jueves, 16 de enero de 2020

Desarraigando dogmas

No son combustibles fósiles

El gas natural y el petróleo pueden considerarse inagotables
Durante largos períodos de tiempo, millones de años transcurridos, mucho antes de la aparición de la especie humana, en la superficie terrestre había numerosas surgencias de hidrocarburos, gaseosos, líquidos y viscosos. Emanaban fluidos hidrocarbonosos en las fumarolas y volcanes de barro a los que se agregaban los escapes de gases de las erupciones volcánicas y de las emisiones submarinas hipertermales. 
Los fluidos salen cuando la presión ejercida sobre la roca sello (la roca superpuesta, que está por encima) es mayor que el peso de la msima.
En otras palabras, no hay roca que pueda mantener un líquido que sale con una presión mayor que la ejercida por el peso de la sobrecarga.  

Una roca sello dará lugar a una concentración de los fluidos por debajo de ella, pero con el tiempo esta concentración llegará a ejercer una presión ascendente mayor que el peso de las capas rocosas que se les sobrepone.
En ese momento se restablecerá el flujo ascendente a un valor igual a la velocidad de flujo en la fuente de profundidad.
Todos los datos disponibles tienden a mostrar que la teoría del origen “fósil” es, por lo menos, insatisfactoria. 

Aquí estamos hablando de una fuente muy profunda (tal vez de cientos de kilómetros, en el manto terrestre) y por lo tanto estamos considerando volúmenes muy grandes, algo así como el 5 al 10% del volumen de TODO el manto. 
Los hidrocarburos abióticos
De acuerdo a la visión de varios geólogos petroleros rusos y ucranianos y del astrofísico Thomas Gold, el petróleo y el gas resultan de la desgasificación geológica del planeta que comenzó por lo menos hace 3,000 millones de años y continúa en la actualidad.
Los volúmenes de petróleo y gas existentes constituirían un porcentaje muy elevado de la masa del planeta, con cantidades muchísimo mayores a las estimadas actualmente (tal vez cientos o miles de veces mayores). En otras palabras, a todos los efectos de nuestra arrogante civilización humana, las existencias de petróleo y gas serían inagotables.
Esto quiere decir que el gas y el petróleo no se van a acabar (por lo menos en los próximos miles de años) y que las principales limitantes para las sociedades humanas podrían ser la dificultad de acceso a los yacimientos y sus potenciales impactos ambientales en la atmósfera, pero no el agotamiento de las “reservas”. Estos impactos incluirían el aumento del dióxido de carbono (que podría dar lugar a un posible efecto invernadero, cosa que aún no está probada) y la disminución del porcentaje de oxígeno contenido en el aire (hecho mucho más grave aunque sus efectos no parecen inminentes).
Otra consecuencia de la teoría es que pueden existir acumulaciones o emanaciones petroleras y gasíferas en TODA la superficie del planeta. Por supuesto que hay zonas donde la presencia de fracturas y trampas estructurales permiten o permitieron la acumulación de grandes volúmenes de hidrocarburos y allí se encuentran los yacimientos más grandes y accesibles. Sin embargo, es dable esperar la surgencia de hidrocarburos en TODAS las zonas fracturadas de la corteza, especialmente en la periferia de las regiones montañosas, en las zonas de fallas, en los bordes continentales, y por supuesto en todas las cuencas sedimentarias que permitieron el entrampamiento de los hidrocarburos ascendentes (por ejemplo, en las cuencas del Golfo en el Medio Oriente) hay existencias o posibilidades de yacimientos o emanaciones de hidrocarburos, petróleo (líquido) y sobre todo gas natural.

De todas maneras hay que aclarar que hay efectivamente tres principales limitaciones para el crecimiento incontrolado de la producción y consumo de los hidrocarburos. 
Ellas son las siguientes:
1) A medida que se exploten las reservas fácilmente accesibles habrá limitaciones económicas y tecnológicas para acceder a aquellas que no lo sean.
2) La tecnología puede cambiar haciendo menos necesario la utilización tecnológica y económica de los hidrocarburos y
3) A medida que aumenta el CO2 en la atmósfera (cosa que no sería un problema mayor) disminuye el contenido en oxígeno que al cabo de muchos siglos (tal vez milenios) puede significar un grave problema para los humanos que dependemos 100% del oxígeno para respirar.


Este tema fue desarrollado en profundidad en los siguientes libros:

- ¿Inagotables? Petróleo y Gas Natural; Danilo Antón, Piriguazú Ediciones, Montevideo, 2006.
-  Geografía y geopolítica del petróleo y el gas natural, Danilo Antón, Piriguazu Ediciones, 2017
- Tierras de pocas lluvias y mucha sangre, Danilo Antón, Piriguazù Ediciones, 2016 (D)









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