cabeza en forma de seta. A fecha de hoy, los científicos siguen discutiendo qué es lo que quisieron representar los antiguos esquimales. Algunos lo comparan con las imágenes de los antiguos mayas y las relacionan con el uso de setas alucinógenas. Pero otros ven el origen de estas representaciones en el contacto de los antiguos esquimales con civilizaciones extraterrestres. 
Cómollegar:
Desde Moscú hasta la ciudad de Anádir, la capital de Chukotka, solo se puede llegar en avión. Los desplazamientos por Chukotka se ven dificultados por la ausencia de carreteras, por eso se puede ir de una población a otra en avión o en helicóptero. En verano es posible moverse entre aldeas por mar.
Para todas las poblaciones de Chukotka se necesitan autorizaciones especiales del Servicio Federal de Seguridad. Esto se debe a la proximidad de la frontera ruso-estadounidense.
Autores: Reshetova
Andrei Stepano 



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