lunes, 19 de noviembre de 2018

Capítulo 17
La economía ecológica: la visión entrópica
Todo necio confunde valor y precio.  
Antonio Machado

La visión económica ortodoxa tiende a ignorar el carácter limitado de los recursos naturales y la vulnerabilidad del ambiente. 
Cada vez que se extrae una substancia, material u organismo de la naturaleza quedan huellas de algún tipo en los sistemas naturales: huecos de canteras y minas, napas desecadas, paisajes deforestados, numerosas especies eliminadas. Muchos de estos cambios tienen carácter irreversible. Los minerales extraídos, los suelos de bosques erosionados, los acuíferos secos, las especies extinguidas, a menudo desaparecen para siempre. 
Al mismo tiempo, los elementos de la naturaleza que son utilizados en volúmenes y números crecientes por los procesos industriales son transformados en productos y residuos. Los productos son usados o consumidos, generando a su vez más residuos. Al fin de cuenta, todos los recursos naturales se convierten en residuos. 
Según los modelos de los economistas industrialistas, parecería que estos residuos que se vierten en el ambiente se reciclaran de alguna manera para volver a aparecer en la cadena productiva como recursos naturales. 
En los hechos, esto ocurre naturalmente, aunque en forma parcial, gracias a la acción transformadora de la radiación solar. Artificialmente el reciclado es posible sólo en algunos casos, a través de la utilización de una tecnología adecuada y un cierto consumo de energía. En otros, esta reconstitución resulta poco factible o impracticable, ya sea debido a los costos elevados, o a la mera imposibilidad física o tecnológica. De un modo u otro, una porción creciente y acumulativa de los recursos-residuos permanece en el ambiente indefinidamente como materia degradada. 
Este fenómeno de la irreversibilidad final de los procesos industriales fue ignorado durante mucho tiempo por políticos y economistas. El resultado visible de esta indiferencia ha sido una creciente dilapidación de los “recursos naturales” y el deterioro de los sistemas ecológicos del planeta. 
Ya desde la primera mitad del siglo XX aparecieron pensadores que pusieron en tela de juicio los principios y bases físicas de la economía industrial. Los escritos y afirmaciones de estos autores fueron ignorados, e incluso ridiculizados. Sin embargo, a medida que han transcurrido las décadas, se ha vuelto más evidente que la economía ortodoxa es incorrecta. Frente a las pruebas acumuladas, una nueva visión ha comenzado a desarrollarse: la economía ecológica. 
A pesar de lo irrefutable de su posición, los economistas ecológicos son todavía una ínfima minoría y no han logrado ocupar posiciones de poder en los sistemas económicos globales o nacionales. 
De todas maneras, es en este nuevo enfoque que se encuentran las semillas de una nueva forma de ver el mundo natural y de imaginar el papel que pueden jugar las sociedades en su propia preservación o destrucción.  (continúa)
Del libro "Sequía en un mundo de agua",  D.Antón, Piriguazú Ediciones

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