martes, 27 de noviembre de 2018


La Sierra de Amerrique

Las montañas de Amerrique, también llamadas Amerique o Amerrisque, están situadas en la zona que se extiende desde el lago de Nicaragua hasta las tierras bajas que bordean las costas del Mar Caribe, en el actual departamento de Chontales.
Si bien Amerrique o Amerrisque son nombres muy conocidos por los pobladores locales, estas designaciones no aparecen en la mayoría de los mapas. Los cartógrafos y geógrafos  han preferido identificarla como Cordillera Chontaleña o Sierra de Chontales.
De todos modos, hay algunos mapas regionales o de Nicaragua donde se  usa el nombre Amerrique con ligeras variantes. El Atlas Rand McNally del Mundo de 1973 utiliza el nombre Sierra de Amerrique, el diccionario francés Larousse de 1982,  en su sección de América Central, la llama Sierra de Amerrique, el Atlas de la Encyclopaedia  Britannica, Sierra of Amerrique, la edición de 1997 de las misma enciclopedia Amerrique Mts y los mapas de Nicaragua de edición Nicarao, Sierra de Amerrique.
A pesar que las palabras Amerrique o Amerrisque han sido dejadas de lado en textos y tratdos, ellas permanecen vivas en el lenguaje y las referencias locales. La palabra Amerrique es usada habitualmente en la ciudad de Juigalpa para nombrar la cordillera cercana, hay muchos negocios como farmacias o carnicerías que se llaman Amerrique e incluso un autobús local ha sido denominado Amerrisquito.

¿Cual fue el origen del nombre?
El nombre "amerrique" se relaciona con un pueblo antiguo que vivió en la cordillera antes de la invasión europea.  A veces se les identifica como matagalpas o chontales. De acuerdo a algunos autores su lenguaje era cercano al lenca, idioma hablado en Honduras hasta tiempos muy recientes, tal como lo demuestra una numerosa toponimia con terminaciones similares. También xisten indicaciones que lencas y matagalpas estaban relacionados con los pueblos mayas. Los sufijos ik e ique quieren decir “viento” en muchas lenguas mayas  De acuerdo a Alfonso Valle Candia, Amerrique significaría “Tierra de muchos vientos”.
Además de estas afinidades lingüísticas, hay lazos arqueológicos bien establecidos. Los ídolos de piedra encontrados en la Cordillera Amerrique, que en la actualidad se exhiben en  el Museo de Juigalpa, en Nicaragua, muestran analogías claras con estatuas de Guatemala o Yucatán.
Amerisco en el mar
También se hallan nombres semejantes en la costa del Caribe a lo largo de las playas que se extienden desde Bluefields a San Juan del Norte. La zona al sur de Monkey  Point, cerca de la desembocadura del Río Maíz o Corn River, es conocida como Amerrisco y hay referencias acerca de un sitio próximo a San Juan del Norte cuyo nombre es América. Todos estos elementos indican que, en tiempos antiguos, esta región de Nicaragua, desde el mar Caribe al Lago de Nicaragua, se llamaba en verdad Amerrique, Amerrisque, Amerisco o incluso, América.
Casualmente (o no tan casualmente) esta región había sido visitada por Vicente Yáñez Pinzón, Juan Díaz de Solís, Pedro de Ledesma, Albérico Vespucci y el propio Cristóbal Colón, desde 1497 a 1503, varios años antes de 1507 fecha en que el nombre del continente apareció por primera  vez registrado en un documento europeo.
Inspiración auténtica
Por mucho tiempo mucha gente creyó que el nombre América era un tributo a “Américo Vespucci, un geógrafo florentino que participó en varios viajes de exploración alrededor del año 1500.  Algunos investigadores del siglo XIX, demostraron que, en el momento del “bautismo” del continente, el nombre usual de Vespucci  no era Américo, ni Amerigo (su ortografía italiana), sino Albérico, y que fue probablemente el propio Vespucci quien cambió su nomobre alrededor de 1506 o 1507 para adaptarlo a la denominación novel de las tierras recientemente “descubiertas”.
Por siglos, la mayoría de los autores, probablemente sin saberlo, han argumentado que la palabra “América”, ala igual que los invasores, también había venido desde el otro lado del Océano.
Nosotros pensamos que no fue así. Creemos que quien inspiró el nombre del continente no fue el Sr. Vespucci, más allá de todos sus méritos, sino el hermoso y rico país de los amerriques, tierra de mantañas, de bosques, de oro y de ídolos.
Nuestra jornada comenzará en el elevado corazón de la Sierra, cerca de Juigalpa, y se desarrollará a través de los valles, ríos y lagos, hasta las playas y lagunas del mar Caribe, y más allá.
Los invito  acompañarme en este viaje de aprendizaje y redención.
Reproducido de la Introducción al libro "La mentira del milenio" a ser reedotado con el título "Los misterios de Amerrique".
Ilustración de María Esther Francia

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